J. Carlos Sanz.- Felipe Redondo encontró un orificio de esperanza cuando contactó con los miembros de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) de Puertollano. Sumido en el pozo del pesimismo no encontraba la forma de seguir haciendo frente al pago de su hipoteca y gracias al apoyo mostrado por la PAH ha dado un paso decisivo para tratar de solventar dignamente su situación de vida.
Esta mañana, en la sucursal de Bankia situada en la Plaza de la Constitución, y arropado por una decena de compañeros de la PAH solicitaba la dación en pago y alquiler social de su vivienda tras desestimar la propuesta de reestructuración hipotecaria que previamente la entidad bancaria le había concedido.
No es que Felipe quiera desentenderse de sus obligaciones de pago; sencillamente no dispone de suficientes recursos económicos para atender sus necesidades. Aquejado de una discapacidad psicofísica del 43%, separado y en paro a causa de un ERE en el Centro Especial de Empleo donde trabajaba, sólo percibe una modesta pensión con la que ha de pagar la manutención mensual de sus hijas, gastos de luz, agua, comida y una cuantía hipotecaria que supera los 510 euros.
Atosigado por lo anterior, Felipe se ha visto obligado a renegociar con Bankia las condiciones de su hipoteca. Asegura que la entidad bancaria le propone una reestructuración temporal, una moratoria de meses que al afectado no le soluciona de raíz su problemática. Bankia le ofrece una rebaja transitoria de su cuantía hipotecaria y transcurridos unos meses volver a abonar la cantidad inicial. “Es pan para hoy y hambre para mañana” lamenta Felipe a quien la sombra de una próxima orden ejecutoria de embargo de vivienda le persigue. Por ello, solicita de “buena fe” la dación en pago y alquiler social a un banco “rescatado con dinero público y que debe estar adherido a un código de buenas prácticas”.
Felipe confía en que Bankia atienda su petición y le conceda un alquiler social “para poder seguir viviendo en mi casa aunque ya no sea de mi propiedad”. Considera que los bancos, en al actual tesitura, deben primar la negociación “por encima de echar a la gente de sus viviendas”.
Tras salir de la entidad bancaria, en el rostro de Felipe se percibía un halo de confianza a la espera del pronunciamiento definitivo por parte de Bankia. Enseguida recibía las muestras de afecto de sus compañeros de la PAH. Reconoce que si no fuera por ellos “tendría otros pensamientos y no sé si estaría aquí ahora mismo”.
Entre los afectados por la terrible tragedia social de los desahucios, está fermentando una red de solidaridad y empatía que es digna de ejemplo. Una grandeza humana que abruma.