En un palacete de La Mancha

Clarisa Leal“En un palacete de La Mancha of wich nombre no quiero remenbrearme, vivía, not so long ago, uno de esos gentleman who always tienen una lanza in the rack…”

Hoy, 31 de mayo, día de Castilla La Mancha, no podemos pasar por alto uno de los textos más importantes de la literatura mundial: El Quijote. Y así es como comienza en la traducción spanglish que de ella hizo el filólogo y catedrático en el Amberts College de Masachussets, Ilan Stavans. Traducción criticada pero que  acercó, esta obra regia, a muchos hispanos residentes en los EEUU. Y es que una obra que ha sido traducida y editada, sólo superada por La Biblia, a tantos y tantos idiomas, bien le vale una versión como la que nos ofrece Stavans.

Supongo que Cervantes no imaginaría, allá por el siglo XVII, que su burlesca obra caballeresca daría tanto que hablar con el paso del tiempo y que se llegaría a considerar como una de las mejores obras literarias de la historia y la primera, clasificada, con el título de “novela moderna”. Lo imagino escribiendo desaforadamente, mezclando estilos y sin encontrar a un alma humana que fuera lo bastante capaz para hacer una crítica de tan vertiginoso texto. Si a eso añadimos que tardó diez años en escribir la segunda de las partes, ¿cómo se encontrarían los seguidores y fans de la primera? Sin uñas. Algunos andarían muertos sin descubrir el ansiado final de tan magnánimo texto. Y aunque sabemos que eran épocas de poco pan y menos cultura, existían las “aleluyas” (viñetas a lo comic) que con las ilustraciones del hidalgo y compañía, alcanzaron una mayor fama en años venideros.

molino“El príncipe de los Ingenios”, pese a haber nacido en Alcalá de Henares, supo pasearse por tierras manchegas y ofrecernos una visión de los pueblos, su gente y sus costumbres. Tras un estudio realizado en la Complutense de Madrid, se llegó a la conclusión de que el origen del Quijote bien podría ser Villanueva de los Infantes. Utilizaron las distancias descritas por el novelista y la velocidad que, se supone, llevaría el fiel Rocinante. Y es que todo en él y en su obra es digno de estudio o experimentación. Lo tenemos presente en la música, desde la ópera a las melodías más actuales. Y en el cine y el teatro con producciones nacionales y extranjeras.

Y una obra tan leída y reconocida, no puede estar exenta de polémica. ¿Sabíais que en 1969 se escribió un libro en el que daban la autoría del texto a El Greco? Según cuenta el autor, Guillem Morey, El Greco que era judío, al convertirse al cristianismo, abandonó el manuscrito bajo seudónimo y descubierto por la Inquisición. Cervantes, que pasaba por Toledo, lo compró y se lo apropió. Claro que lo tuvo que traducir del arábigo y, aún así, no veo yo al Greco con la chispa de Cervantes…. Si lo que pretendía este señor, al escribir el libro que lo acusa de plagio, era echar por tierra el trabajo de Cervantes…, no lo consiguió. A no ser que alguien (que pasaba por allí) se hubiese dejado a mal recaudo unas “Novelas ejemplares”, “La Galatea” y esas obras de teatro que completaron la carrera del literato. Ya sea en Lepanto, de cautiverio en Argel o en diferentes puntos de la geografía española, Cervantes no tiene quien le haga sombra (le pese a quien le pese).

En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor. Por suerte aún nos quedan “quijotes” que, pese a ser tachados de orates…, siguen dando color a las llanuras manchegas o a cualquiera de los paisajes donde aún se reclamen caballeros andantes.

Clarisa Leal

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