El Partido Popular y el Partido Comunista Chino (PCCh) rubricarán mañana en la ciudad de Suzhou, un “memorándum de entendimiento, intercambio y cooperación” en lo que supone un acuerdo entre dos formaciones con planteamientos políticos en las antípodas. El memorándum llevará las firmas de la número dos de los populares, María Dolores de Cospedal —que en privado, y al criticar a los sindicatos, defiende con desparpajo que “el PP es el partido de los trabajadores”, pese a que en China los sindicatos independientes son ilegales.— y Wang Jiarui, vicepresidente de la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino y ministro del Departamento Internacional del PCCh. Todo ello, según informan desde la sede de Génova, para tratar de fortalecer el “intercambio institucional con un país tan importante para España”. Cospedal tiene previsto intervenir en el IV Foro de Alto Nivel de Partidos Políticos China-Europa, para mostrar lo significativo de su viaje ¿y de su viraje? La dirección del PP, en cualquier caso, considera que con este viaje y con la rúbrica del memorándum se pretende promover la cooperación y las relaciones institucionales entre las dos organizaciones ¿hermanas?
Hace años, y antes del enorme pragmatismo que ha permitido a China un colosal despegue económico, la atracción por China era destacada en Occidente, donde al Presidente Mao Tse Tung, se le reverenciaba sin reparar en otros estragos y excesos. Incluso a Den Siao Ping, nuestro ex-presidente González, le alabó el gusto de cazar ratones con gatos de cualquier color. Estragos y simplismos de Mao Tse Tung como los producidos por el inefable ‘Libro rojo’, donde al amparo de metáforas orientales rampantes, se decía aquello tan conocido de que “El capitalismo es un tigre de papel”. Para dar entrada a la temible, pero alabada por aquí, Revolución Cultural, con la no menos temible Guardia Roja. La fascinación cultural de la Revolución Cultural del camarada presidente de la republica Popular China, Mao Tse Tung (hoy ya Mao Ze Dong), pobló por ello, las pantallas occidentales de reflexiones/homenajes sobre la intrépida aventura del llamado maoísmo político y cultural. Así la película de 1967, de Jean Luc Godard, “Loin de Vietnam” tomando posición prochina, en el conflicto vietnamita, era ya un anticipo del homenaje ideológico que sería “La Chinoise”, que capta a los maoístas parisinos en plena efervescencia de su pasión maoísta. Igual que hiciera Marco Bellocchio en el mismo año, con los maoístas italianos de su film “La Cina è vicina”, y que tendrían su postrero reconocimiento, con Bernardo Bertolucci en 2003 y su visión del maoísmo retrospectivo parisino de 1968 en “Los soñadores”.
Los prochinos españoles darían pie en los años finales de la dictadura, para una activa ‘Joven Guardia Roja’, sección juvenil del PTE que competía en el suelo patrio con la otra rama maoísta hispana, la ORT. Además de ello en 1977, fecha de plenitud de la marea maoísta en España, Fernando Colomo, realizaba la película “Tigres de papel”, mostrando en ella la ambigüedad de los maoístas nacionales, procedente de buenas familias pequeño-burguesas. Hoy esa ambigüedad, sobre el comunismo chino –que ya no maoísmo enrojecido –se traslada, por un raro sortilegio, al conservador Partido popular y a la dirigente Dolores Cospedal. Mostrando con ello la certeza de lo afirmado por el ex-presidente Aznar en su necrológica de Margaret Tatcher cual vaticinio, al afirmar de forma paradójica que “hoy los revolucionarios son los partidos conservadores”. Será que preparaba en silencio, la justificación del viaje chino y del viraje cospedaliano. ¡Vivir para ver!
Hace tiempo que vengo pensando, amigo Rivero, que como China es demasiado gigante para caer de bruces como le pasó a otro gigante,la URSS, que luego resultó de pies de arcilla, lo hará con metodología oriental: entrarán hasta el corazón del capitalismo que abrazarán con fuerza hasta conseguir el binomio un coche-un chino, lo cual potenciará las energias alternativas porque no quedará carburante en un par de bisiestos. Y luego los chinos comunistas en el consumo capitalista pagarán con lo peor con que le puede pagar una sociedad al partido unico: la indiferencia. Y ese será el fin del comunismo político. Si repasamos las hemerotecas los acontecimientos de Tian,anmen y la actitud de la izquierda habría un sonrojo manifiesto. Por lo demás no se te escapa que el comercio es el gran crisol que todo lo mestiza, también las ideologías. Salud
Valero, caido el ‘Gigante Rojo y Asiático’ a manos de los mercaderes de la Internacional Conservadora, y a los pies de los mercachifles de Wall Street, el espectáculo previsible ya no será la Internacional Globalizada de lo que sea. El espectáculo ardiente, se debe de aproximar al incendio romano provocado por Nerón.
¿Y quien tocará la Lira?