En Manzanares ocurre una cosa muy curiosa que a nosotros se nos anteja positiva pese a todo. En el gobierno de la ciudad se asienta un alcalde del PP pero la Escuela de Ciudadanos que dirige Ramón Orozco, cojea por la izquierda, y de manera insistente. Tan legítimo es un gobierno salido de las urnas como una escuela que es una actividad cultural que organiza cursos de «licenciatura ciudadana». Y aunque en su momento hubo choques, la normalidad se impuso. Un ejemplo de tolerancia… aunque la procesión vaya por dentro que es por donde debe ir en cualquier democracia