Fermín Gassol Peco.- Perdonen si estas líneas resultan algo primarias, poco elaboradas intelectualmente o demasiado simplistas, pero la situación por la que estamos atravesando creo que no incita a reflexiones demasiado filosóficas; y es que el hecho de no tener lo necesario para vivir lo haría parecer algo tan ridículo como moralmente indecoroso.
A las democracias podríamos compararlas como inmensos pasteles que resultan ser muy atractivos para la inmensa mayoría de los ciudadanos, unos dulces tan agradables y apetitosos…como sumamente delicados; unas tartas que además no presentan siempre el mismo aspecto y textura, el mismo nivel de acabado, sabor, consolidación, ¿ingredientes? y arraigo. La calidad de una determinada democracia tiene mucho que ver y está identificada con la cultura, la seriedad y la honradez del pueblo en el que está instaurada; de la honradez de quienes ejercen los poderes públicos y de la cultura de los votantes a la hora de discernir lo que es humo cegador y fruto que alimenta y asienta a esa democracia; de la seriedad en el comportamiento, tanto público como privado.
Porque como todo aquello que posee un gran valor en esta vida, la democracia también está sometida a los ataques de los desaprensivos que quieren abusar de sus atributos, sobre todo del sagrado atributo de la libertad. El ataque puede venir de fuera, aunque en nuestro país ese riesgo ya ha pasado. El ataque por tanto más peligroso es el que se puede fraguar desde su interior a base de desvirtuarla, y “la bacteria” responsable de esa alteración se llama corrupción. La corrupción provoca que las cosas, los organismos en los que actúa se vean alterados en su composición inicial y en la finalidad para los que fueron creados, modificando el equilibrio que les proporciona su razón de ser.
Cuando un gobierno, cuando los poderes públicos exigen a la ciudadanía un sacrificio económico para salir del atolladero, tres son los extremos que ha de contemplar. El primero pasa por analizar las causas que han llevado a nuestra economía a tal situación, el segundo el grado de responsabilidad que ha tenido cada uno en este despropósito y tercero el propósito de enmienda de todos, de los que gobiernan y de los gobernados. Porque pedir sacrificios a los contribuyentes para que el dinero vaya después a satisfacer las exigencias de unas minorías a las que mantener calladas a base de euros, dándoles prioridad sobre las que son más necesarias por básicas, como es aligerar la angustia de tantas familias que tienen a todos su miembros en el paro…cuando se conocen obras suntuosas e innecesarias para satisfacer el ego de quien habita la estancia, o se distraen cantidades ingentes de dinero público…muy malo y peligroso es el ejemplo que está dando quien debiera ir por delante en sensata austeridad.
Cuando nacen movimientos sociales con propuestas, algunas discutibles pero con otras sin embargo que pueden ser suscritas por cualquier persona honrada y sensata es porque en el fondo la situación y los frutos de este sistema no resultan ser lo suficientemente buenos. ¿La culpa? Desde luego que del sistema democrático no puede ser. Luego entonces, ¿No será que la democracia para ser más real y profunda habrá de ser más moral? Es decir…nosotros mismos.
Democracia y corrupción deberían ser un oxímoron. El problema es que hay demasiados políticos que no entienden el significado de esa palabra tan «rara».
Si España fuera estricta con ese tema e Internet tuviera todas las contabilidades de todas las administraciones a la vista de los ciudadanos, otro gallo cantaría. Aquì, los demócratas nos indignamos si se equivocan en la cuenta del Mercadona pero no hacemos nada cuando aparecen los repugnantes casos de corrupción que hemos tenido desde 1978.
No nos damos cuenta de que la corrupción vive de nuestro IVA, IRPF, IBI etc etc.
Por poner un ejemplo local, nuestro ayuntamiento está suspendido en transparencia y les da igual. NADIE sabe cómo se gasta nuestro dinero Rosa Romero. Pero en la Diputación pasa igual y en la Junta también.
Por lo tanto, si no hay que dar explicaciones, si se pide por parte de Cospedal el cierre de la Auditoría de Cuentas de CLM, el caldo de cultivo de la corrupción está servido,
Sí.
Deberia ser Democracia o Corrupción. Si se produce la copulativa, mal vamos.
Lúcido matiz el suyo, D. José.
Efectivamente, me canso de oir en todas partes lo harta que está la gente de la corrupción, de casi todos los políticos (siempre hay alguna excepción), de la subida de impuestos y de que hay menos recogida de basura, de los sueldazos de los políticos, de, de y de… pero cuando les dices cosas que pueden hacer para evitar esto como quejarse a las administraciones, escribir artículos, preguntar en los plenos (si no trabajan por la mañana…) enseguida te contestan: ¿Y de que sirve si van a seguir haciendo lo que quieren…?
Triste, muy triste
Una de las frases que más detesto:»Es lo que hay». Significa que el espíritu revolucionario mental no existe. Es la pastueña entrega a la injusticia