En 1962 Juan García Hortelano publicaba su novela seminal ‘Tormenta de verano‘, donde clausuraba los modos narrativos del Realismo Social previo, y abría otras avenidas expresivas que desarrollarían más tarde, los Benet, Martín Santos o Goitysolo. También la ‘Tormenta‘ hortelaniana expresaba y presagiaba las fracturas que dentro de la sociedad franquista, adormecida en lo fundamental y sesteando en lo circunstancial, comenzaban a producirse
Sesenta años más tarde, en este medio y por un asunto menor, como fuera el ‘gazapo’ detectado en la información municipal, sobre el nombramiento de María Fernanda Prado como ‘Ciudadana ejemplar’ con todo merecimiento; las aguas se agitan, como una pequeña tormenta de un estío terso, donde se producen y deslizan descalificaciones, improperios y otras sutilezas muy culipardas. Juego floral y arte del florilegio, que más allá de la proclamada Libertad de Expresión que nos asiste, expresan un rara temperatura emocional y cierto escalofrío social, por lo poco que hemos avanzado en los campos de la tolerancia y en las avenidas de los aprendizajes metafóricos.
Que a estas alturas de la andadura haya que recurrir a las andanadas de los precedentes familiares, para pretender descalificar (¿…?) una opinión de alguien, da que pensar. Llamar a alguien ‘Hijo de concejal‘, o nieto de ‘Mandamás franquista‘, es casi una autotautología por lo extendido que puedan estar ambos géneros familiares, en una ciudad pequeña poblacionalmente, y mucho más pequeña mentalmente, como revelan estas rencillas ¿familares? Piénsese que familias hubo, que en la cacareada Transición Democrática, desplegaron a sus miembros por el abanico político disponible, de forma y manera, que cayera lo que cayese, siempre hubiera ‘Uno de los nuestros’ en algún Consejo, Comisión, Curia, Compañía o Concejalato. Aunque lo más evidente del subfondo de tales afirmaciones familiares del colaboracionismo pasado, sea que nadie es responsable ni de sus padres azules ni de sus abuelos rojos. Por más que haya esforzados y meritorios, en mantener la continuidad ideológica de toda progenie, como forma de continuidad casi-monárquica del pensamiento.
Que, conjuntamente con ello, se quiera ridiculizar a colaboradores bien solventes en sus ideas y expresiones (que podran compartirse o no, esa es otra cuestión organizativa), a quienes pretenden acosar y acusar, bajo la soflama incendiaria y soez del ‘Garito de intelectualillos‘, es la conjunción perfecta del Miedo con la Necedad.
Miedo a expresiones e ideas antagónicas a las propias, que no se extinguiránn por mucho Torquemada que proclame ‘A la hoguera‘. Y Necedad, de atribuir al ‘Garito de intelectualillos‘ pretensiones de ‘Élite moral‘, ubicables en una supuesta Dirección General muy remunerada. Ya se sabe que en este país nuestro, cualquier pensamiento o consiga proviene de alguna Dirección General, real o imaginaria, que más da. A poder ser, ubicables los colaboradores predichos, en la Dirección General de Cultura Moral y Espectáculos Públicos. Como ven un Espectáculo de Puro Verano, como la ‘Tormenta‘ de García Hortelano; como las tormentas en vasos de agua. Además de todo ello, gratuito.
Periferia sentimental
José Rivero
Ya José, el «pobremilla» de fondo es que sigue habiendo «tormentejas» sobre mojado…y mira que hace calor, fijaciones psico-atmosférico-emocionales….que hacen que para algunas de-mentes sea el pasado al que no asistieron ni asistimos, lo único que cuenta…»entoavía». Mal negocio vital para ellos y para los demás.
Me parece, Fermín, que alguna tecla arcana, visceral, atávica y hasta acomplejada has tocado con tu comentario. Nosotros somos, o éramos, adolescentes, o jóvenes, de esa época y desde luego no era, o no daba, para tirar cohetes, pero podíamos jugar en las calles con cuatro cosas, de bajísimo o ningún coste para nuestros padres, ni peligro alguno por hacerlo «libres» en la vía pública; recuerdo a Montarroso, ese guardia cordial aunque temido, y su colega más simpático y «niñero» de faena policial (el que guarda por el bien y la paz de la «polis»); un tiempo, en fin, en que la clase media avanzaba a gran velocidad y se fomentaba el equilibrio social, y económico (algo que empieza, pese a la tan admirada democracia, a resquebrajarse), aun con el peso, bien es cierto, de una rancia discriminación. No era una época ejemplar (o sí, nunca se sabe, pues había una educación más severa pero así respetuosa), pero tampoco, o al menos desde el Plan de Estabilización y años 60´, como para seguir criticándola, y a veces con demasiada inquina, por el maldito azar de que a ellos, nuestros padres, les tocó vivir en ella y no poder saltársela… Creo que, como dices, aún colea ese odio enraizado; «tormentejas» que van a ser difíciles de calmar. Y, aparte de otras curiosidades y anécdotas de feliz infancia, se fue alumbrando una nueva era, natural de nuestra evolución política y social, y que ahora asistimos con harta desilusión y frustraciones varias acudiendo a aquélla, como consuelo, o chivo expiatorio de todo lo malo que nos sucede… Creo, como tú, que todo este ronroneo, ese insistir en la llaga, es un mal negocio para seguir avanzando por la vía del entendimiento y convivencia cívica de este nuevo tiempo que nos ocupa, y que deberíamos hacer crecer. No deseo, deseamos, volver a un tiempo gris (sazonado con muchas otras virtudes -sí- de austeridad) ni a la intemperie de la lucha de clases de tiempos aún más pretéritos; ninguno de ambos pudo resolver, con efectividad ni equilibrio problemas anclados de la vieja estructura social, dividida, pero nos queda el que nosotros, sí que fuimos esa generación amplia demográficamente (y de lo cual deberíamos agradecer a esos padres que vivieron durante el franquismo)que tendrá que tirar del presente, y quien sabe si también del futuro, tal como se están poniendo las cosas… del comer… No estaría de más ir abandonando gradualmente, y el caso que comenta Pepe va por ahí, esas «fijaciones psico-atmosférico-emocionales» y ponernos a trabajar sobre nuevas perspectivas, en algo así como una nueva transición, y olvidar «de una vez por todas» viejos, y diria que anacrónicos, rencores…
Jajaja, de nuevo genial. Lo que me preocupa es que te lleguen a entender!
Es muy complicado en esta ciudad salirse del guión rancio-tradicional. Pero, lo más triste, es que los embajadores de este modo de vida culipardo no tienen otra cosa que el insulto, en vez de reaccionar y darse cuenta de que, detrás de la ramas hay un bosque de vida para disfrutar.
Pero, si eres progresista, amante de lo nuevo, abierto a lo que venga, crítico con lo que ya huele, no a viejo, sino a rancio; pues eso, que estás vendido. De repente, los de «Ciudad Real de toda la vida» se lanzan en forma de Rayos, Crises, Marías etc etc con discursos de dos renglones en los que prima el insulto vacío de sentido, ramplón y, relacionado con el estatus profesional que la inmensa mayoría os habéis ganado por mérito y capacidad.
Te ha pasado como le ocurre también a Diego Peris. Sois personas con gran formación cultural e intelectual que compartís de forma altruista vuestro pensamiento y, a cambio, tenéis que soportar este «pedorreo» continuado que no sale, sino del miedo al diferente y al que te da sopas con honda.
Me recuerda un verano que pasé en un pueblo cuando era mucho más jóven, en el que los chavales del pueblo nos tiraban piedras porque habíamos ido junto a las chicas de allí a la piscina. Al final tenían miedo de que se las quitáramos y, en vez de ganárselas optaron por la pedrada. Muy constructivo…por cierto, nos las llevamos…
Estaría bien que, independientemente de la ideología de quién escribe, se dieran cuenta de que lo mejor del mundo es dejarse seducir por quien te impresiona y, luego, si no estás de acuerdo, le rebates. Pero no, aquí se acaba el diálogo llamándote funcionario vago que entraste a trabajar a dedo.
En fin, para no resultar empalagoso te digo como a Robles o a Navas o a Gassol. Seguid, por favor, deleintándonos con vuestros textos. Porque somos muy pocos los que interactuamos con vosotros en el foro, pero muchos lo que os leen, más de los que leen los tradicionales en papel. MiCiudadreal se está posicionado como un medio potente en la Ciudad, y eso lo demuestra la actitud de Ayuntamiento, que va siempre dos pasos detrás de las denuncias que aquí se hacen. Y ESO ES ALGO QUE TIENE QUE VER CON UN PERIODISTA: EUSEBIO GARCÍA DEL CASTILLO. Al que también se ha querido llenar de mierda. Pero, ya lo sabemos, cuando el Cuarto Poder ejerce su labor, hay muchos que intentan acabar con el mensajero.
Blister,… crack., y ya que le haces mención en tu sobervio texto, mi reconocimiento y admiración a Diego Peris…. ah, y no les des muchas vueltas a los Rayos & Cía, con sus insolencias e irrespetuosidad nos divertimos otros.
Corrijo, donde decía «sobervio» he querido escribir «soberbio».. el teclado me juega malas pasadas de vez en cuando.
He respondido al comentario de Fermín, pero hubiera servido igual para comentar el artículo de José Rivero. Una apostilla sobre los muchos motivos (a veces vómitos), arcanos, atávicos, casi ancestrales o irreconciliables que no paran de colear,.. y que hacen que de una tormenta veraniega pudiera derivarse un huracán. Asuntos de enfrentamiento, y hasta rencillas, tal como los de religión o, ya puestos, entre los «fanáticos» del Madrid y el Barça. Hay ocasiones (demasiadas en nuestro solar) en que la tolerancia parece imposible, lo que no impide insistir a ver si somos capaces de aprender (siempre, claro está, que no sean casos de «tolerancia cero»)…
Muy bueno, en fin, y como siempre, el artículo, mi querido Pepe..
Carlos en ti la valoración del texto, no tiene mérito alguno por ya sabidas tus filias hacia mis letras. ¡Tanto tiempo ya! Desde los ‘Para/lelos’, que tanto dolieron a algunas cabeza de chorlito, aunque estuvieran coronadas por la efímera gloria del empresariado provincial.
Apareces y desapareces como las tormentas que nos preocupan, pero siempre estas a punto y vigilante. Un abrazo