Celia Esther Cámara. Coordinadora del Consejo Territorial de UPyD en Castilla-La Mancha.- Según la ONU una de cada tres mujeres en el mundo es maltratada. En África y Asia, la ablación es una práctica habitual basada en la ancestral creencia de que una mujer que no la tenga hecha, es impura.
Cientos de niñas en Camboya, se encuentran sometidas a esclavitud sexual. Según Amnistía Internacional, la violencia contra mujeres y niñas, es con toda probabilidad, la violación de derechos humanos más habitual y que afecta a un mayor número de personas.
Muchos son los ejemplos de maltrato, abusos, dominio, esclavitud en pleno siglo XXI. El recorrido para intentar equiparar universalmente en derechos al hombre y la mujer, está siendo largo y es labor en la que tanto particulares como Gobiernos han de involucrarse, si queremos conseguir un mundo más justo e igualitario donde la mitad de la población mundial pueda disfrutar de los mismos derechos que la otra mitad.
En otro orden de cosas, los devastadores efectos de la crisis, se han cebado con más intensidad si cabe, en los colectivos más vulnerables, como son las mujeres. En lo concerniente a nuestro país, ostentamos el deshonroso primer puesto en cuanto a paro femenino en la UE de los 27.
En pocos años hemos pasado de legislar en materia de igualdad, al mismo nivel que los países más avanzados de nuestro entorno, a tener una tasa de empleo seis puntos por debajo de la media europea.
El empleo a tiempo parcial femenino actualmente, puede cuadruplicar al de los hombres, lo cual unido a la cultura empresarial compartida por la propia sociedad de que el salario femenino ha de ser inferior al del hombre, al ser considerado como un complemento de éste, son causa determinante de la falsa consideración de esta modalidad de trabajo como una forma de conciliar vida familiar y trabajo.
Tampoco es igualitaria lo forma de acceso a los subsidios por desempleo en el caso de hombres y mujeres, debido a los bajos salarios de éstas y sus bajas cotizaciones a la Seguridad Social.
La crisis no sólo no ha supuesto una mejora en las condiciones laborales de las mujeres, lógicamente y sí en cambio ha empeorado notablemente las de los hombres. Hay que confiar que la tan esperada recuperación económica, venga acompañada de cambios que faciliten la convivencia en igualdad de derechos entre hombres y mujeres.
“Dejad que la mujer se manifieste como es, para conocerla y para juzgarla; respetad su derecho como ser humano”. Clara Campoamor.