Triomphe/ L´etoile

José RiveroEntre ‘Arc du Triomphe’, la novela de 1946, del popular escritor alemán exiliado huyendo del nazismo, Erich María Remarque; y ‘Plaçe de l`etoile’ de Patrik Modiano de 1968, existen pese a quien pese, más diferencias que similitudes.

Existe además, la obviedad cierta de los veintidós años transcurridos entre sus respectivas publicaciones y la más cierta evidencia de que en ese tiempo cambiaron muchas cosas, y se produjeron nuevos puntos de vista y miradas diferentes. Erich María Remarque es un caso de escritor reconocido de talento mediano, pero de gran éxito popular en sus obras. Circunstancias estas, que las acabaría adaptando como material de escritura al cine, en sucesivas versiones. Así ocurrió con su conocida obra ‘Sin novedad en el frente’, publicada en 1929, y llevada a la pantalla en dos ocasiones: en 1930 por Lewis Milestone, y en 1979 por Delbert Mann. Algo parecido ocurre con las propuestas de ‘Arc du Triomphe’, que cuenta con dos versiones: la de 1948, con  Charles Boyer e Ingrid Begmann en el reparto y dirigida por el mismo Lewis Milestone; y la de 1984, de un poco conocido, Warus Hussein, de un tono menor que su precedente.

Modiano, más allá de su colaboración con el director Louis Malle, en el guión de la película ‘Lacomb Lucien’ de 1974, que se desarrolla en el mismo universo temporal de  ‘Arc du Triomphe’ y de ‘Plaçe de l`etoile’, esto es la Francia ocupada por la Alemania hitleriana, no ha llegado a contar con la fortuna de las adaptaciones cinematográficas de sus obras. Y eso, pese a la continuidad de escenarios y calendarios existentes entre ambos escritores y las obras citadas. Incluso la denominación de la trilogía modianesca como ‘Trilogía de la ocupación’, donde se ubica ‘Plaçe de l`etoile’, junto a ‘Les boulevards du ceinture’ y ‘Ronde de nuit’.

paris01Incluso en ese panorama de inclusiones cinematográficas, habría que citar a la reconocida ‘Casablanca’, de 1942, dirigida por Michael Curtiz y basada en la obra teatral ‘Everybody comes to Rick’s’ de Murray Burnett y Joan Alison; que se desarrolla entre un París ocupado y una Casablanca tutelada por el régimen colaboracionista de Vichy y del mariscal Petain; una Casablanca de pianos inciertos, de cabarés con nombre propio, pero llena de activos agentes alemanes del Abwehr y británicos del SIS. Del mismo año, es el texto de  Jean Bruller, ‘Le silence de la mer’, que relata de otra forma, casi doméstica, la ocupación alemana de Francia y el rechazo de algunos franceses a la bota nazi y a la maquinaria engrasada del Wehrmacht. Publicada bajo el seudónimo  de Vercors, en lo que serían las, luego célebres, ‘Editions du Minuit’, fue llevada al cine en 1949,  por el cineasta galo Jean Pierre Melville. Aunque rodada en Estados Unidos, la imprescindible obra de Jean Renoir de 1943, ‘Esta tierra es mía’, resume lo mejor del cine de combate de esa resistencia; que concluye con un Charles Laugthon/ Albert Lory, recitando ante sus alumnos ‘La declaración de derechos humanos’, como muestra del mejor de los sabotajes posibles. Cosa que no ocurre, con las obras muy sobrevaloradas de Marcel Carné ‘Les visiteurs du soir’ (1942) y ‘Les enfants du paradise’ (1945). Considerada esta última pieza, como una de las películas más destacadas de la cinematografía francesa. Valoración que no oculta las enormes simpatías de Carné por el régimen de Vichy, y ello pese a contar en ambos casos con el apoyo en el guión del militante comunista y poeta Jacques Prevert. En cualquier caso, en ambas historias se opta por la fuga temporal de 1485 (‘Les visiteurs du soir’) o de 1828 (‘Les enfants du paradise’), mientras el país lucha o se desangra.

paris02Pese, pues, a la proximidad física del espacio de ambos títulos, ‘Arc du Triomphe’ y ‘Plaçe de l`etoile’, y pese a la proximidad cronológica de los acontecimientos narrados en la Francia a punto de ser ocupada en Remarque y en la Francia ya ocupada y con el régimen de Vichy en ejercicio y colaboración con Berlín, en Modiano; sus fortunas han sido diversas, e incluso desiguales. Tal vez, porque el universo relatado por Remarque, casi coetáneo a los acontecimientos desplegados, no ofrece otra disyuntiva que la oposición frontal al nazismo para poder sobrevivir. Viniendo, como venían las historias de rechazo al NASDAP, de un alemán exiliado y puesto en fuga, como demuestra la quema de sus libros en mayo de 1933 en el Berlín pardo y nazificado. Mientras  que Modiano, despliega obsesivamente el tema, silenciado durante años, del colaboracionismo francés con las fuerzas de ocupación alemán: desde la Wehrmacht, a la Gestapo; desde Drieu La Rochelle a Celine; desde Petain a Maurras. Frente a la idealización de la Resistencia y la Deportación asimétrica de Remarque o de Bruller; la evidencia de unos fantasmas familiares que cuesta trabajo reconocer, en Modiano y que nos persiguen hasta hoy mismo. Y por eso se los mantuvo apartados y fuera de la vista. Y lejos de las adaptaciones cinematográficas.

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