Que te escuche un político es ya cuestión de suerte. Hablar con tu alcalde es un premio gordo, sea lo que Dios quiera, pares o nones. La alcaldesa de Puertollano, Mayte Fernández, tomó café con un grupo de ciudadanos escogido al azar para compartir sus inquietudes de manera “informal”. Sacaron la pajita más larga en el padrón municipal. Menuda potra. A ellos les ha venido el parto derecho, pero al resto nos ha tocado la china.
El café de la alcaldesa. Tueste natural. Bajo en cafeína y con mucha sacarina. Mientras los dichosos apuran las pastas entre inquietudes informales, las quejas formales se acumulan por la puerta oficial: demandas, denuncias, peticiones de reunión olvidadas ha ya luengos años en el legajo municipal. Hard rock café. Mientras los afortunados echan buen pelo a tiento de cafetera, la participación ciudadana en los plenos sigue descafeinada, presa de reglamentos a la medida del escaqueo. Relaxing cup. Mientras los muy cafeteros son puestos en pinganitos, el resto se pregunta por unas cuentas municipales tan oscuras y frías como un solo con hielo.
Mucho hablar de la libertad de expresión pero ¿qué hay del derecho a la escucha? Razón tiene la alcaldesa, acogida a su derecho a escuchar como y cuando le plazca. Pintoresca iniciativa la de los ciudadanos suertudos, aunque la pregunta es si podrán dormir tras la cafetada. Lástima que no se avisara a la prensa para que calibrara el contenido real de la velada. Todo será perdonado, empero, con un café para todos, y no de puchero. Será tan fácil como gobernar sin aspavientos para el ciudadano y garantizar que la administración cumpla diligentemente con lo que está obligada. Al fin y al cabo, el café siempre se agota, la taza se vacía, y en fondo sólo quedan unos posos de amargura.
La contradicción de una alcaldesa de la que estoy esperando una cita desde hace meses y los de hoy no tendrían nada que preguntar, Tan contradictorio como poner sacarina al café e hincharse a pasteles al mismo tiempo.
Ahora a ver cuando atiende las peticiones formales y por esxrito de ciudadanos, asociaciones y plataformas. Porque todavía esperamos respuesta.
Ya está esta tía en su pitu-cueva. Haciendo otra pitu-cafetera para sus pitu-amigos mientras el pueblo se cae a pedazos. No se caerá la vergüenza de esta mujer?
Populismo que no falte mejor si, como en esta ocasión, va aderezado de pastas y pitanzas varias. Peripatética visión de un ayuntamiento a la deriva, que lava su imagen con esta especie de placebo edulcorado. Mientras hay personas que lleven esperando dos meses audiencia con esta gran amiga de sus amigos.