José Ignacio Echániz, Consejero de Sanidad y Asuntos Sociales de Castilla-La Mancha.- “Esta semana me toca cuidar a los nietos”. La frase es de uno de mis vecinos, pero podría atribuirse a cientos de abuelos de Castilla-La Mancha. Su papel, como última red de solidaridad ante los efectos de la crisis, está siendo esencial. Son ellos quienes acogen, alientan y ayudan a quienes han perdido el empleo o han visto mermados sus ingresos mientras buscan nuevas oportunidades.
Si algo define a la familia es por conformar un entorno en el que a uno no se le valora por lo que tiene o por lo que es capaz de hacer o conseguir. A un miembro de la familia se le valora por el mismo hecho de ser, sin reparar en sus recursos económicos o en su posición social. A un hijo, a un padre a un abuelo o a un hermano se le quiere por ser quien es, al margen de sus virtudes o sus defectos.
Y sobre todo, uno sabe que en los malos momentos, en las jornadas de duelo o en los fracasos, siempre va a estar la familia. Cuando otros se cansan o retiran la ayuda, la familia se mantiene como un soporte firme y estable.
En este contexto, en una situación en la que el gobierno de Cospedal está poniendo todos los medios posibles para respaldar a los más débiles de Castilla-La Mancha, se enmarcan las nuevas medidas de apoyo que se presentan hoy, con motivo del Día Internacional de la Familia.
La mejor ayuda que necesitan las familias en este momento es la reactivación económica, en la que el gobierno está trabajando sin descanso. A partir de ahí, y mientras esa recuperación llega hasta el último rincón de Castilla-La Mancha, tenemos la obligación de respaldar a quienes sostienen a los más vulnerables.
Las administraciones públicas no pueden ser ajenas a esta labor desinteresada de las familias. Está en nuestra mano hacer todo lo posible por respaldar y alentar esa última red que evita la marginación social y el desamparo.