La podredumbre

La rebelión de los gorrionesRespecto a la caída de árboles y ramas de la que estamos siendo testigos a lo largo del verano en nuestra ciudad, el Ayuntamiento ha ofrecido el siguiente dato estadístico: si cada árbol tiene tres ramas principales y Ciudad Real cuenta con una población arbórea de 25.000 ejemplares, entonces se han venido abajo el 0,0001 por ciento de las ramas. Un 0,001 por ciento según otras fuentes municipales.

Si esto fuese así, significaría que de las 75.000 ramas principales con las que cuenta esta ciudad se habrían caído 0,075 ramas, en un caso; ó 0,75 ramas, en el otro. Suponiendo que fueran 10 los árboles afectados, y aplicando los porcentajes ofrecidos por el Consistorio, podríamos concluir que cada uno de nuestros árboles tendría entre 40 y 400 ramas (se entiende que principales). Probablemente, el tanto por ciento real sea el 0,01 y al Ayuntamiento le hayan bailado los ceros.

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Árbol partido en dos junto al antiguo Hospital del Carmen

Por otro lado, imaginemos que 10 personas fallecen a lo largo de un mes; que esta cifra supusiera, aproximadamente, un 0,01 por ciento de la población de la ciudad y que este índice de mortalidad mensual pudiera encuadrarse en baremos de normalidad. Imaginemos más: que esos ciudadrealeños hubiesen muerto atropellados por un mismo conductor de autobús. ¿Continuaría siendo ésta una situación normal en la que simplemente muere un 0,01 por ciento de la población? Desde la humilde ignorancia de un neófito brote verde y el arrebato tunante de la mala hierba en el jardín de la complacencia, me pregunto si el dato estadístico ofrecido por el Ayuntamiento, además de probablemente erróneo, pudiera ser también irrelevante; salvo para quien pretenda enramarse en una perenne inconclusión.

Ofrecen, informe mediante, un dato prácticamente despreciable -matemáticamente hablando- sin informar de lo que realmente (nos) importa (que digo yo): si existe una correlación entre la caída de ramas y estado de pudrición de los árboles; o entre los desplomes y las condiciones en las que se mantienen, incluidas las podas.

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Sección del tronco del olmo que flanqueaba la puerta del Parque de Gasset

Porque la raíz del problema no es otro que una insana convivencia desde que madera y ladrillo entroncaran en nuestra ciudad (o en casi todas las ciudades). Nadie en su sano juicio criaría un hipopótamo en el salón o le cortaría las patas a su gato para evitar que invadiera la propiedad de un vecino. Todo gracias a una mezcla de racionalidad y respeto hacia los animales que, afortunadamente, escapa al sinsentido común. Privilegios éstos, sin embargo, vetados para el reino vegetal. Podas salvajes, emplazamientos disparatados, cortes de raíces o sepultaciones en sarcófagos de cemento, son las más crueles de las agresiones que reciben nuestros árboles. Bonsáis urbanos los llamaba Pilar Ruiz López en miciudadreal.es; pero en realidad son zombis vegetales: árboles cadavéricos, mutilados y podridos desde el interior como consecuencia de la acción del hombre.

Pues ha llegado el momento de plantarse… por los árboles (y por la cuenta que nos trae); de insuflar savia nueva a nuestra relación con estos seres vivos majestuosos; de aprender a beneficiarnos de su oxigeno, de su sombra y de la belleza que imprimen al entorno urbano, desde el respeto y teniendo en cuenta sus necesidades vitales. Recuerden que es inútil pedirle peras al olmo, o que sebreviva embaldosado, y que a quien buen árbol se arrima, buena sombra le cobija… y si el árbol está podrido, entonces ni sombra ni cobijo.

Eusebio García del Castillo Jerez

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6 COMENTARIOS

  1. Me gusta tu artículo por la ausencia de sensacionalismo amarillo, por su sencillez de lectura y sobre todo porque aunque nadie tiene la verdad absoluta (bueno sí, la «tenían» Bush, Blair y Aznar y ya vimos los resultados…)me gusta tu verdad.

  2. Muy buen artículo. Pero, ya sabes, ahora saldrá alguno con la cantinela de acoso y derribo al ayuntamiento, que la tienen muuuuuy buen aprendida.

    La realidad es que la ciudad tiene una gran cantidad de problemas con los árboles, que se plantaron en su día como si jamás fueran a crecer. Me consta que fue el PSOE el que puso los primeros, pero la gran mayoría los pusieron Gil Ortega y Romero.

    Te animo a que des un paseo por el barrio de Ciudad Jardín y hagas algunas fotos para MCR. Allí, algún «sobrao» de la época decidió plantar los árboles en las aceras. Ahora, unos 20 años después, esos árboles se han comido las aceras y la gente en silla de ruedas o con carritos de la compra o de los niños se tiene que bajar a la calle para poder andar.

    Me consta por algún conocido que tengo, que algunos árboles se han metido dentro de las propiedades y el Ayuntamiento está teniendo que pagar los arreglos. Cuando digo el Ayuntamiento, digo LOS CULIPARDOS con nuestros impuestos?

    Por supuesto que creo que la ciudad con árboles es mucho más interesante, fresca, limpia. Pero estoy contigo que, si queremos árboles, hay que respetarlos y ponerlos donde puedan desarrollarse como tales, que en otoño nos pongan la ciudad de hojas hasta arriba y que tengan espacio para que las raíces puedan darle vida.

    Lo contrario son los palotes de la calle Tinte, a lo largo del Edifico de Servicios Múltiples, o las miserias de la calle que va de la Plaza de San Francisco a la calle Ciruela. Auténticas aberraciones.

  3. También tenemos el bosque salvaje que están criando en el Torreón, una linda manera de decorar unos restos arqueológicos. Con una vegetación autóctona criada durante casi una década. (o más, ya ni me acuerdo de los años que llevan)

  4. Cuál es el motivo por el que se están llevando a cabo podas a lo largo del día de hoy en varias zonas de la ciudad? Acaso el informe del 000,00000,00001 de caídas de ramas dentro de la absoluta normalidad tenía algún error? Porque no he visto yo nunca podar árboles en agosto…

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