Un equipo multidisciplinar formado por investigadores de la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM), -adscritos al Grupo de Sanidad y Biotecnología (SaBio) del IREC-, del CERSYRA de Valdepeñas (Consejería de Agricultura de CLM), y del Departamento de Reproducción Animal del INIA, ha sido el primero en demostrar en mamíferos, que la resistencia espermática de diferentes ovinos al proceso de congelación está determinada por el cambio de tamaño de sus espermatozoides durante la criopreservación. Los resultados de este estudio aparecen publicados en la edición on line de la prestigiosa revista internacional ‘PLOS ONE’, una de las más importantes en el campo de la Biología.
Este estudio, que está financiado por el plan regional de I+D+i de Castilla-La Mancha, dentro del proyecto “Uso de la Morfometría Espermática para Predecir la Congelabilidad del Semen de Ovino Manchego”, cuenta con el profesor de la UCLM José Julián Garde, como investigador responsable, y la colaboración de la Asociación Nacional de Criadores de Ganado Ovino Selecto de Raza Manchega (AGRAMA).
Tras el hallazgo que evidenció la influencia del individuo sobre la resistencia a la congelación de sus espermatozoides, existiendo en todas las especies individuos catalogados como ‘buenos congeladores’ (los que su semen congela muy bien), y ‘malos congeladores’ (los que lo hace muy mal), el esfuerzo de esta investigación ha ido dirigido a identificar qué características del esperma pueden predecir la resistencia del individuo al proceso de congelación. De esta forma, el estudio ha demostrado que la resistencia a este proceso está determinada por los cambios en el tamaño que experimenta la célula espermática, y sugiere, además, que esta resistencia individual a la congelación parece estar regulada genéticamente.
En dicha investigación, llevada a cabo por el grupo del profesor José Julián Garde (UCLM), el del Dr. Manuel Ramón Fernández, del CERSYRA de Valdepeñas, y el de la Dra. Milagros Esteso, del Departamento de Reproducción Animal del INIA, se identificaron tres grupos de individuos en función de los cambios en las dimensiones que adoptaban sus espermatozoides a lo largo del proceso de congelación.
De esta forma, se establecieron tres patrones. El patrón 1, aquellos individuos cuyo tamaño de sus espermatozoides apenas cambió durante el proceso; Aquellos en los que hubo una disminución progresiva del tamaño, constituyendo el patrón 2; y los que siguieron el patrón 3, que se caracterizaron por sufrir una disminución del tamaño de forma brusca y concentrada en la primera fase del proceso. Estos últimos fueron los que mejor resistieron el proceso de congelación espermática, demostrándose, por otro lado, que estos patrones se conservan entre las distintas muestras de un mismo individuo, y que la respuesta a la congelación espermática es una característica propia de cada uno.
Ciencia básica lista para aplicar
Para el desarrollo de este estudio, que fue realizado en la especie ovina, ya que en general se caracteriza por una mala resistencia a la congelación espermática, se emplearon 38 individuos de los que se les obtuvieron varias muestras seminales. En total de determinaron las dimensiones (longitud, anchura, área, perímetro, perfiles…..) de las cabezas de 22.800 células espermáticas en las diferentes fases del proceso de congelación. Una fase que, en palabras del Dr. Manuel Ramón Fernández “nos permitió incrementar nuestro conocimiento sobre las dimensiones de los espermatozoides, así como identificar los factores que han modulado las mismas en las diferentes especies”,-indicó.
Por su parte el profesor Garde manifestó que “este es un ejemplo más de que la ciencia aplicada es un producto de la ciencia básica y que se nutre de la misma. La ciencia aplicada es necesaria para el desarrollo de nuestra sociedad, pero nunca puede, ni debe sustituir los objetivos de la ciencia básica, que tiene una visión más profunda y más a largo plazo”,-dijo.
La aplicación de los resultados obtenidos está siendo muy útil en la actualidad para el diseño de protocolos y de diluyentes de congelación espermática individualizados y adaptados a las peculiaridades de cada individuo, especialmente para los catalogados como ‘malos congeladores’. De esta manera, al conseguirse una mejora importante de la calidad del semen descongelado de estos carneros, se mejora la fertilidad de la inseminación artificial cuando se emplean muestras de los mismos. Hecho que sin duda repercute en la productividad de las explotaciones ganaderas y en la eficacia de los programas de mejora genética.
http://dx.plos.org/10.1371/journal.pone.0059189