Así bautizaron, en los noventa, el impacto que en la economía de la ciudad de Bilbao, que venía de una soberbia reconversión industrial de efectos visibles en el empleo y en la economía, pudiera tener el levantamiento de la nueva sede del Guggenheim Museum, iniciado en 1993 e inaugurado en 1997. Y a la postre, el efecto ha sido más que positivo, frente a las aseveraciones de antaño. Con un proyecto llamativo –icónico, lo llamaron más tarde – de Frank Ghery, la apuesta del Gobierno Vasco y del Ayuntamiento de Bilbao estaba echada. Parte del debate del buque de titanio caído en Abandoibarra, entraba de lleno en las historias de las Arquitecturas recientes, y por otra parte en la fanfarronería de los bilbaínos y su creencia en su propia excelencia.
Lo que hoy, casi veinte años más tarde, resulta evidente es la salud económica de Bilbao a la vista de los datos del Instituto Nacional de Estadística y del Ministerio de Economía; sin que se precise la influencia que haya podido tener en ese estado el Guggenheim o el optimismo bizkaitarra. Salud económica del consistorio, que gobierna Iñaki Azkuna elegido como mejor alcalde europeo últimamente, que hace que la deuda municipal sea tan sólo de 2,2 millones de euros, que prorrateados sobre la cabeza de cada bilbaíno, da 6 euros. O da para una para de chiquitos.
Bien distintas son las cifras económicas de Puertollano con su alcalde, otrora esperanza blanca del socialismo provincial, Hermoso Murillo al frente. Deuda de la ciudad minera, que la coloca en el ‘Ten top’ de las españolas ciudades endeudadas; ciudades endeudadas encabezadas con los 3.208 euros/cápita de Ceuta, que manifiesta cierto sentido de insularidad territorial muy costosa. Puertollano, con una nada despreciable cantidad de 1.723 euros per cápita, refleja el ‘efecto Hermoso Murillo’; de manera parecida a Madrid y su ‘efecto Gallardón’ o a Jerez y su ‘efecto Pacheco’; que también se ubican en esa decena de ciudades hipotecadas o muy hipotecadas, y a punto de ser escrachadas por una masa airada de proveedores acreedores.
Sin que en Puertollano, haya habido un efecto equivalente al de Bilbao, con una infraestructura de prestigio que mejore la cuenta de resultados del consistorio. Ni Palacio de Congresos, ni Museo Minero, ni Centro Universitario, ni Fundación Virtus, ni polígono La Nava, pueden contribuir al optimismo de los resultados de las cuentas municipales de hermoso Murillo. Y sin que el intento de desplazar, hacia atrás en el tiempo, la responsabilidad económica a su antecesor Casimiro Sánchez Calderón, vaya a cubrir réditos algunos en esta cortina de humo. Más bien una fractura electoral del PSOE local, que se vecina en ciernes. Que quizá eso sea el ‘efecto Hermoso Murillo’.
José Rivero
Es que para hacer lo de Bilbao se necesita un plan estratégico con gente seria y competente. Y aún así debe ser difícil. Los directores del plan, empezando por el alcalde necesitan la complicidad de todos los ciudadanos (que hay que ganársela), además de un poco de suerte. Ya me contará cómo se puede hacer la comparación con Puertollano.
Efectivamente. Planes estratégicos con gente que tenga materia gris dentro. El efecto Hermoso ya se ha visto: 3.208 machacantes por cabeza. Y ahí sigue el tipo diciendo que es el mejor y que la culpa es de Casimiro. Lo mismo lo proponen para dirigir el PSOE regional…con la línea que llevan, no me extrañaría.
Le vendrían bien unas primarias de verdad. A ver si así sigue tan chulete!