Ángel López Jiménez. PSOE.- Hace menos de dos semanas el Pleno del Ayuntamiento de Almagro aprobaba reinstaurar el “Cronista de la Villa” tras un paréntesis de 23 años. No se sabe bien si el tema era urgente, y por eso sólo se ha tardado dos décadas y media en abordarlo, o el tema es intranscendente y sirve para escenificar una gestión política fantasma.
Con este acuerdo lo que queda claro es que los compromisos electorales incumplidos son sustituidos por ocurrencias triviales que a los ciudadanos les aleja de la política. Con lo que ‘llueve’ debido a la dichosa crisis, se entretienen con teatralizados acuerdos sobre una figura un tanto decimonónica.
Hemos pasado el ecuador de la legislatura municipal y, sin discurso de un horizonte en la autoestima colectiva, la política baladí parece que prima en la ciudad encajera; igual sobran huertos ecológicos, pues ya existían suficientes huertos y huertas, igual se proclaman ordenanzas de convivencia que luego no se evalúan, igual se multiplican los logos de las concejalías para despistar sobre una imagen-fuerza, y ahora se deleitan con una ordenanza para nombrar un Cronista Oficial. Cuestiones que no potencian esa autoestima aquí señalada.
Puestos a entretenerse, les invito a que redacten una nueva ordenanza de protocolo institucional local, una nueva ordenanza de honores y distinciones, que se planteen levantar un monumento al soldado desconocido o cualquier otro tema sin chicha que haga olvidar los cerca de mil doscientos parados actuales.
Mientras tanto, los helicópteros volarán hacia las rotondas de la capital, el ferrocarril puede dejar de tener parada y fonda en la ciudad, las personas dependientes copagarán la asistencia domiciliaria, el partido judicial puede desaparecer, los monumentos de Fomento en homenaje a la Orden de Calatrava se instalan en Torralba y Almagro desaparece de la programación cultural anual de la Red de Teatros de la Junta de Comunidades.
Que conste que el último Cronista de la Ciudad fue ejemplar y realizó un papel relevante que se reivindicaba en aquel tiempo. El erudito que hizo magníficos estudios de la heráldica almagreña y que contribuyó con sus trabajos decisivamente a la declaración de Almagro como Conjunto Histórico Artístico que a veces hoy se olvida, pavimentando calles con un incómodo granito descontextualizado en nuestro urbanismo local.
Es verdad que un cronista municipal rastrea en el pasado y con pasión desmesurada escribe la historia de su pueblo. Es verdad que un cronista local saca a la luz viejas costumbres, puede difundir las huellas de la cultura y patrimonio de una ciudad. Es verdad que un Cronista de la Villa es una persona interesada por la cultura local, que se desvive por un documento, que intenta recuperar una tradición y siempre está preocupado por narrar hechos del pasado y del presente.
Y esa labor de dedicar su tiempo en investigación histórica, artística, folclórica, etc., fue razonable en su momento. Eran los ‘cultos’ de los pueblos. Hoy la cultura se ha democratizado y extendido; todo eso lo puede hacer el bibliotecario municipal, el archivero municipal, los grupos etnográficos de la universidad popular, los medios locales de comunicación, el voluntariado cultural si existiese, los magníficos universitarios que en Almagro hay, incluso instituciones privadas como el Ateneo Almagreño que seguro haría ese trabajo de mil amores.
Mis felicitaciones a los cronistas existentes en diversos pueblos, y a los cronistas que fueron en tiempos pasados, pues marcaron casi un periodismo o género literario que narraba acontecimientos de interés histórico. No eran escritores anónimos como en la Antigüedad, sino que conociendo su identidad y su personalidad le daban credibilidad y veracidad a sus relatos. Los cronistas han documentado hechos y costumbres. Pero estamos en otros tiempos, la cultura es de todos, por mucha Real Asociación Española de Cronistas Oficiales que exista. Yo reivindico, como Juan Mayorga, que “Cada hombre construye en su presente su propia tradición: aquel pasado con el que quiere dialogar”.
Quizás la alternativa de un Cronista Oficial hoy sería una buena Colección Bibliográfica Almagreña que se actualizase con repescadas Jornadas de la Historia de Almagro, por ejemplo. No obstante, al nuevo cronista, cuando lo designen, le damos ya un encargo para su primera crónica anual: relatar que en el mismo Pleno en el que se repuso su figura no se dejó hablar a los vecinos tras el apartado de ruegos y preguntas oficiales.
¡¡Cuando se enteren los torralbeños que el «Abrazo de Calatrava»(Rebautizado automáticamente por la sabiduría popular como el «espanta carrioneros» por hallarse a la entrada desde ese pueblo vecino)es una cosa tan buena que hasta en Almagro lo echan de menos…!!