Las montañas-zigurats

El Guardián del Valle.- Una de las cosas que más sorprenden en el Valle son las “montañas zigurats”. En cierta ocasión el Guardian del Valle hizo de cicerone con unos visitantes de lejanas tierras que querían contemplar cómo había quedado un lugar que ayer fue un hervidero de pozos y de hombres, de máquinas, de trenes y de conflicto. Todavía quedaba un resto de actividad a cielo abierto. En el Valle vieron las montañas artificiales producto de las gigantescas escombreras de la explotación abierta. Y les llamó la atención la forma escalonada de las mismas aunque elogiaron, eso sí, la restauración ecológica del lugar que muchos años antes era literalmente un espacio lunar con socavones inmensos y escombreras ciclópeeas. Los barrancos aun existen pero forman parte de la personalidad del Valle asi como la arquitectura sobreviviente de la antigua actividad. Lo que llamó la atención fue la forma en que uno de los excursionistas llamó a esas inmensas montoneras: “zigurats” Y desde entonces siempre que las ve el Guardián se acuerda: “las montañas zigurats”.

Afortunadamente la evolución social, el incremento de la cultura ecologista, las normas nacionales y directivas europeas… obligaron a la empresa Encasur a ir restaurando todo cuanto iba dejando a su paso en su laboreo. Y hay que reconocer que pese a todo el paisaje no ha quedado mal. Hoy esas colinas de escombros son montañas escalonadas, con su vegetación y sus árboles; otras ofrecen un aspecto más seco pero es debido a causas naturales, ya que todas tienen un manto vegetal.

Sin embargo, aun quedan algun cúmulo tal cual que lejos de herir la personalidad del paraje la acrecienta. Y de vez en cuando también se encuentra el Guardian, graffitis insólitos en medio de la soledad críticos con el Estado. El Valle es una joya que nunca cansa su visita y en cada rincón siempre hay algo que descubrir.