Para todos los lectores usuales, Blanco White no deja de ser el nombre del escritor y sacerdote sevillano, tan ponderado por Juan Goytisolo como modelo de ‘otra forma de sentirse español’. Nacido en 1775, huido a Inglaterra en 1809 por desavenencias con la Junta Suprema de España, en momentos de crisis y conflictos patrios. Moriría en Liverpool en 1841, y fue autor de trabajos de peso literario diverso, como fuera entre otros el imprescindible ‘Cartas de España’. Aún y así, aún en 1973, Juan Pedro Quiñonero escribía en ‘Informaciones de las Artes y las Letras’ un texto denominado ‘Ese desconocido llamado Blanco White’, con motivo de la publicación de su trabajo ‘Obra inglesa’.
Ahora y como prueba de una extrañeza metaliteraria y como prueba de un gusto dudoso, parece ser que existe una empresa denominada Blancowhite Comunicación Gráfica, propiedad de alguien llamado José Miguel Blanco Medina. Por lo que, bien podía la citada empresa de comunicación, haberse denominado Blanco Medina Comunicación Gráfica o incluso B&M Comunicación, en evitación de esos trampantojos mareantes. A nadie se le ocurre llamar a una funeraria, por mucha razón onomástica que le asista, García Lorca Pompas Fúnebres; ni poner de excusa a Juan Ramón Jiménez, para denominar así a la Harinera Juan Ramón Jiménez.
La citada comunicadora, de tan creativo nombre y radicada en Andújar, fue contratada, como asesora (¡…!) por María Dolores de Cospedal, para diversos trabajos a realizar en la campaña electoral de 2011. Y muy, particularmente, para voltear los resultados electorales de la provincia de Ciudad Real. Que, a lo visto y votado, ni con el apoyo estimable de Blancowhite Comunicación Gráfica lo consiguió. Ahora con las búsquedas de subvenciones, imputaciones judiciales y con el pago de comisiones; un medio informativo ha rastreado ese señuelo de Blancowhite Comunicación Gráfica, para descubrir no el pago de sobresueldos, sino la afición de las empresas a ponerse nombres rutilantes y pomposos. Y tal vez, ignorando de donde vienen y a donde van esos empresarios que sólo consultan el Registro Mercantil y el Registro de Patentes y Marcas, para no solaparse con nombres ya registrados e inscritos. Por eso es posible que en Barcelona aparezca otra empresa, hermana de la jiennense, llamada Blanco and White, dedicada de forma parecida a la comunicación audiovisual. Como ven todos los Blancos comunican, no sé si su color u otros atributos invisibles, como ocurriera con aquel famoso tono cromático de blanco en polvo, denominado ‘Blanco de España’. Pues eso “Blanco de España…y no el de Merimé”. Por si me siguen a través de los colores.
Para demostrar la limitada imaginación de los llamados ahora, ‘gurús de la comunicación’ y asesores de imagen. Que de Blanco, sólo saben que, más allá de un color o de su falta, es parte del nombre de un whiskey denominado Black and White; los trajes nupciales de las casaderas; una cadena de tiendas de ropa juvenil llamada así Blanco; el apellido del ex ministro y ex capo del PSOE Pepinho Blanco, de nombre homónimo al de Pepe Blanco, taxista que cantaba muy de mañana lo de ‘Cocidito madrileño’.
Pero ignoran la presencia de don José María Blanco Crespo o Blanco White, autor del primer romanticismo hispano y modelo de exiliado contra la intolerancia. Incluso desconocen la película de 1951, de Alexander Mackendrich ‘El hombre del traje blanco’. Que nos les voy a desvelar el argumento, aunque si les pueda decir que Alec Guinnes, no iba al altar, a matrimoniar como novio con los colores cambiados.
Periferia sentimental
José Rivero
Facilidad tienes para escribir…
Coño!
Jajaja. Es lo que nos ha faltado poner, Fermín.
Muy bueno tb el comentario de Romera. Me he obligado a buscar en la intenné.
Pues, yes coño, yes. Salut.
Yo te ofrecería un ejemplo más «desconocido» que Blanco White, que es Juan Calderón. Y es manchego.
Por demás, Blanco White, que escribió una Autobiografía como la de Juan Calderón -a quien Menéndez Pelayo pone a la altura de Blanco White y de Luis de Usoz- empezó su heterodoxia no de forma demasiado ideológica, sino como respuesta a la represión que llevó contra su familia su madre, una fanática católica que metió monjas a sus dos hijas, hermanas a las que Blanco quería mucho y cuyo destino no dejaba de lamentar.