No por azar, ni tampoco por casualidad, el tiempo muestra sus costuras y sus pretensiones circulares. Y también, sus heridas. Así a los 40 años del Golpe Militar en Chile, que derrocara al Gobierno de Unidad Popular de Allende, se celebrarán en noviembre próximo, elecciones presidenciales cargadas de símbolos y señales.
Unas elecciones que enfrentan no solo a dos mujeres, sino a las hijas de dos militares que tuvieron comportamientos opuestos en el rechazo y acatamiento del Golpe. Así los generales Bachelet y Matthei, mostraron su discrepancia y su apoyo, respectivamente, al movimiento encabezado por Augusto Pinochet. Alberto Bachelet Martínez permaneció seis meses en prisión después del golpe de Estado de septiembre 1973, acusado de permanecer fiel al Presidente Salvador Allende. Fue, por ello, víctima de brutales torturas que provocaron su fallecimiento en una cárcel el 12 de marzo de 1974. Fernando Matthei Aubel, de 88 años, actualmente en retiro; fue durante la dictadura de Augusto Pinochet ministro de Salud, miembro de la Junta Militar y comandante en jefe de la Fuerzas Armadas de Chile.
Y ahora sus hijas lideran un segundo enfrentamiento entre la UDI y el Partido Socialista. No sé si habrá un recuerdo al pasado, sostenido por ambas y por sus padres enfrentados en su apoyo al Golpe. No se vaya a pensar, por ello, que todo el ejército chileno secundó la maniobra pinochetista. Ahí está el caso del General Carlos Prats, forzado a dimitir de su puesto de Comandante en Jefe del Ejército, o el mismo tono sostenido por el Ejército del Aire, ajeno en parte a la dinámica del Golpe, desplegada por Marina y Ejército, pese a la posición de Matthei.
Igual que ocurrió en España en la recepción informativa del Golpe. Frente a la comprensión y estima desplegada por ABC, el rechazo abierto de un semanario como ‘Triunfo’, que apareció, 11 días más tarde con portada de un negro fúnebre y que nos hizo enmudecer.
Y así, el diario monárquico enfatizaba: “Contra el caos creciente, contra la vía al socialismo de Allende que ha arruinado al pueblo chileno, contra la amenaza de una dictadura marxista, contra el desastre absoluto social, económico y político del país; en defensa de la paz, del orden, de la ley, de la libertad, de las conquistas sociales de los trabajadores, del diálogo y la convivencia normales se ha alzado el Ejército de Chile, columna vertebral de la nación y única posibilidad de salvación, hoy, para el entrañable país hermano, merecedor de mejor suerte. ojalá que los militares, una vez cumplida su misión quirúrgica de urgencia, devuelvan a chile el normal ejercicio de la democracia dentro de las líneas constitucionales de aquel Estado hispanomericano”.
De igual forma que Haro Tecglen escribía en el número 573 del semanario. “Un brutal golpe de violencia ha ensangrentado Chile. Hasta tal punto tiene estas características, que parece como desprendido de la realidad, del contexto en que se ha producido, como si no tuviera relación con la experiencia de Allende y con la obstrucción de la derecha, con la dramática oposición política…La caída en sí del régimen de Allende no hubiese levantado gran sorpresa. Se esperaba. Más aún, era un régimen muerto, un Presidente caído, desde hacía meses. La sorpresa en la opinión mundial, en la prensa –me refiero a la prensa civilizada– es la de este exceso de medios parea acabar con un cadáver…Tampoco es una guerra civil, es una matanza…Los 15.000, los 20.000 muertos de Santiago de Chile –y los hospitales llenos, y los estadios convertidos en cárceles, como los barcos – se están refiriendo a una población de menos de dos millones de habitantes. Es una tragedia…”
Igual que ahora, cuarenta años después, se expresa el diario ‘Intereconomia’, olvidando la sangre, el sudor y la insidia. “Se cumplen 40 años del golpe de Estado contra Salvador Allende. La asonada militar tuvo éxito por la unión del Ejército, que no se dio en una intentona anterior”. Unión del Ejército y otros factores que no cita. Como calla las divisiones militares ya citadas. Al menos reconoce que aquello, fue un Golpe y no un Levantamiento Nacional.
Como hace el presidente Sebastián Piñera, en la entrevista de ayer, en ‘El País’ con Javier Moreno, reconociendo el puro Golpe de Estado y no la nadería de un Pronunciamiento. Pese a todo y al final de su mandato, reconoce parte del problema histórico de aquellos países que fueron vistos como el ‘patio trasero de los Estados Unidos’. “Porque América Latina ha sido siempre un continente más de centro izquierda que de centro derecha. Vea usted los Gobiernos históricos y actuales en América Latina: la gran mayoría son de centro izquierda. Porque el centro izquierda promete la mano y el centro derecha, en cierta forma, promete la mano invisible de Adam Smith, que la economía de mercado va a producir más bienestar y va a mejorar la calidad de vida”. Una mano invisible, que a veces se acoraza y golpea.
Periferia sentimental
José Rivero
Si, hay que recordar que hace cuatro décadas, el 11 de septiembre de 1973 , se produjo un golpe de Estado en Chile , y que unos meses después, en noviembre o diciembre (no lo recuerdo bien) fallece Pablo Neruda. Conviene recordar. Gracias, sr. Rivero.
Yo evoco esa època con nostalgia pero con la perspectiva histórica del sistema alternativo comunista cuyo colapso todos contemplamos en el corazón de un Berlín que «abrió la muralla». El mundo de nuestra primera juventud, bien lo sabes, amigo Rivero, era bipolar y se lo disputaban dos sistemas: un capitalismo infrahumano y un comunismo inhumano y su cohorte de simpatizantes no alineados. Y entre medias la alternativa del socialismo blanco de los escandinavos. Aun me estremezco al contemplar las imágenes y al oir la canción que compuso Milanés, Yo pisaré las calles… Pero cuando un sueño se trunca por la fuerza de los uniformes se trasmuta automáticamente en leyenda, como mantiene André Malraux. Nunca sabremos si el proyecto del gran Allende, era un sistema socialdemocrático con sus elecciones y sus fallas y sus riesgos de que volvieran los lobos de Washington (ese era el contexto) o una versión andina del socialismo real. Me temo que nosotros, los de antes, ya no somos los mismos, pero tengo la sensación de que en el mismo cogollo, nada ha cambiado de lo que un día fuimos. Un saludo desde mi escepticismo irrecuparable y la única patria vivible: la de los afectos.
Manolo: No exalto la ‘Via chilena al Socialismo’, por muy experimental y equidistante que fuera. Dicen que hasta Miterrand fue a estudiar sobre el terreno la propuesta de Unidad Popular, y en el traslado le salió un borrón.
Una vía chilena llena de claroscuros y del tam-tam de guerra que suena desde el Departamento de Estado USA. Con la ITT empujando a los militares, únicos que en America Latina habian mantenido la neutralidad en el juego del Poder Político. Con un Partido Comunista que frenaba los avances del mismo Allende;un Partido Socialista que quería ser más revolucionario que el mismo PCCh y un MIR incendiario e indigenista.
Y en Europa, en los laboratorios de ideas, se ensaya la formula del Eurocomunismo, sin saber la ruina que se agazapaba tras el muro berlinés. Al fondo la música de Jara o de Milanes, ponen un contrapunto de lluvia y melancolía a las Almadeas mojadas…que ya no pisaremos.
Y aunque así fuera. Siempre nos quedará cualquier álamo menos a trasmano
Si efectivamente, si perdemos la memoria histórica perdemos nuestra historia y un pueblo sin memoria se expone y arriesga a repetir sus errores.
No creo que sea para nada inteligente basar el futuro de nada ni nadie en un pasado que se quedó en un truncado «futurible».
Los mitos son como abreviaturas de problemas del pasado que el presente se encarga de descifrar.