Esta pretenciosa declaración -se entiende que de fidelidad amorosa-, fechada en junio del año pasado, puede leerse en la calle Cardenal Monescillo de Ciudad Real, muy cerca de un colegio religioso. Desconocemos si el autor del voto pecó entonces de un exceso de fe en la longevidad de los sentimientos amorosos o si continúa entregado a la pasión que lo arrastró a inmortalizar sobre ladrillo sus anhelos.
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Qué alma de cántaro…el que lo escribió …pero que bueno.
Caray!!! Si lo hubiese escrito junto a un tablón de edictos… con esquelas mortuorias, habría sido un puntazo total.