Es indiscutible que en las Repúblicas el jefe del Estado es elegido democráticamente por los ciudadanos. ¿En todas? No. Hay y hubo repúblicas que fueron reprivatizadas por el partido, o la dinastía que las tomó para sí como intocable propiedad de la mayúscula Justicia terrenal en nombre del más difuminado de los propietarios: el Pueblo todo. Quiero decir que aunque el debate no desasosiega a los españoles- ¿desasosiega ya algo a los españoles?- y la elección entre Monarquía y República no es una preocupación que vaya a solventar los problemas del minutado del día de la gente moliente, es evidente que un presidente del Estado salido de las urnas tiene una legimitidad popular que un monarca no tiene, con el agravante de que nuestro monarca vino del Movimiento a la Movida, adjurando del primero y jurando por la segunda para acoplarse con donosura en el nuevo orden constitucionalizado. Luego se amansó la fiera y no hubo guerra. Ése corolario de hostias que temia mi madre y las madres de todos mis amigos que tenian madre que irremisiblemente nos repartiriamos fraternalmente y con generosidad cuando Franco– uf qué pereza me da escribir esto- echara el último aliento por el laberinto de tubos que lo amarraban a este valle de lágrimas. Ganaron los socialistas y los cuarteles permanecieron en su sitio, mandaron los socialistas y estallaron los 80 con la arena de la playa debajo del asfalto, y corrió el dinero de Europa, la pasta municipal, el money sin dueño asentando el modus vivendi y gobernandi tan peculiarmente hispano a medida que se levantaba y superestructuraba el país... Hicieron cosas muy buenas los socialistas pero también alguna que otra trampa que pagaron en las urnas y la derecha volvió a gobernar… ¡por primera vez elegida por el pueblo…después de la II República!!. Y así… hasta que llegó Zapatero y luego Rajoy… lo “aparentemente normal” en una democracia aunque esté tocada de Corona .
El prontuario de problemas y asuntos que nos ocupan hoy no se los enumero porque ya lo saben, pero de la ensalada de problemas o temas para un debate está sobresaliento el de la República. Curioso debate que parte de un desequilibrio sentimental. Habrán comprobado que quien reivindica la III República es la izquierda, IU desde siempre, en esto ha sido coherente, y ahora el PSOE reconvertido al ardor republicano en función de la coyuntura. Por tanto, pareciera que la República es un régimen naturalmente de izquierdas cuando no lo es porque en una República bien pudiera establecerse en la jefatura del Estado un señor muy ultraliberal él y muy de derechas durante varios lustros porque así lo han querido los electores y cometiera atrocidades sociales con la misma displicencia con que se merienda un plátano.
La clave de todo es ese sentimiento que acabo de mencionar, la nostalgia, que aviva el deseo de redivivir una República fallida, por dos veces, y por la que en el segundo intento, el PCE luchó hasta el final, para desestigamatizarla de su origen burgués. Al final de la maldita guerra de la que yo también estoy escribiendo en estos momentos, se dirimieron dos dictaduras: la de Franco, que ganó y la de la Republica Popular que hubiera resultado ante un hipotético éxito de los comunistas con el consentimiento de los anarquistas, detalle éste muy, pero que muy importante durante toda la contienda, que alcanzó en Cataluña, cimas de absurdo sangriento .
Pero hoy, ¿qué reividicamos, cuando reivindicamos la III República? ¿Un régimen que simplemente nos permita elegir por sufragio universal al jefe del Estado pero dejando intacta la adcripción de la República al sistema? ¿Una República que sea heredera de aquella que pudo ser y no fue, es decir una República permanentemente de izquierdas? ¿Federal? ¿Confederal, para dar más libertad a los confederados? ¿Con un presidente con mucho mando, con poco, con nada? ¿Con un primer ministro cohabitante en un país como el nuestro? ¿Garantiza la República la felicidad de los ciudadanos públicos, y su desarrollo, y su bonhomia? Eso ocurre actualmente en Monarquías como la holandesa o la noruega, y sí, también en repúblicas como Alemania, Francia, EEUU… Para colmo hay republicas populares que se convierten en dinastias y hubo monarquias africoides con esperpento en el solio real apoyadas por metropolitanas repúblicas … En fin, que si llega el caso, porque la gente lo quiera con la inestimable ayuda, quién lo iba a decir, de la propia familia real, que se haga rápido, civilizadamente y que si sale de las urnas la III República, por fin, que no nos tiremos los lustros debatiendo qué tipo de Republica. No olvidemos que la I acabó con Cartagena declarándole la guerra a Madrid y la II en la maldita guerra que nos moldeó tal cual somos hoy. En ese caso sería de obligada opción exilarse y empezar a tomarse en serio el dicho que dice que el mundo está lleno de paises y de dos cosas que se llaman Argentina y España..
Es bueno saber que ningún sistema es perfecto, ya sea una monarquía parlamentaria o una república, sino que más bien son las personas que participan en ese sistema las que lo hacen mejor o peor. en fin, no hace falta decir mucho más, pues en los tiempos que corren, está demasiado claro que las lagunas y/o grietas de nuestro sistema democrático han sido aprovechadas por aquellos que no creen en él como sistema en el que la ciudadanía participa de lo común, sino más bien al contrario, se han aprovechado de dicha ciudadanía para que acabe pagando el pato de sus desmanes. Dixit
Concuerdo contigo, Estanislao. Sólo un matiz: los pueblos también son «algo» responsables de su propia historia y de lo que les pasa a lo largo de la Historia.
Cuando la sola posibilidad de que quien tiene que regir un país hace gala pública de sus preferencias religiosas, y estas las lleva y eleva a cuestiones de estado, cuando desde el gobiernos se toma una deriva de seguir potenciando una religión que impone por encima de cualquier otra condición, se esta invitando a los ciudadanos a otra forma de dirigir y gobernar, y muy probablemente la única que puede acabar con este privilegio es una república aconfesional y laica.