Descifrando mitos

Manuel Valero.-  El otro día charlando con el escritor Javier Sierra me dijo que el hombre necesita mitos que le sobrevivan reinterpretados (Hércules es hoy Supermán) y que los mitos no se desmontan o desmitifican sino que se descifran. Debo reconocer que me gustó su aserto porque eldesciframiento requiere cierto esfuerzo intelectual y la necesaria persistencia para encontrar documental y científicamente signos y símbolos, casando semióticas, y divorciando semánticas para llegar al mensaje definitivo.

Manuel ValeroPues bien a la hora de desmontar mitos, como prefería hacer nuestro admirado Woody Allen, el único cineasta vivo que rueda cine para escuchar, no hace falta desempolvar viejos tomos de mitología o acudir a la hemeroteca donde reposan de mito presente los Gandhis, Guevaras, Luter King. Hoy las TIC,s y la masiva consumición de eventos de masas procrean otros mitos que son capaces de combinar asombrosamente la realidad carnosa de la coetaneidad con la recreación mitológica: Cristiano Ronaldo. Pero si hay un mito sin mitología o quizá un mito en su absoluta concepción por inexistente ése es la libertad de expresión y la relación de la prensa con el poder político. Ahí es nada. Ambas partes suelen alardear de ejercer el hermoso oficio de transmitir información veraz para calmar y colmar la necesidad de información y formación que tienen las sociedades modernas para su desarrollo crítico e intelectual. Y moral, se le supone.

Los políticos se desgañitan llegando incluso a la genuflexión cuando hablan de tan elevado concepto, a sabiendas de que en ocasiones la libertad de expresión se usa al uso del oficio más antiguo del mundo. Quien paga manda y a quien paga le encanta la contraprestación felatiohagiógracia para mayor gloria del pagapubli. Aquí muchos alardean de independencia pero por poco están por liberar rimas contantes y consonantes así sea la propaganda pactada. Por eso en esta región el PSOE mantuvo un control absoluto, li-te-ral-men-te-ab-so-lu-to de la prensa y de los medios durante décadas como una de las garantías de permanencia en el poder.

Era fácil: publicidad y chitón, y si me adulas, dos módulos más. Si no ni un cuadratín. Eran los tiempos del papel y del ladrillo loco que junto a la familia socialista conformaban una santa trinidad de desinformación y adocenamiento general. Hasta que llegó la red y las TIC y los tics en los despachos. No hay nada peor para el poder que saberse incapaz de controlar un medio ( un control democrático, claro, que es la publicidad).

Sigamos desmontando y clarificando cosas: La independencia no significa temeridad ni rehusar publicidades privadas (salvo las que rechace el ideario del medio. Ejemplo fácil: una revista proabortista anuncios anti ), ni por supuesto, publicidades y propagandas de poderosas instituciones que aquí es la teta juntera, de toda la vida, y otras con menos fuste y con la fecha de caducidad en el código de barras … No. Sino que aceptado el contrato por ambas partes para difundir campañas a precio convenido, el medio no se aleja ni un milímetro de su linea ni oda la épica del contratante de la primera parte porque habrá más.

A un político jamás se le adula, se le puede reconocer su buen trabajo y punto, porque es su obligación y por eso cobra.Y no poco. Está escrito que la independencia hace libres tirando a pobres. Pero a lo mejor, no, a lo mejor con esto de la endiablada red las cosas empiezan a cambiar. Sin ir más lejos, la Junta ha contratado con este medio sin haber oído un pìropo editorial. Así es como se demuestra que en verdad se defiende, se cree y se estimula la libertad de expresión: publicitando en los medios críticos. Esto sí que es un mito de toda mitología. Y último desciframiento: el PP como el PSOE trata de controlar y arrimar el ascua a su sardina de los medios privados (los públicos es otra historia), forma parte del juego, pero los populares son mucho más tolerantes, abiertos, y menos sectarios que los señores de García Page. Quizá se deba a que también en materia de comunicación los populares son más inocentes y bastante más torpes.

CODA.- La libertad también permite la legítima hagiografía política y literaria de un personaje público a quien el retratista mira con buenos ojos porque le sale de los colgajos del alma. Pero en estos casos, es sólo por el placer de hacerlo, sin esperar nada a cambio. Es la publicidad, estúpido.

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2 COMENTARIOS

  1. Creo Manuel que la libertad de expresión es la quinta esencia y por lo tanto lo más sagrado en democracia. Digamos, es como el rectángulo de juego. Es en ese espacio donde todos podemos y debemos jugar a este fundamental deporte que es la convivencia porque la voz de una sociedad es la voz de todos sus ciudadanos, no solamente la voz de unos cuantos, sean muchos o sean pocos. En esto parece que hoy afortunadamente no nos caben dudas.
    Una vez establecido el terreno de juego, tenemos que saber ante todo cuál es el deporte que debemos practicar, acatar las normas y las reglas establecidas de antemano y penalizar sobre todo dos situaciones, los fueras de juego y la práctica del juego sucio. Luego vendrán los distintos niveles de juego y las tácticas a desarrollar, porque como en todos los deportes existen las categorías a la hora de practicarlo y puede ser que asistamos a un bello espectáculo o a una verdadera castaña de partido y es que no todos estamos capacitados ni preparados para jugar al mismo nivel pero eso es algo común en todas las facetas de la vida.
    Pero lo que es preceptivo para jugar a cualquier deporte es tener al menos unas nociones sobre su práctica y sobre su reglamento. Y llegados a este punto me da que no todo el mundo pone demasiado interés en saber de qué va este deporte. Hago referencia a esas personas que estando en el rectángulo de juego aprovechan las ocasiones para lanzar patadas ideológicas y dialécticas haciendo oídos sordos a las indicaciones del árbitro que en este caso no es un señor con un silbato sino la misma conciencia intelectual y moral. En cualquier deporte no todo vale. La libertad para expresarse acarrea libertad para decir, para denunciar, para agradecer, para colaborar, para dialogar, pero ante todo y sobre todo para plasmar la verdad. La grandeza de este deporte, su continuidad en el tiempo tiene mucho que ver con el juego limpio. La libertad de expresión nos da la posibilidad de decir la verdad…o la ocasión para negarla o retorcerla a nuestra sola conveniencia. Entonces estaremos practicando otra cosa a la que no podemos llamar ni convivencia, ni política, ni deporte, sino un interesado abuso de esa misma libertad de expresión que tan justamente exigimos y a la que tan justamente apelamos. En la democracia no deben existir los mitos, cuando además esos mitos los fabricamos a nuestra medida.

  2. Más que ‘descifrando mitos’ habría que hablar de ‘desmontando mitos’. Y la ‘Libertad de expresión’ es uno de los más gordos, nutridos y amamantados, desde la afirmación de Voltaire: «Daría mi vida porque expresara usted su opinión contraria a la mía..bla, bla, bla».
    ¿Libertad de expresión? hasta la próxima parada, que me bajo. Veáse la titularidad/propiedad de los medios que sustentan esas hipotéticas libertades, plurales en apariencia, pero unánimes en su pertenencia y coincidente en los fines últimos.
    Por qué no ¿Libertad de Banca, de Empresa o de Capital?

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