La evasión

silencio_muy_buenaJosé Manuel CampilloLos abanderados intelectuales de la novedad  reivindican que ese experimento zafio, y dicen que sociológico, llamado «Gran Hermano» es hijo natural de la novela 1984 de George Orwell.  Yo, que no soy abanderado de nada, excepto de la ropa interior de ese nombre y de la Voll-Damm , afirmo que este infame programa tiene sus orígenes en un lugar más lejano y cinéfilo, concretamente en las películas carcelarias de los años 50. laevasionHe ahí donde ya encontramos a un grupo de personas compartiendo sus tristes cotidianidades.  Por supuesto, en las cárceles no tenían la moderadora de turno, aunque es posible que si la hubiesen tenido, los intentos de fuga hubieran aumentado de manera considerable.

   La evasión es una película sobria y precisa. Huye de cualquier barroquismo innecesario y rehúsa cualquier atisbo de imagen o palabra superflua. Es, también, un buen arquetipo de ese movimiento que se conoció como Nouvelle Vague, donde las historias que se llevaban a la gran pantalla desprendían un contundente aroma a realidad. Pero una realidad distinta a la actual. Una en la que lo tautológico brillaba por su ausencia. Los malos no eran malos y los buenos no lo eran tanto. Los conceptos no apresaban la realidad, se difuminaban como también lo hacen las promesas que realizamos el día de Año Nuevo.  Las vanguardias y la posmodernidad han conseguido lo contrario de lo que pretendían: han desvirtuado tanto lo real que para poder apresarlo se ha simplificado hasta la extenuación. Hoy las cosas son blancas o negras, se es bueno o malo, del Madrid o del Barça o, lo que es peor, de Izquierdas o de Derechas.laevasion4

En la superficie la película es una historia de cinco presidiarios ejecutando una fuga. En su interior es una fina mostración de las bondades e iniquidades del ser humano. Una excelente y sutil lectura antropológica. Con un lenguaje preciso y sin abalorios, sin vacuas palabras que perturben lo importante, la acción, Jacques Becker nos muestra quién es cada uno de los presos. Entierra la máxima parmenídea de que pensar es ser. Porque se es persona siendo, esto es, se es bondadoso ejerciendo la bondad, se es amable siendo amable. Nunca se es hablando, se es siendo.

laevasion5La cinta es parsimoniosa, se relame con el detalle, pero el ritmo no decae en ningún momento. Siempre hay una cierta e inquieta tensión nerviosa en el espectador, como si nos hubiéramos imbuido de la música de Tiburón.

La sobria cámara sigue a los presos con la misma mirada atenta con la que el enamorado sigue a su amada. Goza con fruición de cada movimiento de los personajes en la preparación de la fuga. Todo es importante en esta maquinaria de precisión suiza llamada «La evasión».

Los abundantes primeros planos hacen que tengamos la sensación de estar en un rincón de la celda observando lo que hacen y dicen los cinco presos. Nuestro acomodado yo ha dejado el sofá y se ha adentrado en las rectangulares y sobrias paredes de la prisión de La Santé. Asistimos respetuosos y callados a una auténtica lección de amistad y generosidad. Los contenidos gestos de los protagonistas, sus elocuentes silencios, la bondad de sus acciones nos sirven de impagable educación sentimental, que diría Flaubert.

laevasion3Al final de la película, cuando suenan las campanas, sabemos que no debemos preguntar por quién lo hacen. Somos conscientes de que no es la muerte la que anuncia su oscura presencia. Es la bondad que ha llegado, por ósmosis, para permear nuestros aturdidos corazones.

Posdata: El final nos depara uno de los planos más impactantes de la historia del cine. Uno de esos que nos acompañará en el recuerdo toda la vida, como lo hace el primer beso y como también lo hace el gol de Maradona a Inglaterra.

www.vienafindesiglo.blogspot.com

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6 COMENTARIOS

  1. «Por supuesto, en las cárceles no tenían la moderadora de turno, aunque es posible que si la hubiesen tenido, los intentos de fuga hubieran aumentado de manera considerable». Qué bueno!!! Para ser exactos, de tener a la moderadora se habrían suicidado, ni energía para fugarse les quedaría.

  2. No creo que sin el precedente de Robert Bresson ‘Un condamné à mort s’est échappé'(1956), se puedan entender las posiciones posteriores del cine francés. Como las de ‘Evasión’ de Jacques Becker (1960. Más efectivo el nombre francés de ‘Le trou’ (‘El agujero), que el traducido en España. Tampoco podemos olvidar que el texto de partida de ‘Le trou’, es de José Giovanni de 1957. Quien años más tarde se convertirá en excelente director del género negro (‘poplar’ en su designación francesa), junto al no menos excelente, Jean Pierre Melville.

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