El próximo 13 de mayo, la actriz y dramaturga, Ana Diosdado recibirá el Premio Max de Honor 2013. Para aquellos que no conozcan estos galardones les diré que son los más importantes que se conceden en el panorama de las Artes Escénicas. 
Aquellos que reconocen el trabajo realizado por creadores, intérpretes y productores que viven profesionalmente del teatro y la danza. Y son estos mismos profesionales, los que a través de una ronda de votaciones, valoran y premian a sus compañeros.
Quizá por esto mismo, el orgullo de recibir un premio honorífico de manos de tus colegas a toda una carrera, debe de ser doble en un mundo en el que las avaricias y las inquinas hacen su aparición a la vuelta de la esquina. Además de demostrar que uno es bueno, en esta orbe creativa, también se debe estar cerca de aquél que reconozca que lo es (aunque a veces no coincidan las realidades).
En el caso de Ana no hay género de duda. El hecho de dedicarse toda una vida a esta profesión, de haber trabajado incansablemente como actriz (su primera interpretación la realizó con apenas 5 años), como guionista de televisión (quién no recuerda el mítico “Anillos de oro”) y de haber sido premiada como escritora en importantes convocatorias (Premio Fastenrath de la Real Academia Española, Finalista del Premio Planeta en 1970) hacen que, indudablemente, el Max de Honor recaiga en la persona adecuada.
Y me alegro doblemente: por ella, como profesional, y por mujer dramaturga. No quiero entrar a hacer un juicio de género pero, existiendo como existe una equidad en el mundo actoral, qué pocas veces se ven reconocidas laboralmente a todas aquellas mujeres que trabajan en la parte invisible o, digámoslo mejor, menos visible del mundo artístico. Por suerte, cada vez son más las que se lanzan a la aventura de la dirección o la dramaturgia pero aún queda un largo camino por recorrer.
Este año 2013, el Comité Organizador de los Premios Max, conceden el galardón a una mujer por ser “una de las dramaturgas más relevantes de la escena contemporánea española”, a lo que Ana Diosdado contesta: «Es una gran alegría. En los premios siempre pienso que hay otras personas que se lo merecen. En este caso me ha tocado a mí. Y es bonito que sean mis compañeros de profesión los que me hayan reconocido con esta distinción»
¡Enhorabuena, Ana!
Siempre ha habido buenas escritoras de todos los géneros en nuestro país y casi siempre se las ha silenciado.