«¿Queréis conocer a un hombre? Investidle de gran poder», decía Pitaco de Mitilene hace veintiséis siglos. Lo mismo dijo con imágenes Rossen hace 64 años y, ahuyentando la originalidad como un no deseado leivmotiv de su vida, repite ahora Campillo.
La reflexión entrecomillada sirve de compendio como biopic de Willie Stark (Broderick Crawford), el protagonista de esta película cuyo título original es All the King´s Men y que en España, con la misma libertad con la que el camarero de turno te tutea sin previas presentaciones, se tradujo como El Político.
Basada en la novela homónima de Robert Penn Warren (obtuvo en 1946 el premio Pulitzer), narra la vida de un ciudadano medio, incluso bajo, que llega al poder dejando en el camino lo único que un hombre decente no puede dejar: su dignidad. La historia no es sorprendente ni novedosa, es la de muchos ciudadanos. Esos que toda la vida han comido mortadela sin olivas y de la noche a la mañana pasan no a comer mortadela adornada, sino caviar, percebes y ostras. Y sus noches dejan el tradicional vaso de leche y beso de buenas noches a la esposa arrinconados en el baúl de esa vida repetitiva que todo el mundo desea cambiar, para encontrarse con esas otras noches de fresas con nata y compañías no siempre esperadas, pero casi siempre deseadas.
Es una sátira sobre la clase política rodada en EEUU en 1949, aunque también se pudo rodar en Grecia en el 400 a.C., en Roma en diferentes centurias, en la Florencia del XV, en la España de … Es el estilo de hacer política que Maquiavelo definió como realismo político. Esto es, el canciller, el presidente, el príncipe o el Rey deben hacer lo que sea necesario para mantener el orden en su Estado. Aquella idea tan manida de que el fin justifica los medios. Y eso significa que el ciudadano siempre estará por debajo del Estado. La ética es fagocitada por la política. En España hay casos recientes que, en manos de Rossen (El buscavidas, Lilith, Johnny O´Clock, Cuerpo y Alma, …), darían para un buen film. Quizá el más flagrante sea el que perpetró el Señor «X» con el GAL.
La cinta es dinámica y no da tregua; pero esto no siempre es una virtud. En determinados momentos los personajes quedan difuminados por la tiranía de la acción. Hay escenas que necesitan pausa, como también lo necesita la caricia cuando es verdadera. El otro pero que le pondría, y este sí que es importante, es la chaqueta con la que suele aparecer John Ireland, parecida a la de Messi en los premios de la FIFA. No se puede otorgar un Oscar a una película en la que aparezca una prenda así.
La cámara es la directora del mensaje. Juega con continuos picados y contrapicados como adecuadas metáforas de quién está arriba y quién abajo. La noria que aparece en uno de los mítines de Stark también es muy representativa de uno de los mensajes importantes de la película: hoy estás arriba y mañana…
Broderick Crawford ganó el Oscar al mejor actor. Mercedes McCambridge a la mejor actriz secundaria. John Ireland y John Derek no desentonan. Si bien yo me quedo con Shepperd Strudwick. A su señorial aspecto añade esa escena en la que responde sin palabras a la pregunta: ¿No hay nada en la vida por lo que merezca la pena perderlo todo?
Posdata: No olvidemos que la política, como dijo Bossuet, es un acto de equilibrio entre la gente que quiere entrar y aquellos que no quieren salir. Y todos formamos parte de ese curioso equilibrio. Por cierto, a este político yo no le votaría. ¿Y a esta película…? Tengo mis dudas.
Nominadas: La heredera, Carta a tres esposas, Almas en la hoguera, Fuego en la nieve.
Próxima: Eva al desnudo (Oscar 1951). Director: Joseph L. Mankiewicz.
Nota: En este «curso» cinematográfico analizaremos las cintas que ganaron el Oscar en la categoría de mejor película desde el año 1950 hasta el 2000, intercalando otras de actualidad que nos llamen la atención. Asimismo se intentará que todas las semanas (miércoles –día del espectador-) se publique una crítica. Espero que les guste. Un saludo.
Silencio, ¡se rueda!
José Manuel Campillo
www.vienafindesiglo.blogspot.com
Como mola, José Manuel
Gracias…también por la comida.
La noria política, esa inmensa ruleta de la que no puedes apearte sin que antes otros la hayan detenido y de la que algunos no se bajan ni por error…Curiosa parábola sobre la falsa libertad.
Hola Fermín. Así es…será por las endorfinas que genera sentir poder.
Un saludo.
Chaqueta afeada=chaquetero embellecido.
Siempre en positivo, amigo Rivero.
Bien dicho, José Manuel: la americana de Messi era un «solecismo», muy fea, horrenda, parecía un traje de primera comunión comprado por una perversa madrastra. Me gusta que ejerzas de arbiter elegantiarum, de digno sucesor de Petronio esparciendo pullas contra todo los que contradice el buen gusto.
Te esperamos la próxima semana… con Eva…
Estimada Carmen: yo solo he tenido buen gusto una vez en la vida: cuando elegí a mi mujer.
Yo también te espero por aquí la próxima semana. Por tu forma de comentar sé que eres una lectora exigente y me halaga que mi prosa no desmerezca tu atención.
Un saludo.