La suma de los aeródromos privados de la provincia de Ciudad Real en un número de siete unidades, la coloca según AENA en un privilegiado lugar del escalafón patrio. Con siete piezas siete, desperdigadas por el territorio provincial, componen un extraño mosaico de la prosperidad aparente y de los excesos evidentes. Desde El Castaño a La Perdiz, que así se llaman las infraestructuras referidas, dan cuenta de las cicatrices incruentas del boom financiero inmobiliario. Y ahí quedan, sangrando o sin sangrar, dispuestas sobre hondonadas umbrías y sobre tablas rasas de tierra abertal, como la firma sin rúbrica de un magnate potentado sobre sus territorios y posesiones. Como la firma y la rúbrica de cierto retorno liberal, a la sociedad estamental sin derechos y sin garantías. Y sin ciudadanos.
Puede que las becas de estudios se reduzcan o puede que desaparezcan en el límite wertiano que tiende a cero; puede que las unidades de Educación Rural se extingan en las claves del consejero Marcial Marín; puede que se supriman unidades de transporte ferroviario y se clausuren líneas no rentables; puede que se cierren Centros Culturales por falta de presupuesto; y hasta puede que se cierren Consultorios Locales por falta de facultativos. Pero en aeródromos privados, no hay quien nos gane. Todo un lujo. No sé si asiático o kuwaití, pero un pedazo de lujo. Un lujo inconmensurable, en tristes tiempos de escasez, que muestra la senda creciente de la desigualdad no menos creciente y apabullante.
Unos tiempos escasos y estragados que vemos recorridos por innumerables excedentes, como muestra de su misma desproporción, o como muestra de su misma esencia interna, desajustada y entorpecida. O de su mismo desvanecimiento sólido, como dice y llora Muñoz Molina, en su trabajo imprescindible y muy valeroso ‘Todo lo que era sólido’. Y así hay excedentes no sólo de uva cosechada o de vino embotellado. Existen cuentan los excedentes de municipios de poca población. También hay excesos de celebraciones feriales en torno al vino. Igualmente dicen, que hay exceso de pensionistas y jubilados; hasta hay exceso de administraciones superpuestas. Por no hablar de lo evidente, ya que existen excesos de metros cuadrados de suelo industrial disponible y urbanizado en la provincia, hasta totalizar los 3,6 millones de metros. Igualmente, como no, excesos de viviendas cerradas y/o abandonadas en su promoción hasta totalizar las 20.000 unidades provinciales. Y todos esos excedentes, que consumieron recursos múltiples, humanos, financieros y medioambientales, tienen un valor contable privado que ha detraído riqueza a la productividad colectiva y, no digamos nada, lo que ha hurtado a la solidaridad social.
Pero también todo exceso encubre una injusticia y vocea una desproporción. Y aún más, todo exceso muestra la musculatura de un despilfarro descomunal y aún señala una rapiña en otras direcciones. Que esa es una de las designaciones de la voz ‘exceso’ en el DRAE. “Propasarse; ir más allá de lo lícito y de lo razonable”. Y por eso, por esos excedentes soberbios y aún faraónicos, tenemos excedentes laborales: esto es, el trabajador que no ocupa su puesto de trabajo y lo hace a tiempo parcial. Igualmente tenemos excesos de endeudamiento familiar, pagando un préstamo superior al valor del bien adquirido en plena burbuja a un precio excesivo puesto por el prestador. Tenemos un excedente de morosidad por impago de esos mismos préstamos, no menos excesivos en sus claúsulas. Contamos con un excedente terrible de paro, por los excesos productivos de una economía desajustada y no menos excesiva. Una economía excesiva donde crece el número de excedentes, igual que lo hacen el número de aeródromos privados.
Misterios de la igualdad imposible, por mucho que aireen la impasible marca España.
Periferia sentimental
José Rivero
Rivero, hago un corta y pega del comentario que le he hecho a Romera, porque no puedo elegir entre papá y mamá, o entre papá y papá, que a vosotros eso no os molesta.
«Uffff, los pelos como escarpias. Menuda disección del panorama provincial. De nuevo he tenido que leerlo dos veces, porque tu texto es como esos “sabrosísimos” cocidos de sábado a fuego lento. Tanta intensidad me ha dejado abrumado el paladar político y tendré “paluegos” durante varios días.
De verdad, Rivero, que lo tuyo no es de periódico local digital. Lo tuyo ya es para Le Monde. Eusebio y Santos deben estar temblando con que aparezca algún oteador y te fiche para “Madrís”.
Me rindo a tu teclado, como lo hago con Romera. Miel de la Alcarria entre tanta alfalfa para conejos.
Por favor, sigue con la Periferia Sentimental, que falta nos hacen estos revulsivos que nos dan una foto meridianamente exacta de lo que somos, de lo que nos hacen ser y de lo que no nos dejan ser.»
GRACIAS!
Gracias Blisterr. Me encuentro muy a gusto en esta casa de Miciudadreal, que en parte es la tuya. Nada que temer por OPAS histiles de medios poderosos y muy publicitados.
No escribo por gloria ni por ecos afamados. Sigo la máxima que he oído a Martínez Sarrión, y que proviene del poeta Brines: Lectores, pocos pero los mejores. como vos mismo.
Pues a mí su estilo se me hace recargado, pesado, soporífero y sobre todo repipi y presuntuoso. Hay que ir más al grano y no perderse en jeroglíficos mentales.
Colega escritor, un apunte. Cuando queremos decir «incluso» ponemos «aun» sin tilde. Cuando «aún» va con tilde, significa «todavía».
De nada.
Gracias, pero creo que aquí caben las dos:incluso mas o incluso más. Porlo que caben las dos opciones.
Fuí testigo hace ya unos cuarenta años de la, creo primera pista de aterrizaje privada de la provincia, con ocasión de una valoración que estaba haciendo de la finca en la que se estaba construyendo. Como el money sobraba, hecha la primera…como no tenía la longitud suficiente, no hubo ningún «poblema» en hacer otra más larga unos metros a la derecha. Una patente de una pequeña pieza de automóvil…generó todo un imperio.
Los propietarios…nunca salieron en revistas, ni en diarios. Sí los encontré en algún ranking de esos en los que los que están «podríos» de…papel de curso legal, o casi.