Manuel Valero.- – ¿¡Está vivo!?” ¡¿Cómo que está vivo?!
La cara del inspector era un soneto perfecto, exactamente la misma perplejidad que le abrió la boca a Rita Rovira hasta el abobamiento crónico, el mismo gesto de estupor de los directivos de las cadenas MediaMil y Canal 12, sin variar un ápice el asombro de los policías Peinado y Ortega, y la disparatada curiosidad de la audiencia atónita ante el inesperado giro que había dado el caso Lobera.
– ¡¡ Eso es imposible, hemos visto el cadáver, hemos visto el entierro!! Pero… ¿qué demonios está pasando?
La pregunta del inspector era la pregunta de los jerifaltes de las cadenas, de los directores de los programas Trapos Limpios… ¿o no? y Corazón Abierto, de Rita Rovira, y de toda la humanidad viviente enganchada al chismorreo diario.
El asunto saltó a las portadas de los periódicos y abrió los telediarios desde que la revista Rumores y la cadena MediaMil recibieran un sobre con fotografías y un CD de 32 segundos de grabación con la figura jovial y sonriente de Tony Lobera. Las fotografías lo mostraban sobre las rocas de una cala en diferentes escorzos, y el clip, la secuencia de su llegada a las rocas desde la que saludaba, se quitaba la ropa, se quedaba en traje de baño, hacía como que se quitaba el bañador, se reía con los gestos exactos de Lobera, hacía un gesto de desestimación jocosa de su insinuado streaptease, y luego se zambullía en el agua… Tanto en las fotografías como en el CD vestía la misma ropa que llevaba Tony Lobera la madrugada que lo mataron, la misma cadena colgada al cuello con un símbolo egipcio, el mismo reloj…. En el CD, Tony Lobera decía a la cámara: “Soy muy, muy, pero que muy travieso, jajajaja” . En los documentos aparecía grabada la fecha digital, cinco días después del crimen.
Por su lado, la revista Rumores publicó a toda portada la fotografía del comunicador social en el roquedal, con la mano frívola en ademán de saludo y en el interior la media docena de fotos que contenía el sobre. Con grandes caracteres la palabra ¡¡Resucitado!! y subtítulos con las preguntas inevitables: ¿Ha montado Tony Lobera su propio asesinato? ¿Si es así, quién es el hombre que murió en su lugar? ¿Y quién le mató? “Le pagó Tony?” “Dónde está Tony?”
– La madre que parió al mundo… Pero qué…
El inspector parecía un hamster de un lado a otro del despacho, con las manos en los riñones, desanudándose la corbata, comiéndose a mordiscos el segundo cigarrillo de plástico del día, y Peinado y Ortega la esencia misma del abatimiento… Encima de la mesa estaban los dos sobres acolchados que llegaron a MediaMil y a Rumores con la resurrección de Lobera.
– Bien, vale… no nos volvamos locos, calma, mucha calma, recapitulemos. Es evidente que a ese Lobera lo mataron, que no fue el novio, tenía una coartada irrebatible ya que la madrugada de autos estaba en una fiesta, y no regresó a su casa hasta el alba ante decenas de testigos… Esto es evidente… Peinado resopló mal disimulando su estado de shock, evidenciando la angustia de quien está en la entraña de un laberinto.
El inspector acabó con el segundo cigarro placebo con un escupitajo sobre la papelera, mirando los sobres y su contenido que le habían sido “requisados” a MediaMil para la investigación.
– Entréguenle todo el material a la Científica. Que siga el rastro de los sobres, desde donde los mandó, cuando y a qué hora, hablad con los empleados… Haced, haced lo que os dé la gana. Yo me voy a comprar una caja de puros, ahora mismo-, dijo, y al salir dio tal portazo que aventó los papeles que había sobre la mesa. Volvió a abrir la puerta con energía.
– Quiero novedades interesantes, ¡y pronto, ya! Hay un hijo de puta ahí fuera que nos está vacilando, y a mi se me están empezando a hinchar los trapos”.
Peinado y Ortega cumplieron la orden, entregaron las fotografías y el CD que envió Lobera, a sus compañeros de la Científica, y más fotos y otro CD con clips del Lobera anterior…
-Suerte-, les dijo Peinado. Llamadme cuando tengáis algo.
– Tranquilo, nosotros vemos lo invisible…
– Te invito al Gato pero tú no bebes-, ahora se dirigió a Ortega…
– Y en qué consiste exactamente la invitación, policía?
– Yo bebo, tú pagas y tú me llevas a casa…
– ¿Es una orden?
– Es un mandato constitucional”
– Lo haré por imperativo legal”.
Ambos polis jugaron a la ocurrencia por puro nerviosismo.
“¿Tony Lobera vivo? ¡¡Manda huevos!!.“ Si los pensamientos hablaran eso hubieran dicho al unísono los dos agentes, a juzgar por sus miradas que delataban el mismo pensamiento.