Clarisa Leal.- Me marcho de vacaciones pero dejo abiertas las puertas del laberinto para que los verbos campen a sus anchas. Para que, con aires renovados, entren y salgan nuevos versos, nuevas frases que, pese a la distancia, hagan que vuelva para retomarlos con mayores ganas.
Viajo a descubrir hermosas noches de verano en geografías perdidas, inalcanzables a la mirada cotidiana, la del día a día y llevo cargada la maleta de libros antiguos que me alivien las ganas cuando la distancia pese. Y si la necesidad me puede… sacaré papel y lápiz y garabatearé unas líneas, las justas, las suficientes para apaciguar apetitos literarios.
Voy a conocer nuevas miradas con las que hacerme un poco más sabia o un poco menos ignorante; a probar nuevos sabores, aromas, nuevas culturas. A desconectar de la (en ocasiones) bendita rutina y a subirme al carro de la (en ocasiones, también) necesaria supervivencia.
Me voy de vacaciones, sí, con un poema en los labios. Decía Manuel Machado:
“Frutales
cargados.
Dorados
trigales…
Cristales
ahumados.
Quemados
jarales…
Umbría
sequía,
solano…
Paleta
completa:
verano.”
Me marcho pero prometo volver. Felices vacaciones a todos.
El laberinto del verbo
Clarisa Leal
Disfruta Clarisa de los amaneceres…cuando el sol asoma tras la tapia del horizonte…antes de que su arrogancia lo haga insoportable. Un saludo.
Muchas gracias, Fermín
Disfrutaré tanto y cuanto me dejen (que espero sea mucho).
A la vuelta haré mi crónica de amaneceres 😉
Un abrazo!!
Jejeje me parece que hay mucho torero de salón que a la hora de la verdad le falta viento en las velas, más practicar y menos pregonar