Cuando comencé mi andadura por los derroteros teatrales me volví una fanática a la búsqueda de páginas de autores, grupos, federaciones, publicaciones, editoriales, cursos, etc. Quería saber mucho, empaparme de todo lo relacionado con el mundo de la farándula. 
Siempre he sido muy curiosa pero cuando, además, la pasión se convierte en trabajo (y viceversa) todo se complica y satisface por partes iguales. Saciar un apetito voraz con tanto alimento ofrecido es una ardua tarea. Y es que España siempre ha gozado de buenos dramaturgos, actores y actrices, teatros impresionantes, grandes montajes (tanto en el arte como en la política) que han hecho que gozásemos de épocas doradas pero también, por ende, de eras “oscuras” donde han primado más los discursos encima de un atrio que los monólogos en un escenario. ¿En qué época estamos ahora? No sirva este artículo para juzgar que ya vendrán otros…. (artículos, claro). Lo que sí me satisface saber y comprobar es que la gente sigue luchando por el amor al arte y por la necesidad de dar al resto un poco (o un mucho) de esa cultura teatral que no es tan fácil de exterminar.
Volviendo al tema de mi búsqueda febril os diré que uno de los referentes que hemos tenido la gente del teatro ha sido el mundo editorial. No siempre es fácil encontrar un texto adaptado a los personajes que se tienen en un grupo o aquellas dinámicas con las que trabajar diferentes disciplinas. Y… buscando, buscando encontré el lugar deseado: Ñaque Editorial. Lo que no imaginaba es que, con el tiempo, además de hacerme con muchos de sus libros podría conocer a la que es hoy editora y amiga, Cristina Ruiz. Un buen día y gracias a las redes sociales me hice seguidora de su grupo de facebook y participé en un sorteo mensual llamado «Sortéame» en el que, cada mes, regalan sólo por hacer un comentario un texto dramático de alguno de los autores editados. Participé y, con esta chispa que me caracteriza, lo gané. Así fue como las distancias se acortaron. Pasé de disfrutar de sus textos en la distancia a verme sentada en la oficina de la editorial hablando de todo y de nada, en general.
Desde entonces disfrutar de los contenidos que ofrecen en su web y en las redes sociales se ha convertido en un vicio y una necesidad. No sólo es la mejor editorial considerada en el ámbito educativo y artístico con la mejor oferta teatral, además, mensualmente, editan una revista de colaboraciones donde artistas ofrecen su punto de vista y muestran al resto, la posibilidad de conocer nuevas e innovadoras formas de trabajar. El blog y la Comunidad Virtual redondean un proyecto en el que sentirse cómodos e informados son dos de los objetivos más que de sobra cumplidos.
Y es que una apuesta que se viene realizando desde 1995 y que no ha dejado de “reciclarse” añadiendo nuevos contenidos, nuevas fórmulas para formarse y gestionarse (Momento Devising Consultors) y la entrada en las todopoderosas redes sociales que ayudan a tener un trato más directo (y doy fe de que eso lo cuidan “muy mucho”) con los seguidores de las mismas, hacen que, sin lugar a dudas, los “ñaqueros” sigan celebrando continuamente un espacio de estas características.
Podría seguir hablando largo y tendido pero mejor me callo y os animo a daros un paseo por su web o sus redes sociales. Estarán encantados de acogeros y daros su visión y su trabajo por y para el teatro.
El laberinto del verbo
Clarisa Leal
«El Gran Teatro del Mundo» Clarisa, en versión virtual y que de vez en cuando toma cuerpo y asoma por la ventana de la realidad.
«No siempre es fácil encontrar un texto que se adapte a los personajes que se tienen en un grupo…» Cuánto me suena a tiempos no demasiado remotos. Si, además, nos ponemos pedantes y ambiciosillos, y queremos los mejores autores: Lorca, Wilde ,el mejor Belbel…, las cuentas terminan por no cuadrar. Para el teatro profesional ese es un problema menor: las brujas de Macbeth se convierten en juegos de cristales y sombras y los actores hacen dobletes y tripletes . El último Julio César que se encuentra en escena en estos momentos, se ha quedado con el prota , los tres conjurados y la esposa de alguno de ellos. Las buenas producciones teatrales hacen alarde de un gran talento y enormes tijeras de podar. Los grupos suelen tener el problema contrario: demasiados actores en busca de autor.
Muy buena reflexión alter ego. Pero también creo que desconocemos la gran mayoría de los dramaturgos existentes. Siempre nos quedamos con los mismos (muy buenos, por cierto) pero arriesgar cuesta. Si se leyera más teatro y no siempre el mismo… otro gallo cantaría y habría mucha más variedad de puesta en escena.
Clarisa, no solo desconocemos la mayoría de los autores existentes, sino que además desconocemos a todos los autores INEXISTENTES, lo que ya tiene delito.