Moustakí en los labios de Flora

Manuel Valero.-  Fue en los labios de Flora donde oí por primera vez la lírica de George Moustaki y su canto libertario de incitación al mestizaje mundial y a vivir intensamente el amor y la vida…hasta morir. Flora cantaba Le métèque con su francés de niña bien del barrio rico de Asdrúbal.
Manuel Valero
Hoy al conocer la noticia de la muerte del cantautor alejandrino me ha venido a la memoria aquel tiempo de amarillos atardeceres en que un grupo de chavales, entre los que me incluía, sintió el frescor osmótico de la canción con mensaje, del tardofranquismo, de otra sensibilidad diferente a la oficial y el rumor de las primeras señales cifradas en la música de que España era una excepcional singularidad. Tal vez lo sigue siendo, pero nosotros los de antes ya no somos los mismos, y esta España nuestra sí, quizá ahí radique el problema.

No recuerdo si ella cogió la guitarra, o fue Miguel, o Alberto o Elena, la que comenzó con el desgarro de los primeros acordes de la famosa canción de este hombre barbado, de pelo revuelto, extranjero, vividor, compositor, que inspiraba bajo su sesudo letrismo de cantautor francés una plenitud de vida, una invitación a vivir cada instante como si fuera el último, y hacer de cada gesto un pequeño canto a la moral espontánea del hombre libre, y un poco ácrata. A Moustakí me recordaba después Facundo Cabral con su desubicación militante y su proclama de que hay una sola humanidad donde nadie es extranjero. y que si la cultura noune ni funde es otra cosa que cultura.

Hoy se ha muerto Georges Moustakí y no he podido contener ese remolino de recuerdos que se ha activado en mi memoria, por el que han pasado todos los componentes del Grupo Polen, una formación de folk, la primera que en el 72 se creó en Puertollano, y en la que tuve la inolvidable experiencia de participar, junto a todos los demás, los antes mencionados, y Quiquina, Paco, Marcos, Marien (sí la que fue candidata a la alcaldía de Puertollano por el PP), y Gracia, mi hermana… Vívidamente oigo y veo ahora a Flora, con sus grandes ojos y su boca dibujada en el óvalo perfecto de su cara, silabear al principio tímidamente, luego como una contumaz Edith Piaf, ir desgranando uno por uno de los versos de El extranjero de Moustakí que nos llevó a leer el otro Extranjero de Camus, y a mi, además, a la búsqueda apasionada de los demás rapsodas galos de la Nouvelle Chancon madre y padre de la Nova Cançó catalana. Todo lo que sucedió después fue emocionante, pero nada como la primera vez que se descubre algo, como aquel Moustakí cantado por Flora. Yo había estudiado también francés en el Bachillerato Elemental que cursé en los Salesianos, y luego en el Superior del Fray Andrés, pero los idiomas académicos se quedan ahí, sin historias, arrumbados en el localismo si no fluyen por la oportunidad cosmopolita de la práctica viajera. De modo que yo no sabía qué estaba diciendo Flora mientras cantaba hasta que lo tradujo. Y me pareció mucho más excitante todavía en esa edad en la que hasta lo más insignificante nos parece descomunal cuando sentimos con claridad el llamado de la vida. Y ahora, como el mismo Moustaki canta en su última estrofa de Le métèque...

Et nous ferons de chaque jour,

toute une éternité d.amour,

que nous vivrons á en mourir.

..seguimos intentándolo con el dulce dolor del tiempo transcurrido, con el consuelo de que un invento tecnológico nos da acceso a una suerte, no sé si buena o mala, de eternidad electrónica de la que todo es recuperable. Ya no se hacen canciones como las que hacía Georges, y si se hacen quedan solapadas bajo las toneladas de escombros cotidianos de este mundo loco. También estaba loco el mundo en tiempos de Moustaki, y su país Francia, tan magnético de iconos, revoluciones, cinemas, y baladas, sí… pero todo transcurría más distante, más lento, sin la espantosa coetaneidad virtual de cada hora. Esta misma mañana he visto en la televisión la imagen de un tipo que acababa de degollar a un soldado británico en Londres en nombre de Alá y he contenido el vómito hasta que otra muerte, la del Moustakí que me descubrió Flora, me ha aliviado de la arcada y me ha hecho entonar la última estrofa… que nous vivrons á en mourir-.

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2 COMENTARIOS

  1. Sí Manuel, hoy el mundo del arte está de luto. Ha muerto Moustakí, poeta errante, trovador de sensaciones y emociones profundas.
    Un fijo en mis viajes, junto con Aznavour, Serrat, Sabina y Becaud. La música y la poesía existencial abrazadas sin pudor.
    Me enterado por un mensaje de mi hijo el mayor…Sabía de mi veneración por él. Una generación se ha quedado huérfana con la muerte de este filósofo afable, bohemio….libre, muy libre a su manera. Un saludo.

  2. No deseo la muerte a nadie pero «¡me cagüen la leche!» ¿porqué se van los mejores y nos quedamos con los que nos hacen sufrir y morir…lentamente, día a día.

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