Almodóvar del Campo, las calles y lugares más relacionados con la vida en la localidad de su hijo ilustre el santo doctor Juan de Ávila, venían a poner el broche dorado en la tarde noche del pasado viernes a las jornadas que, sobre su persona y su obra, tuvieron lugar durante los dos últimos días lectivos de la semana en el aula magna de la Facultad de Letras de Ciudad Real. Organizadas por la delegación diocesana de Pastoral Universitaria y el patrocinio de la UCLM, Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha y Ayuntamiento capitalino, con la colaboración del Instituto Diocesano de Teología y el Instituto de Estudios Manchegos.
Numerosos fueron los eruditos y estudiosos en la materia que se irían sucediendo ante el público que, durante esas dos jornadas, se dio cita para conocer la importante aportación de estos expertos y, en su caso, poder intercambiar impresiones. Para saborear de la mejor manera lo abordado, las jornadas se cerraban en la villa que vio nacer a este trigésimo cuarto doctor de la Iglesia universal. Se desplazaron en sendos autobuses alrededor de un centenar de personas, entre participantes a uno y otro lado de la mesa de exposiciones. Una forma muy satisfactoria de circunscribir las palabras en los lugares donde el santo las empezó a hacer realidad, una vez recibida tan especial gracia de Dios para su misión en la tierra y con sus semejantes.
Entre lugar jubilar visitado y lugar por visitar, dos de las personas que participaron en estar jornadas tuvieron tiempo de atender muy amablemente a los medios. Tal fue el caso de María Jesús Fernández Cordero, profesora en la Universidad Pontificia de Comillas, en cuya facultad de Teología da clases de Historia de la Iglesia. Participante en la mesa redonda que abordaba nuevos retos y prospectivas en torno a su vida y enseñanzas, esta docente que sustituía a la postuladora Encarnación González, supo despertar el interés de quienes la escucharon en torno a “cuantas cuestiones están aún pendientes de investigar sobre san Juan de Ávila”.
En un intenso año en el que se ha abordado la doctrina, escritos y pensamientos del santo doctor, cuando bien pareciera que se había alcanzado el hito de conocimiento sobre el santo, lo cierto es que Fernández Cordero avanzó aspectos “de lo que estoy descubriendo sobre él, las lagunas, los asuntos menos trabajados, algunas cosas que se afirman como intuiciones pero que realmente hace falta profundizar en ellas, monografías o estudios científicos”. Todo muy apetecible de exponer en un ámbito universitario como este foro en la UCLM pues, como reconoció, “la intención ha sido abrir pistas para invitar verdaderamente a la gente a adentrarse en este terreno del que quedan muchos y muy interesantes temas pendientes”.
Solicitada a dar algún avance en este sentido, la profesora respondió solícitamente una vez acababa de asistir al contenido de la exposición monográfica que hay en el Centro Cultural ‘Casa de la Marquesa’. Así, empezó, “quedan muchos aspectos de índole secular. Hasta ahora se ha enfocado mucho, y bien, hacia la formación sacerdotal pero hay muchas otras partes de su apostolado, los que tocan más la secularidad y que están muy desatendidos”. Por ejemplo, así como se habla mucho de la escuela sacerdotal “no se habla tanto del discipulado femenino de san Juan de Ávila o del protagonismo de las mujeres en la difusión de la espiritualidad avilista”.
Otro motivo en el que se ha de profundizar, dijo la profesora universitaria, es que “se habla de Juan de Ávila como reformador de la Iglesia, que lo fue, pero se habla menos de sus ideas como reformador social, que también lo es”. O de la existencia de un grupo de unos 30 discípulos que ingresan en la Compañía de Jesús y que nunca han sido estudiado como tal formación en torno al santo doctor, siendo de interés qué les caracterizó o qué les unió, “porque de alguna manera son hijos de Ávila, más que de la propia compañía de san Ignacio”, en palabras de María Jesús Fernández.
También hizo hincapié en la necesidad de valorar aspectos de su teología que se afirman ya en la doctrina de san Pablo o el tomismo, así como su relación con las corrientes espirituales del siglo XVI y, curiosamente, “su relación, que también existe, con los primeros focos luteranos”. Porque como apunta esta investigadora, san Juan de Ávila fue también “un escritor leído por esos primeros luteranos que luego desaparecerían del ámbito de la Península”. Con todo, el santo nacido en tierra en Almodóvar del Campo se pueden captar ejemplos de contenidos relacionados con vías ecuménicas, e incluso, interconfesionales.
“Hay muchos aspectos todavía por explorar. No sé si todos ellos son posibles de abarcar, al menos ahora, pero son interrogantes que se van alzando con la idea de suscitar su estudio en un ámbito de una universidad como la de Castilla-La Mancha y fomentar, así, esa inquietud investigadora”, en la palabras de la docente de la Universidad Pontificia de Comillas.
De ahí que, como apostillara Inmaculada Florido Fernández, adjunta a la Oficina para las Causas de los Santos de la Conferencia Episcopal Española, “el doctorado no puede acabar con el año jubilar”. Añadiendo que “este evento nos está ayudando como una oportunidad para acercarnos y conocerlo al santo doctor y, gracias a ello, para acercarnos a Jesucristo. San Juan de Ávila es el mediador y el que nos va abriendo las puertas pero de él nos queda mucho por conocer, mucho por experimentar, mucho por vivir desde sus vivencias y sus enseñanzas y, sobre todo, desde lo que es el camino de encuentro con el Señor, de seguimiento, de lo que es vivir el amor como experiencia de amor, de sentirnos amados, de amar y de proyectar ese amor hacia los otros. De amar a Dios en nosotros, de experimentar el amor de Dios en los otros y de nosotros en ellos”.
Florido expresó que san Juan de Ávila estaba convencido de todo ello y de que todos los seres humanos, “podemos orar porque todos estamos llamados a la oración, todos somos hijos amados y todos tenemos la capacidad de amar y, en definitiva, para ser felices porque “para eso hemos sido creados”.
La experiencia jubilar de los participante en el foro fue intensamente vivida a pesar de la premura de tiempo. La adjunta a la Oficina para las Causas de los Santos ya era la tercera ocasión en que la podía vivir y, a pesar de las veces previas, “la verdad es que para mi es una experiencia preciosa que hay que gozar”.
María Jesús Fernández, por su parte, era nueva en esta lid pero confesaba haber quedad encantada “con el planteamiento, porque desde el principio hay algo que te invita a hacer una visita en la que te involucras y en la que vas preguntando por tu propia vocación, con la idea de despertar esa búsqueda, de despertar la escucha, de despertar la renovación de la vocación y de invitar al seguimiento”. No en vano, añadía la profesora universitaria, “todo esto se hace en un lugar donde tienes la constancia de que alguien se ha encontrado con Dios con esa profundidad te invita y que te llama a ello”.
Por lo cual, añadía, “creo que es un enfoque muy bonito esta manera de encarnarlo, que no sea algo que pasa como fuera de uno y lo ve turísticamente”. Y apostillaba, “yo creo que Juan de Ávila estaría muy contento”.
A modo de conclusión, Inmaculada Florido resaltaba que “hemos venido a Almodóvar en el entorno y contexto de un grupo de unas jornadas universitarias organizadas por la Pastoral Universitaria de Ciudad Real, con algo más de cien personas, pero han participado durante estos dos días más de 150 personas que han reflexionado, pensado y dejándose interpelar porque la invitación pretendía pararnos en los retos del santo doctor, por lo que proyectarlo y vivirlo en este contexto también ha tenido un sabor especial”.
Antes de participar en la misa del peregrino que vespertinamente presidía dicho viernes el obispo-prior Antonio Algora, la Hermandad de los Santos de Almodóvar del Campo quiso obsequiar a estas dos investigadoras con sendos ejemplares del libro editado en la parroquia sobre los dichos de amor emanados por el otro santo nacido en la localidad, san Juan Bautista de la Concepción.