La Asociación de Periodistas de Ciudad Real (APCR) ha expresado en un comunicado que «vive con preocupación la escalada de despidos que asuela nuestra profesión». Los últimos en producirse han dejado sin empleo a los compañeros de Canal Noticias Continuo (CNC) y El Día de Castilla-La Mancha.
De hecho, este mismo lunes, la edición en papel del diario regional no saldrá a la calle. «Tristemente el actual mapa de medios poco a poco se desdibuja en Ciudad Real, que supone otra herida para la democracia», dice la Asociación. «Son dos los profesionales damnificados en Ciudad Real, 40 en la sede central, víctimas de un modelo productivo actual que se está agotando».
La APCR reclama a los dirigentes políticos de todo signo que «luchen por el mantenimiento de los medios de comunicación, y saquen, de una vez, un modelo de publicidad institucional que sirva para la supervivencia de todos ellos».
«Con el cierre de un medio de comunicación, todos, tanto profesionales como ciudadanos, perdemos un pequeño espacio para poder expresarnos en libertad. Si no se reacciona a tiempo, asistiremos al progresivo deterioro de los que han sido durante décadas los mejores altavoces de la realidad de nuestra provincia», denuncian los periodistas.
La Asociación de Periodistas ha expresado su apoyo a los trabajadores afectados, «destacando la profesionalidad que han demostrado hasta el final, a pesar de los constantes problemas laborales que han sufrido desde hace meses».
¡Tiene huevos! Es decir: de lo que se trata es de seguir trincando de la mamandurria de la «publicidad institucional», que es como se dice finamente lo de subvencionar medios de comunicación, haciéndolos (¿qué duda cabe?) más, mucho más libres. Y luego presumen de ser los adalides de la libertad de expresión… Que la prensa viva de sus lectores, que son los que pagan los periódicos. Y de la publicidad comercial que puedan captar. El modelo del periódico-correa de transmisión de los caciquillos locales ha demostrado su inutilidad: las ratas son las primeras en abandonar el barco, y nadie más rata que los caciquillos locales. Pedir «publicidad institucional» es, en el fondo, apostar por el mismo apolillado sistema, porque los politiquillos locales son, también, caciquillos locales. La mejor ley es la que prohibiera la publicidad institucional. Punto. ¿O es que hace falta la prensa para que comprobemos lo bien que lo hace todo nuestro gobierno?