Los padres de Ana María Fernández Monroy llevan 16 años perdidos en una niebla de pesadilla, la que invadía las calles de Puertollano en la madrugada del 16 de noviembre de 1997. Aquel día su hija fue encontrada muerta, cosida a puñaladas, junto a un contenedor de escombros en el barrio del Carmen. El asesinato de Ana María sigue siendo un tajo en el subconsciente colectivo de la ciudad minera. Jamás se encontraron pruebas concluyentes. Más de tres lustros después, nadie ha pagado por aquel crimen, y la familia sigue atrapada en una ensoñación angustiosa. Impotente ante una investigación deshilvanada y estancada. Indignada ante el manto de silencio que rodea las circunstancias del drama.
Ahora luchan para que el Fiscal no archive el caso, prosigan las investigaciones y se abra juicio oral tras las últimas revelaciones de Diego Vállez, novio de la joven y uno de los principales sospechosos en su momento. Aunque fue puesto en libertad ante la falta de indicios o pruebas consistentes, Diego insiste en su inocencia, y ha desvelado hace unos días, en declaraciones a TVE, que ha solicitado un careo entre los sospechosos y el grupo de personas que estuvieron con Ana María durante la noche del crimen.
El aniversario del asesinato de Ana María Fernández Monroy regresa con una punzada de dolor desesperado. Hace años que los padres de la chica no pueden escapar de la niebla de aquel 16 de noviembre de 1997. Aquella mañana el cuerpo de su hija fue descubierto por unos vecinos que paseaban al perro. Yacía junto a un contenedor de escombros, semidesnuda, sin rastro de sangre. Al parecer, el cuerpo fue lavado en otro lugar tras recibir hasta quince puñadas. El carnet de identidad hallado encima del cadáver subrayaba la única y terrible certeza: la identidad de la víctima, de 28 años de edad. Todo lo demás se disolvió en un laberinto de especulaciones e incertidumbres que, en buena parte, los padres han achacado en los últimos años a una desastrosa investigación.
La policía descartó el móvil sexual después de que la autopsia confirmara que no hubo violación e interrogó al novio de la joven, con quien había discutido días antes de su muerte, y a otros dos jóvenes de etnia gitana con quienes se les vio por última vez. Todo sin resultado. Todos quedaron libertad por falta de pruebas. Cuatro años después, en 2001, Diego fue detenido por el testimonio de un testigo protegido, pero quedó de nuevo en libertad.
José Fernández siempre ha denunciado que el caso sigue como al principio, a pesar de las buenas palabras de los mandos policiales y los representantes políticos. “Siempre hemos pensado que en su día no se hicieron las cosas bien y por eso el criminal está hoy impune, por más que nos duela, y con el consiguiente riesgo que eso supone para el resto de la sociedad y de nuestros vecinos”, apuntaba Fernández el año pasado en declaraciones a la prensa.
Lustros de desesperación e impotencia
“Durante años nos han instado a no perder la confianza ni las esperanzas, que las investigaciones proseguirían y darían frutos, pero hasta ahora no hay nada”, indica Fernández, quien insta a los mandos policiales y a sus responsables políticos a que se pongan en su lugar. «Seguro que si el tema les afectase a ellos como nos afecta a nosotros, jamás hubiera habido tanta incompetencia”.
Desde hace años los padres han insistido en que durante la madrugada del día del crimen una intensa niebla se enseñoreaba de Puertollano, y que el suelo por tanto debería estar humedecido y embarrado. A pesar de todo, Fernández asegura que no se recogió ni una sola huella de personas o vehículos en una escena del crimen violada, además, por numerosos curiosos. También han insistido en que cada comisario que ha llegado a la ciudad industrial ha “tirado para su lado” en unas investigaciones que se antojan, a juicio de los familiares, deslavazadas y descoordinadas.
Un frente para la esperanza: Vállez y los padres solicitan un careo
No obstante, ahora se abre un nuevo frente de esperanza tras las declaraciones realizadas hace unos días por Diego Vállez al programa La Mañana de TVE. Vállez sospecha de una tercera persona a quien su familia ayudó a deshacerse del cuerpo y colocarlo a apenas cincuenta metros de su casa para inculparle. Además, ha asegurado que hace unos meses solicitó un careo entre una decena de personas, incluidos el resto de sospechosos y testigos relacionados entonces con las drogas, que presuntamente estuvieron también con la joven durante la noche del crimen. Asegura que ha acudido en numerosas ocasiones a la policía y los juzgados para interesarse por la investigación, pero que siempre ha sido tratado con desprecio. “No acordonaron la zona para coger huellas y querían una cabeza de turco, que era yo”. “Sabemos que eres tú, me decían continuamente, y ahora cuando voy al juzgado o a la policía, sólo veo caras que me vienen a decir que me ha tocado la china y esto no va a haber quien me lo arregle”, señala Vállez, quien insiste en que deben seguir las investigaciones: “no hay mañana que no mire y me diga que ahí la dejaron muerta como a un perro; y quiero que se descubra la verdad para que descanse ella, yo y muchas personas”.
Tanto Vállez como los padres de la víctima consideran que el careo podría arrojar nuevos indicios que reactivaran las investigaciones, impidieran el archivo del caso y abrieran las puertas a la celebración de un juicio oral. Todo, para desgarrar el velo de silencio que rodea al caso y conjurar los gritos en la niebla de una víctima sin justicia.
Parece irremediable que dentro de poco el delito prescribirá, y el autor o autores del asesinato podrán jactarse cínica e impunemente de su «hazaña». Triste e irremediable. Esta tragedia debería servir para impedir que los comisarios que, al menos hace una década, permanecían en Puertollano lo que tarda en apuñalarse a un ser humano, se mantuvieran en la ciudad mientras se encuentre viva una investigación.
Mucho ánimo y respeto para la familia.Para las instituciones y poderes del estado uno más de los shows diarios que la ciudadanía tenemos que soportar en la república bananera de España.
[…] luchando para esclarecer las circunstancias y el autor de la muerte de su hija en Puertollano. Este sábado se cumplen 16 años del crimen, y ni cuerpos policiales ni administración de justicia han esclarecido el caso ni detenido o […]