Radio Televisión Castilla-La Mancha, la eterna caricatura del periodismo

Editorial de Miciudadreal.es.- La inquietud de los periodistas de Radio Televisión Castilla-La Mancha (RTVCM) va en aumento en un ambiente enrarecido por las «presiones» a las que, según denuncian, son sometidos. No es nada nuevo. Radio y televisión regionales ya estuvieron sujetas durante más de una década a un férreo control político bajo el Gobierno socialista, en ocasiones, incluso, a costa de prescindir de la misma información. Al parecer, las cosas no han cambiado mucho con los nuevos gestores, si bien son más frecuentes las quejas y comunicados de los trabajadores, asfixiados y hastiados del toma y daca político.

Las declaraciones de la senadora Carmen Riolobos, defendiendo la independencia de los periodistas de la casa frente a las advertencias del PSOE de que hay quien acude a las ruedas de prensa con «preguntas y consignas» marcadas desde la dirección del medio, han causado el efecto contrario al deseado por la portavoz del PP en Castilla-La Mancha: la indignación del comité de empresa de RTVCM.

Los representantes de los trabajadores han publicado un enérgico comunicado en la página web de la Federación de Asociaciones de Periodistas (FAPE) en el que rechazan la tutela política y denuncian prácticas que convierten a la televisión pública regional dirigida por Ignacio Villa en una galería de los horrores del periodismo. Algo que, mientras no se demuestre lo contrario, siempre ha sido, al margen del signo de sus gestores políticos, por no hablar del desmesurado derroche en tiempos de Candau.

La época socialista de RTVCM no estuvo exenta de control, censuras, regalías y clientelismo a la mayor gloria de Bono y Barreda. El ente público regional siempre  ha adolecido de la inexistencia de programas de nivel, de debate político, investigación, divulgación científica, etc., sin que se alzaran públicamente voces internas que denunciaran la situación. Debieron haberlo hecho entonces, también, y quizá otro gallo cantaría. De todos modos nunca es tarde: trabajadores y comité de empresa parecen haber despertado, siempre con comunicados correctos que no discriminan adscripciones políticas, quizá superados por años de instrumentalización.

Mientras tanto, PP y PSOE siguen usando a estos profesionales de la información en el colchón de su potreo partidista, incluida una reciente denuncia del secretario regional del PSOE y alcalde de Toledo, Emiliano García Page, ante el juzgado de guardia por manipulación informativa… Todo ello (a pesar de las buenas intenciones iniciales del actual equipo gestor) en un contexto de continua pérdida de audiencia, deterioro de la calidad y despojamiento de temas y periodistas castellano-manchegos en programas y tertulias.

La crónica enfermedad de RTVCM pone sobre el tapete la futilidad de los medios públicos cuando no está garantizado su equilibrio e independencia. En estas condiciones, un medio de comunicación se convierte en mera caricatura. En una gigantesca y costosa caricatura.

Por su interés, reproducimos en su integridad el comunicado de los trabajadores de RTVCM:

Le ruego que no me defienda

El Comité de Empresa de RTVCM reivindica la independencia profesional ante las declaraciones de la senadora Carmen Riolobos

Señores políticos, como periodistas que ejercemos nuestra profesión en esta región desde hace años, y que esperamos seguir haciéndolo, les rogamos que no nos defiendan. Ningún político de ninguna ideología. Señores, les rogamos que no lo hagan porque ustedes jamás han defendido esta profesión, ni tienen que hacerlo, eso es algo que nos compete a nosotros.

Señores políticos, les rogamos que no utilicen a los periodistas como un arma más en su juego explosivo de gobierno y oposición. Con nosotros no jueguen.

Somos periodistas, nuestro oficio está salvaguardado por la Constitución Española. Podemos acogernos a la clausula de conciencia precisamente para eso, para defendernos. Nuestro oficio es informar de la realidad, contar lo que ocurre y ser el ojo vigilante del poder, o sea de ustedes, los políticos, pertenezcan al partido al que pertenezcan. Algo que ni antes, ni ahora, a ustedes les ha gustado.

A ustedes, a los políticos, les resultan incómodos los periodistas que ejercen su profesión, que preguntan, que cuestionan, que dicen que no. Señores políticos, el día que un político del partido que sea tenga que venir a defendernos significará que el periodismo está muerto.

Si quieren les contamos algunos ejemplos de lo que es “maltratar” a esta profesion y maltratar a los periodistas.

Maltrato es ir a una rueda de prensa con las preguntas hechas de encargo

Maltrato es que te escriba las noticias un comisario político, incluso antes de que ocurran

Maltrato es llegar con veinte testimonios de ciudadanos de la calle y que sólo salgan en tu noticia los que interesan a los políticos de turno

Maltrato es dejar una noticia terminada y que el comisario de turno te la cercerne porque no le gusta lo que dice “cierta gente”

Maltrato es que en tu empresa periodística haya temas vetados

Maltrato es que un profesional con veinte años de experiencia se pase media jornada de trabajo sentado en la redacción por no ser “de confianza”

Todo eso señores políticos, es maltrato real a esta profesión y lo sufrimos muchos por el simple hecho de decir que no, por el simple hecho de mantener la dignidad de este oficio, ahora más que nunca tan golpeado por la crisis. Y este maltrato, como cualquier otro, es culpa de quien lo ejerce pero también culpa de quien lo calla, nosotros, los periodistas, con nuestros silencios fomentamos que esto ocurra.

Porque somos pocos los que no hemos permitido que ningún jefe de prensa nos dictara las preguntas, porque somos pocos –pero quedamos- los que hemos intentado mantener intacta nuestra función, la de contar la realidad, porque somos pocos –pero quedamos- los que no nos hemos casado con nadie y hemos mantenido nuestra independencia. Y desde luego nos está costando caro.

Señores políticos les rogamos que no nos defiendan. Seguramente no lo harán cuando alguien lea este artículo y nos castiguen, porque desgraciadamente vivimos tiempos en los que el que calla es premiado y el que habla penado.