Leyes deshumanizadas

Fátima Serrano, portavoz del Grupo Municipal Socialista en el Ayuntamiento de Ciudad Real.- Día tras día asistimos sobrecogidos al drama humano que sufren muchas familias que se ven  abocadas a la pérdida de su vivienda.

En España hay (o había) una tradición muy arraigada en relación con las viviendas. Se creía que invertir en un piso era la inversión más segura porque siempre, siempre, se revalorizaba (craso error). A ello había que sumarle el factor seguridad; una familia necesitaba la protección y el amparo de un techo propio. Por ello, para cualquier pareja, era el primer elemento a tener en cuenta desde el momento en el que decidían que iban a compartir sus vidas. Entonces hacían cuentas y más cuentas para ver en que piso “se podían meter”. Unos, los mejor situados económicamente, podían aspirar a una vivienda de renta libre; otros, últimamente, muchos, rezaban para que les correspondiera una de protección oficial.

Hasta hace poco, el hecho de que te tocara un piso de la Emusvi era casi como si te hubiera tocado la lotería. Quienes se sentían agraciados con este premio eran en su gran mayoría familias de rentas bajas, con recursos muy ajustados, pero honrados y buenos trabajadores, dispuestos a dejarse la piel en aras de sacar la hipoteca adelante. Contaban con su trabajo, con su esfuerzo y con su sacrificio, pero no contaban con el maremoto que se produciría en sus vidas si perdían su puesto de trabajo. Porque eso es lo que les ha ocurrido y,  ante la desesperación de no poder conseguir algo en lo que ganarse la vida (¡que mire usted si es una situación pavorosa!), ven como la rapiña bancaria viene directa a por el resultado  de tantos desvelos,  eso sí, con todas las bendiciones legales.

Ya sé que en este mundo mercantil en el que vivimos, en el que hemos pasado de ser ciudadanos con derechos a ser exclusivamente clientes de todo, el dueño del establecimiento está en su derecho de cobrar lo que se le debe. El problema es que el que no tiene, no tiene, y aquí no vale utilizar la perversión esa de “que lo hubieran pensado antes”. ¡Hombre no! Eso es una infamia cuando lo que origina el problema no es la irresponsabilidad de las víctimas sino  la desaparición del mercado laboral, consecuencia de una crisis económica de proporciones inimaginables que nadie sabe cómo se ha producido, pero  que todos sí sabemos de dónde ha partido y quienes la están rentabilizando. Amén de un tratamiento  que es peor que la enfermedad y que únicamente consiste en recortes y en más recortes y en una reforma laboral que lejos de aliviar los síntomas están convirtiendo el paro en una epidemia altamente contagiosa y perniciosa.

Y en esas que vemos como otro de nuestros vecinos, Jose Ramón Oliva, casado y con una hija, que recibe  426 euros como ayuda social y  que no puede asumir su hipoteca (351 euros) quiere pactar con Bankia la entrega de su vivienda como dación en pago, pero que esta entidad bancaria le dice que nones, porque hay una ley que lo impide. Y entonces tú te paras y te preguntas, pero ¿estamos todos locos? ¿Cómo es posible que quienes tengan una vivienda de protección oficial no puedan dar la vivienda en dación de pago si antes no devuelven las ayudas recibidas? ¿Alguien se plantea que si no pueden hacer frente a la hipoteca y van a perder todo lo que tienen y con ello todos sus sueños y esperanzas y la seguridad de su familia es porque no poseen absolutamente nada con lo que hacerle frente?¿Cómo podrían devolver las ayudas?

¡Menudo premio gordo envenenado la vivienda de la Emusvi!

Las leyes serán leyes, pero algunas como esta carecen de sentido común, afectan a quienes más dificultades tienen para negociar cambios en sus hipotecas, inciden en quienes más de lleno están sufriendo la crisis y carecen del mínimo atisbo de humanidad.

No sé qué hace el gobierno nacional que no la cambia ya y qué hacen nuestros gobiernos municipales y regionales que no les presionan para ello.