Fermín Gassol Peco.- Querido señor juez. Extraño saludo, dirán muchos de los que lean estas líneas. A un juez…siempre se le trata salvando las distancias y con cierto temor. Yo lo hago así por dos motivos, por la amistad que nos une desde hace muchos años y por tu calidad como persona.
Siempre fuiste un hombre prudente, con sentido común, culto, reflexivo, medidor de tus palabras, y me figuro, adiós gracias no he tenido ocasión de comprobarlo, que como consecuencia de todas estas virtudes, un juez…justo. Un señor juez.
Tu independencia y discreción, perfiles en los que coinciden aquellos que te conocen como magistrado, son asignaturas que quizá algunos colegas deberían recordar de vez en cuando.
Querido José María, eres un juez, un señor juez ni más ni menos. Quizá al que muchos acusados desearían tener en sus juicios. Si fuera mi caso, Dios no lo quiera…a ojos cerrados.
Enhorabuena señor Magistrado por la Medalla de Honor de la Orden de San Raimundo de Peñafort. Otorgártela es signo de lo que tus compañeros te aprecian. Y creo que la sociedad también.
Un fuerte abrazo.
