Con esa palabra, da entender Martínez Sarrión, en su primer tomo de memorias ‘Infancia y corrupciones’, una extraña condición casi adolescente o casi madura; no sabría yo muy bien definir el estatuto de lo jovenzano, aunque lo intuya. Es decir, habla Sarrión de la estatura civil y biológica de aquellos que son jóvenes pero no tanto. Maduros tal vez, sin llegar a la espiral de agotamiento de cierta adultez adusta y entreverada de pasividad.
Jóvenes maduros, a veces más que maduros. Pero sí, alucinantemente inquietos. Y preparados, como se decía antes, de los jóvenes publicitados y convertidos en JASP. Ya se sabe ‘Jóvenes Aunque Sobradamente Preparados’. Ahora que se cuestiona la edad y se desperdicia su talento y su experiencia, podríamos jugar con el acrónimo y decir AJSP: ‘Adultos Jóvenes y Sobradamente Preparados’.
Viene ello a cuento de la rara y extraña coincidencia de que en 2013 tres sesentones, como Bowie, Batiatto y Clapton den muestras de su vitalidad juvenil, habiendo nacido entre 1945 los dos últimos, y en 1947 el Duque Blanco. Entre ‘Next Day’ de Bowie, el ‘Abréte Sésamo’ de Franco Batiatto y los ‘Calcetines viejos’ de Eric Clapton se escribe una página llamativa de la creatividad que no cesa. Y del mito de la Eterna Juventud. Aunque peinen canas y vistas arrugas.
La genialidad es genial aun apoyada en un bastón
Pero es preciso recordarlo, para que no lo olviden los ‘precipitadamente jóvenes’ y ‘abiertamente inmaduros’.
Qué verdad tan grande y, qué tres fantásticas patas para el banco de la Cultura con mayúsculas. Ahora a esperar que esto se traslade también a todos los ámbitos de la vida.