Fátima Serrano Borge. Portavoz del Grupo Municipal Socialista en el Ayuntamiento de Ciudad Real.- En Derecho, la propiedad es el poder directo e inmediato sobre un objeto o bien, por la que se atribuye a su titular la capacidad de disponer del mismo. No hemos de conocer leyes para asumir desde la más tierna infancia que lo mío es mío y lo de los otros, si no se tienen escrúpulos, también. Ejemplos cientos y en los últimos tiempos, miles, sin que sea necesario señalar, porque todos ellos los tenemos vívidos, mal que algunos medios de comunicación se estén empeñando en que se nos olviden.
Suele ser habitual escuchar a los padres de los niños pequeños repetir como un mantra “hay que repartir, los niños se dejan las cosas”, mientras que los muchachos y muchachas se aferran al juguetillo de turno contradiciendo lo que afirman sus progenitores.
Con los años, es cierto que por narices tienes que aprender a compartir o, al menos, simular que no eres una persona egocéntrica y acaparadora, incapaz de vivir con los demás, aunque el fingimiento aguanta pocos asaltos; los hechos suelen hablar por sí solos.
Y esto a veces se complica porque la vida te rodea de herramientas que contribuyen a exacerbar el sentido de posesión y entre ellas la más esencial es tener un puesto de poder y mando.
De todo ello sabe mucho Rosa Romero. Lleva muchos años alojada en ellos y por tanto está en ese punto en el que hace de su capa un sayo. Pero además sin intentar disimularlo, lo que hace temer que el problema sea profundo.
La última acción unilateral de nuestra Sra. Alcaldesa ha tenido lugar con la pseudoinauguración de los jardines y losetas del Prado. En ella como bien han reflejado los medios no estaba la oposición y ante la pregunta de por qué esto era así, ella contestaba con desahogo que porque no se habían cursado invitaciones a nadie.
Huelga decir el altísimo nivel de telepatía que tiene nuestra alcaldesa con pandorgos, reinas y damas, concejales de su grupo y amigos varios, porque sin haber sido invitados coincidieron todos en el mismo sitio y a la misma hora, como dice la canción.
Pero además habla de invitación como si lo que estuviera inaugurando fuera el patio de juegos de sus hijos y lo estuviera haciendo con los más allegados.
Por aquello de llevar mucho tiempo en el poder y por lo del sentido de propiedad, se le olvida a Rosa Romero que ni el ayuntamiento, ni el Prado, ni las obras, ni los juegos, ni los pandorgos, ni las damas son suyos (por no ser no es de ella ni el dinero que le ha sido cedido por la Diputación). Ella representa al ayuntamiento y mientras que no se demuestre lo contrario, éste está regido por una corporación municipal integrada por 25 concejales de tres formaciones políticas y los 25 concejales no tienen que estar invitados por ella para poder asistir a actos municipales. Eso es un error. Pero además es que todos los concejales tienen el derecho a estar debidamente informados y ella la obligación de ocuparse de que sea así.
En lo que a mí respecta tengo muy claro que represento a las 12.419 personas que nos votaron y, por tanto, cuando un acto municipal se hace de tapadillo, con premeditación y alevosía y sin que sea conocido por la oposición, el “feo” no se me hace solo a mí, ni a mis compañeros y compañeras, sino que a quienes está ninguneando la Sra. Alcaldesa es a todos esos vecinos y vecinas de la ciudad y sería bueno que siempre lo tuviera presente.
Hay que compartir, Sra. Alcaldesa, hay que compartir, que usted ya tiene edad para saberlo y practicarlo, aunque sea fingiendo. Su cargo así se lo impone.
Vuelve usted a llevar razón.
Pero vuelve usted a olvidar la de veces que, desde la Junta o la Diputación se han hecho estos feos.
Si es que está muy bien criticar lo criticable, que de hecho lo es. Pero, no se olvide de las hemerotecas, que están llenas de feos por parte de Bono y Barreda a esta ciudad que usted tanto quiere.
Aún así, suscribo lo que dice