El «géiser» de Bolaños sigue expulsando agua 62 días después de su aparición ante la indiferencia de técnicos y políticos

Fotos: Blas Torres. Texto y vídeo: Miciudadreal.- El Campo de Calatrava sigue dando muestras de que es la bóveda de un inmenso y misterioso mar subterráneo. El último «géiser» (aunque geológicamente no es del todo correcto llamarlo así) surgido en la provincia de Ciudad Real el 30 del pasado marzo lleva desde entonces vivo y vomitando agua, CO2 y materiales sólidos a la superficie con un caudal que hasta ahora, y aunque parezca increíble, se desconoce, porque no ha habido tal medición, y si se ha hecho no ha trascendido a la opinión pública.

El nuevo surtidor, que surgió durante la ejecución de un sondeo, alcanza por momentos los 15 metros como comprobó MICR el pasado miércoles. Desde que rompió a “hervir” hasta hoy, los alcaldes de Almagro y de Bolaños y técnicos de la Confederación Hidrográfica han cursado visita a la zona, propiedad de la fábrica de muebles Glicerio Chávez Hornero SL, así como la profesora de la Universidad de Castilla-.La Mancha, Elena González Cárdenas, experta vulcanóloga y miembro del equipo Geovol (Geomorfología, Territorio y Paisaje en Regiones Volcánicas), autor del único informe que se conoce sobre el nuevo fenómeno.

Pero, por lo demás, el chorro que permanece activo las 24 horas del día a diferente altura, salvo aparentes colapsos de minutos después de los cuales el agua vuelve a la superficie con fuerza, prosigue activo e inundando la zona, sobre todo por la noche.

La empresa de muebles lleva años pidiendo al Ayuntamiento de Almagro enganchar en el colector de la estación de autobuses para canalizar hasta allí el desagüe natural de la fábrica (no se trata de aguas fecales), pero el ayuntamiento se ha negado reiteradamente. No obstante el alcalde de Bolaños, sí se ha comprometido a estudiar la posibilidad de que la fábrica conecte con otro colector en su término municipal.

Nada más se sabe de la suerte del chorro, ni el tiempo que durará, ni si se tomaran medidas y qué tipo de medidas en el caso de que se prolongue la vida de este nuevo surtidor (el conocido géiser de Granátula se mantuvo activo durante 176 días desde el verano de 2000 a la primavera de 2001). Tampoco se sabe cómo se canalizarán las aguas en el caso de que el arroyo Pellejero reciba caudal de más, si el terreno puede incrementar el riesgo de colapso al ahuecarse por la eyección de agua, gas, arena o arcilla, o si los terrenos colindantes pueden resultar dañados. El informe de Geovol reconoce que con la información disponible es difícil hacer una previsión de la duración del fenómeno natural, que de momento está encharcando la zona desde que brotó con fuerza el pasado 30 de marzo, como se puede apreciar en este vídeo grabado el pasado 29 de mayo.

El nuevo ‘hervidero’ es un fenómeno que ya se ha visto con anterioridad en los años 2000 y 2011, con la aparición de otros en los términos municipales de Granátula de Calatrava y Bolaños de Calatrava, municipios ubicados dentro de la región volcánica del Campo de Calatrava.

Una región volcánica

Según Rafael Gosálvez, profesor de la Universidad de Castilla-La Mancha, en la región volcánica del Campo de Calatrava, a cierta profundidad del terreno, existen importantes concentraciones de dióxido de carbono (CO2) que pueden salir a la superficie acompañadas de agua, si las bolsas que lo contienen son perforadas al realizar pozos, o sufren alguna alteración como consecuencia de la recarga de los acuíferos.

Como miembro de Geovol, ha subrayado que el Campo de Calatrava es la zona de mayor gasificación difusa que existe en todo el vulcanismo europeo occidental. Según él, “la desgasificación difusa está ligada al vulcanismo del Campo de Calatrava, una manifestación que, en ocasiones, se canaliza a través de fracturas en el terreno y fuentes naturales, dando lugar a la emisión continuada de grandes cantidades del CO2 a través de hervideros y fuentes agrias”.

En el año 2000, la perforación de un pozo para riego en Granátula de Calatrava, originó la aparición de otro ‘gran chorro de agua’, que llegó a alcanzar cerca de 30 metros de altura. El chorro, que se conoció coloquialmente como el ‘géiser de La Mancha’, llegó a estar expulsando agua durante más de seis meses y, en ese momento, se verificó que pudo arrojar a la superficie un hectómetro cúbico de agua.