Las asociaciones civiles que buscan mejorar la calidad de vida de los ciudadanos, o su salud, son encomiables, pero en algunos casos adolecen de una pátina de politización que las hace menos creíbles. En otros, estas asociaciones suelen ser utlizadas por el poder mediante magras subvenciones a cambio de pasear al mandatario de turno como protector o protectora y hacer un poco de proselitismo para las próximas elecciones. El interés político de partido o personal se agazapa así bajo el paraguas de la entrega y el altruismo asociacionista. Por eso es muy indicativa la asistencia a algunos actos públicos de AMUMA, reflejo de asociación respetabilísima pero amiga prioritaria de la Junta (anterior), de ahí el perfil del público asistente, antes y ahora. ¿Y mañana? ¿No debería ser secundario en un colectivo como AMUMA la sensibilidad partidista?