Multimedia.- La inauguración de la finalización de la restauración del Puente Romano sobre el Río Gigüela de Villarta de San Juan, monumento histórico artístico de carácter nacional, congregó, en la tarde del viernes, a gran parte de los habitantes de la localidad que, reunidos en torno a la alcaldesa Felicia Bascuñana, y alcaldes y concejales de la comarca, asistieron a un sencillo pero entrañable acto para los villarteros.
La alcaldesa Felicia Bascuñana calificó el día de singular, e indicó que “con este acto alcanzamos una meta que ha supuesto esfuerzo y dedicación. También quiero agradecer a todas las instituciones que a lo largo de casi tres décadas han prestado su apoyo técnico y económico y también a los anteriores alcaldes Julio Isla y Ángel Antonio Ruiz Palomares su trabajo para conseguir la meta que ahora yo tengo la oportunidad de inaugurar”. Finalizó su intervención agradeciendo a los trabajadores que participaron en la rehabilitación su empeño y dedicación.
A continuación, el cronista local José Muñoz Torres, realizo una breve glosa histórica y social del momento, deteniéndose en las diferentes vicisitudes por la que atravesó el puente y agradeció a todos el esfuerzo para que la restauración sea una realidad.
Además de la alcaldesa, Felicia Bascuñana, y miembros de la Corporación Municipal, estuvieron presentes los diputados provinciales Jesús Fernández, José David Morales, Ángel Exojo y Dolores Serna, además del alcalde Arenales de San Gregorio, Ángel Ortiz, además de concejales de municipios de la comarca y una amplia representación de los vecinos de Villarta, los cuales asistieron al descubrimiento de una placa conmemorativa de la efemérides y realizaron una visita al monumento.
Un puente romano, testigo de nuestra historia
Después de muchos años de trabajo artesanal y decidido, la restauración ha quedado finalizada para orgullo de Villarta y de toda la provincia. El conocido popularmente como el Puente Viejo, se encuentra situado entre los kilómetros 145 y 146 de la antigua N-IV, carretera de Andalucía, por la entrada norte de Villarta de San Juan.
La importancia del puente radica en sus dimensiones 500 metros aproximados de longitud y una media de 5 metros de anchura con 46 ojos, todos distintos y distribuidos de forma irregular, lo cual suponía un conocimiento exhaustivo del terreno sobre el que se construyó ya que recogía perfectamente las distintas corrientes de agua que el río iba formando en su lento recorrido por la zona.
En su primer tramo encontramos 19 ojos y en el segundo 27 ojos. En este mismo tramo existen dos apartaderos de forma cuadrangular separados entre sí por unos 140 metros, adosados al lado izquierdo en sentido norte. Al lado opuesto y entre ellos existe un pequeño tajamar de planta triangular de unos 2 metros de lado que servía para desviar el agua evitando que la corriente, muy fuerte cuando el agua corría por la zona, castigase en exceso la estructura del puente, además de una misión de sustentación al igual que los contrafuertes. A todo lo largo del puente y a ambos lados se encuentran las gárgolas para la evacuación del agua de la lluvia, consisten en losas finas y acanaladas.