La muerte de Oriol Maspons (Barcelona 1928-2013) nos permite reconocer la diversidad de sus miradas fotográficas; tantas como vidas tuvo, tal vez. Desde su primera impronta aprendida en la Francia de la reconstrucción de los cincuenta, hasta la coquetería ‘pop’ y ‘chandunguera’ de la burguesía ilustrada barcelonesa de Bocaccio y Tusset Street.
Una mirada inicial y racial que bebe en fuentes poéticas de la imagen, que desprenden los trabajos de Brassai, de Cartier Bresson, de Robert Doisneau, de Guy Bourdin o de Ives Klein. Y que luego traslada al secarral español, para producir piezas espléndias en un realismo al uso propio de los primeros sesenta. Saberes visuales que despliega en formatos diversos: desde la revista ‘Gaceta Ilustrada’, a las portadas de las ediciones de Seix y Barral o a la discográfica Belter junto a Julio Ubiña. De esta época, son sus retratos memorables de los escritores barceloneses en formación de 1961 (Barral, Goytisolo, Gil de Biedma y Castellet); o la foto castellana del mismo año, de Esther Tusquets soleada por la mirada de Delibes en algún páramo vallisoletano. De quien ilustraría algunos trabajos como ‘La caza de la perdiz roja’. Para pasar luego, de la mano de Esther Tusquets, a las bellas realizaciones de la colección de editorial Lumen ‘Palabra e Imagen’.
Todas estas plataformas de la mirada, le permitieron atisbar el cambio en curso, que se vivía en la España bicolor: desde el doble movimiento de la emigración española que partía con maletas de cartón y cuerda, hacia la Alemania del milagro; y la de los alemanes bien nutridos y travestidos de hippyes ,que llegaban al sol meridional, a hacer nudismo en las playas de Ibiza. Y ese cinismo visual, adobado convenientemente por el binomio Dalí /Rabanne, le condujo a ser el fotógrafo oficial de la llamada, con énfasis propagandístico, ‘Gauche divine’. De la cual produjo, el no-adicto y un poco periférico, Manuel Vázquez Montalbán el memorable texto en ‘Triunfo’ de enero de 1971, ‘Informe subnormal sobre un fantasma cultural’. Fantasma sí, pero retratado insistentemente por él y por otros mirones. Condición ésta, que alternó con otros excelentes fotógrafos (no sé si malogrados todos ellos, pese a su valía inicial) como Xavier Miserachs, Lepoldo Pomés, Catalá-Roca y Colita. Tan importante fue el peso fotográfico en ese colectivo complejo, que la mismísima Rosa Regás, escribió sobre ello el año 2000. “¿Qué habría sido de todo aquello sin los fotógrafos? […] Iban y venían de un lugar a otro siempre a punto de disparar, a veces sabían cómo hacernos posar, vestir y mirar para que se desvelara la esencia de aquel momento, otros nos perseguían sin recato en los momentos de la vida que según su intuición había que inmortalizar, des de las locas noches de baile y alcohol hasta la presentación en sociedad de un poeta o de un diseñador. Colita, Xavier Miserachs, Oriol Maspons, Català Roca, Massats o Pomés aparecían de pronto en la casa, en la librería, en el restaurante, como si supieran cuándo y cómo había nacido este niño, este libro, este edificio”. Pues eso, vivir para contarlo. O para fotografiarlo.
Periferia sentimental
José Rivero
Collons Pep, un article molt illustratiu i fotogràfic. Va clavar-los. Salut.
¡Y que luego digan que en Miciudadreal no hay plurilingüismo!
El anagrama de la falange integrado en el sombrío paisaje es de una belleza estremecedora y triste.
Me pregunto si la segunda foto capta a Delibes con su esposa. De ser así, don Miguel se quedaba corto ponderando la belleza de su mujer en » Mujer de rojo sobre fondo gris». En fin, vivir para contarlo, como se dice al final del texto. O para contarla, como rectificaba Gabo en sus memorias, porque a fin de cuentas es la vida lo que se cuenta.
Delibes aparece acompañado por Esther Tusquets, editora primeriza aún de ‘Lumen’. Cuenta casi toda su relación ¿platónica? con el bueno de Delibes en sus memorias; tanto en ‘Confesiones de una editora poco mentirosa’ como en ‘Confesiones de una vieja dama indigna’.
Fue lo primero que pensé a la luz de su texto, sr. Rivero, pero como Esther Tusquets no se parece nada a la que hemos visto en la madurez, deduje erróneamente que sería la esposa de Delibes. Bueno, bueno… de Tusquets una no se imagina nada platónico, se encontraba por encima del bien y del mal ,pero del beatífico Delibes…!!!… No sé.
Gracias por disipar mis dudas.
Bellezón de texto. Para no variar.