Se sea creyente o no, o practicante o no, o religiosamente mediopensionista, la decisión del Obispo de Ciudad Real, se ha ajustado a lo que mucha gente en Ciudad Real venía comentando: el mundo interno de las Cofradías se habia convertido en una feria de las vanidades y en un pequeño lobby local que entendía la Semana Santa como unos festivales de Almagro pero en clave procesional. Y desde luego, la Semana Santa es un poco eso pero con menos alarde y después, mucho después del verdadero sentido de esos dias que para los creyentes tienen un profundo sentido de reflexión espiritual. Y también va en la linea del nuevo gobierno universal del actual papa Francisco, más dado al pie de calle y al compromiso con los que sufren que al adorno externo y al poderío del cartón piedra.