Estanislao Z.Navas.- Tal como nos señala don José Jimeno Coronado, al darse cumplimiento al Concordato de 1851 y establecer en Ciudad Real y su provincia el <coto redondo> de las Cuatro Órdenes Militares, el gobierno prometía solemnemente arreglar la iglesia de Santa María para que llenar las exigencias de Catedral, facilitar a la nueva Diócesis Seminario y dar a sus Prelados Palacio Episcopal, para su habitación decorosa y el de las Oficinas eclesiásticas, pero las condiciones críticas de la economía española de la época provocarían el retardo de tales intenciones.
Así pues, en un edificio modesto conocido como Vicaría estuvo alojado el primer Obispo Prior, y cuando fue habilitado un nuevo edificio, estuvo ubicado en la calle de la Azucena número 13, donde también celebraría el Concurso General a Curatos. Sería en 1881 cuando el Prelado se trasladaría a la casa de la calle de Caballeros número 4, donde estuvo durante mucho tiempo la imprenta de Enrique Pérez.
El gobierno cedió la casa del número 5 de la misma calle, conocida como la “Casa de las Oficinas” al haber sido incluida entre los bienes desamortizados -pues procedía de una Memoria pía del Camarín de la Virgen-, habiendo pasado al Estado aunque fue abandonada por ruinosa.
Fue entonces cuando el arquitecto provincial y diocesano don Vicente Hernández Zanón ejecutó los planos y, tras ser aprobados con ligeras modificaciones, prometió tener en cuenta el tiempo de ejecución de la obra, por la Academia de Bellas Artes de San Fernando, la cual fue verificada en subasta el 21 de mayo de 1883, siendo adjudicada al mejor postor don José Joaquín García y Maján, y siendo ocupado el nuevo Palacio episcopal por el Prelado el 12 de septiembre de 1887.
La calle de Caballeros, ante la existencia de las dependencias destinadas a oficinas, era conocidas como la “Calle de las Oficinas”, aunque tras la instauración de la monarquía fuese denominada de Diego Medrano.
La fachada de este edificio religioso es de ladrillo visto con aplicaciones de piedra. encima de la puerta principal y en los balcones aparecen representados los escudos de las cuatro órdenes militares: Calatrava, Santiago, Alcántara y Montesa.
Hace unos años el inmueble fue remodelado, conservándose la noble y severa fachada de ladrillo rojo, además de mantenerse la dignidad interna a la par que se adaptaba a las nuevas necesidades. Dicha restauración supuso la vía de escape necesaria para evitar la especulación urbanística y su derribo por la piqueta, manteniéndose dentro de un escaso patrimonio arquitectónico heredado. A modo de ejemplo cabe recordar, cómo durante la guerra civil se convirtió en la sede del Partido Comunista de España en Ciudad Real, sufriendo igualmente el asalto, al final de la contienda, de las milicias gubernamentales y de la CNT ciudadrealeñas.
Además de constituir la “Casa del Obispo”, este edificio alberga el Museo Diocesano de Ciudad Real, el cual está situado en la planta baja del antiguo Palacio Episcopal, edificio modernista de finales del siglo XIX, en el que se expone la importante muestra de Arte Sacro e Historia de la Diócesis de Ciudad Real.
Para acoger dicha colección, el Museo Diocesano fue habilitado en sus dos amplias salas y patio de sobria factura, donde las sencillas y bellas vidrieras de sus balcones realzan su fábrica modernista. La muestra que se distribuye por estos espacios está constituida por más de cien obras, entre ellos 46 cuadros, 43 esculturas y bajorrelieves, 20 ornamentos litúrgicos (ternos y albas), 8 libros (tres corales y cinco de altar) y un juego de sacras.
De forma más extendida, en el Museo Diocesano de Ciudad Real se podrá contemplar una muestra del patrimonio histórico-artístico diocesano y de obras religiosas prestadas en depósito por particulares o fruto de colaboraciones con diferentes entidades civiles. La exposición de más de un centenar de obras abarca una cronología que se extiende desde el Románico hasta el siglo XX, siendo la distribución de sus dependencias la siguiente:
a) La Primera Sala alberga obras de los siglos XIII al XVIII, destacándose entre otras: las tallas románicas halladas en la ermita del Cristo de Villajos de Campo de Criptana, la espléndida tabla hispano-flamenca de Santa María la Mayor de Alcázar de San Juan, los cantorales del siglo XVI que procedían del Monasterio de Uclés de la antigua Orden de Santiago, amen de obras tales como cuadros, esculturas, bajorrelieves, ornamentos y objetos litúrgicos (ternos, sacras, albas, etc.).
b) La Segunda Sala se encuentra destinada al Barroco, y en ella observamos lienzos como la Inmaculada de Lucas Jordán o el San Jerónimo atribuido a Ribera, o algunas tallas de imaginería pertenecientes a la escuela murciana de Salzillo.
c) Por último, en el Patio, espacio de grandes proporciones, se albergan obras acordes con el mismo, tales como el gran lienzo de la Inmaculada, procedente de la iglesia del Hospicio fundado en el siglo XVIII por el Cardenal Lorenzana, Arzobispo de Toledo; y, por supuesto, los grupos escultóricos de pasos de Semana Santa como el de El Resucitado de Joaquín García Donaire o el impresionante de La Santa Cena, obra de don Faustino San Hérranz.
Finalmente, señalar que en las fechas de Pascua en las que nos hallamos, el Museo Diocesano ha acogido del 13 al 22 de marzo la exposición de Arte Religioso bajo la tutela de la Asociación de Cofradías de Ciudad Real, que constituye la antesala de la Semana Santa de Ciudad Real en este año 2013 y que se ha visto influenciada en su calendario de actividades por la reciente elección del nuevo Pontífice, Francisco I.
[…] Z. Navas.- Como ya se indicaba en el artículo anterior (“La casa del obispo”), ha llegado la Cuaresma y con ello la Semana Santa, quedando presentada en el Museo de Arte […]