La novela de la que os quiero hablar hoy tiene ya dos añitos. No os penséis que os traigo novelas que no están escritas últimamente o que estén ya descatalogadas, no, hoy os voy a hablar de «El bolígrafo de gel verde» simplemente para que sepáis su historia y su argumento y, sobre todo, para que sepáis que su autor, Eloy Moreno, publica en septiembre su segunda novela «Lo que encontré bajo el sofá», novela que somos muchos los que la estamos esperando con auténticas ganas. “El bolígrafo de gel verde” narra, con un vocabulario llano, plagado de antítesis y ricas descripciones de sentimientos, dos meses a lo largo de la vida de un hombre (que juraría no tiene nombre por más que lo he rebuscado) de 40 años que está agobiado con su vida. Sólo ve a su mujer 3 horas al día, a su hijo sólo media hora y la culpa ¿quién la tiene? La vida, la vida que llevamos todos (y a lo mejor debo decir que con los tiempos que corren somos afortunados), la vida que nos exige que nuestro tiempo lo empleemos en trabajar. No hay tiempo para disfrutar, así es la vida de hoy en día, con lo cual, creo no equivocarme al decir que nuestro protagonista es un personaje anónimo, uno más de esos que nos cruzamos cada día en la calle y de los que casi todos nosotros formamos parte.
El protagonista de El bolígrafo de gel verde, angustiado con su forma de vida, tiene un plan para cambiarla pero no se atreve a comunicárselo a su esposa y ese será el gran error. Mientras tanto su vida gira en torno a una nueva ocupación que se ha buscado: se compra un bolígrafo de gel verde para que sea diferente al de sus compañeros (negros) y así no se pierda, pero se pierde. Sus “investigaciones” , que rayan en la obsesión, será lo que le tendrá ocupado mucha parte de su tiempo, ese tiempo que pasa en mayor parte con sus compañeros de trabajo, come con ellos, se toma el café con ellos, vive con ellos…
La novela comienza con los años de infancia y juventud de nuestro protagonista del boli, unos años que leyéndolos me han arrancado alguna sonrisa: ¿quién no ha viajado en coche con sus padres y ha estado esperando que llegaran los toros de Osborne de la carretera? ¿quién no se ha comido para merendar un bocadillo de nocilla negra? ¿quién?
Una novela que arranca sentimientos y en la que, quizás muchos, nos sentiremos identificados con su protagonista.
Sin duda una novela cercana, fácil de leer, entrañable y auténtica como la vida misma.
La historia en mis libros
Eva Mª Martín
http://www.lahistoriaenmislibros.com/
A mi también me gustó la novela tanto como la forma de distribución original y muy currada, esperando estamos su segunda novela ya prontito, a sido un placer compartir con Eloy a través de facebook pequeñas cosas y pinceladas que prometen bastante, deseando volver a leerte.
Señora Eva:
Resulta decepcionante que, para una vez que se habla aquí de libros, se haga precisamente de un best seller.
La política editorial española de los últimos treinta años ha bajado tanto el nivel de redacción de los autores de fama que casi cuesta trabajo encontrar a un escritor profesional que sea al tiempo exitoso y excelente en su escritura. Eso es así porque para vender, pongamos por caso, dos millones de libros en un año hay que simplificar la prosa todo lo posible. Solo así se puede llegar a tal cantidad de lectores en un país, este, en el que el nivel cultural está bajo mínimos.
Dicho de otra manera: no hay dos millones de lectores exigentes en este país. Y por lo tanto para vender esos dos millones de libros hay que dirigirlos a un público frívolo e inculto que ve en un libro poco más que lo que percibe de un telefilme de después de comer: un rato de entretenimiento sin demasiadas complicaciones.
Si un escritor decide presentar en una editorial una novela verdaderamente trabajada, se le rechazarán a no ser que la simplifique. Una regla de oro en los actuales best sellers es que el lector NO HA DE VERSE NUNCA OBLIGADO A MIRAR EL DICCIONARIO. O sea, hay que usar un lenguaje, como he dicho, deliberadamente simple, básico, casi para retrasados mentales.
Este que usted comenta es uno de esos libros. Y a él habría que sumar el noventa por ciento de los best sellers aparecidos en España en los, como también he adelantado, últimos treinta años.
Es una lástima que usted misma señale que no trae aquí libros antiguos. Eso nos priva de conocer su opinión sobre, pongamos por caso, “El árbol de la ciencia”, “Cien años de soledad” o “Rayuela”. Como digo, es una pena. Pero no sorprende en absoluto si se observa, por cierto, que usted pone mal las mayúsculas (el punto del signo de interrogación de cierre se considera a estos efectos como un punto, y después de punto, a no ser que en este caso pongamos coma, se pone MAYÚSCULA), lo cual hace que su opinión sobre las obras literarias quede bastante coja (por no decir otra cosa). Claro que, para su tranquilidad y por definición la mayor parte de las personas que van a leer su artículo desconocen esa regla.
Un saludo.