La incontinencia urinaria (pérdida involuntaria de orina) supone un problema sanitario, social y psicológico, ya que influye en la actividad cotidiana y autoestima del afectado, y reduce su calidad de vida. Se agrava en las personas encamadas o con movilidad reducida, como pueden ser los pacientes ingresados en el hospital o usuarios de residencias de ancianos.
Para mejorar la atención de las personas que lo padecen desde todos los ámbitos, la Dirección de Enfermería del Hospital General ‘La Mancha Centro’ de Alcázar de San Juan (Ciudad Real) organizó durante todo el día de ayer un intenso programa formativo en el que participaron 173 personas -tanto profesionales del hospital, de los centros de salud y dispositivos sociosanitarios del área sanitaria— como cuidadores informales, es decir, familiares de incontinentes.
En concreto, desde las nueve de la mañana hasta las seis de la tarde de ayer jueves se desarrollaron siete talleres teórico-prácticos en el Salón de Actos del Mancha Centro por los que pasaron en su mayoría auxiliares de enfermería y enfermeras, aunque también participaron psicólogos, técnicos de asistencia socio-sanitaria, terapeutas ocupacionales o gerocultores.
Los talleres sobre incontinencia urinaria comenzaron con una parte teórica, en la que los asistentes conocieron los conceptos básicos sobre este problema y los dispositivos existentes para su tratamiento (como los colectores de orina masculina), y una parte práctica en la que cada uno de los inscritos probó su manejo.
Problema sanitario de primer orden
Y es que, según los responsables de Enfermería del Hospital General ‘La Mancha Centro’, de lo que se trataba era de llevar a cabo una estrategia global de formación que llegase a todas las personas que intervienen en los cuidados de las personas afectadas por incontinencia, un problema sanitario de primer orden puesto que la principal causa de las úlceras por presión es la humedad.
En este sentido, iniciar un tratamiento de manos de un profesional sanitario es fundamental para mejorar la calidad de vida del paciente con incontinencia. En concreto, el papel de la enfermería es vital en cuanto asesoramiento y tratamiento adecuado e individualizado. Así mismo, para garantizar el éxito, es importante que la enfermería asuma como reto el formar e informar al cuidador no profesional en tareas básicas con el paciente.