Perdidos

Días pasados, en el debate parlamentario del Estado de la Nación, Mariano Rajoy a lo largo de su intervención olvidó el nombre y el apellido de Luís Bárcenas. El otrora poderoso ex gerente y, más poderoso aún, ex tesorero, no figuraba en los papeles de Rajoy, ni en los archivos de la memoria oral y escrita, del Presidente del Gobierno y Presidente del Partido. Partido Popular gerenciado  y controlado contablemente, en un tiempo, por el hombre olvidado por el Presidente, por el hombre de nombre impronunciable o de nombre atragantable.

Algo parecido, con la desmemoria del pasado, le ocurrió a la Vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría, en la semanal sesión de control al Gobierno, al referirse al innombrable Bárcenas como ‘Ese Señor’. ‘Ese Señor’,  cual letra propia de cantable de copla española que traza la historia de profundos desamores y de largos desencuentros. ‘Ese Señor’, sin nombre ni apellidos, escondido en una cuenta en clave en el suizo Dresden Bank; también escondido, para más inri, tras una X enorme. Como ocurriera en el caso de los GAL en los años noventa. Una X enorme y singularizada, que obsesionara entonces, al juez instructor Baltasar Garzón; hoy, tan desaparecido como Luís Bárcenas, o tal vez, convertido ya en una Y a secas. Que es la posición propia del hombre clavado en un árbol en sacrificio de sus pecados.

Demostrando esas desapariciones y esas pérdidas súbitas de memoria, que el mejor reconocimiento de lo que no se quiere conocer, es primero olvidar su nombre, y luego, borrar sus pistas y señales. Como parece que ha hecho la web de la Casa Real con el Duque de Palma (aún lo es, aunque sea consorte y empalmado), Iñaki Urdangarín. Primero suprimió el perfil del imputado en el caso ‘Noos’,  en el organigrama de la página de la Casa Real; luego fue suprimida su estatua de cera, del Museo de lo mismo; más tarde se retiró su nombre de la Rambla palmesana y ahora se está intentando impedir cualquier vínculo online con la figura del duque de Palma. Aunque haya trabajo para largo, dadas las múltiples presencias del imputado en consejos y asesorías: desde Telefónica a Motopress, desde Altadis a Mixta África, desde Pernod Ricard a Seeliger y Condé, desde Lagardère a Aceros Bergara o  Havas Sports. Aunque haya trabajo borrando las pitas del ex duque. Como si no existiera, o como si no hubiera existido. Como si fuera un fantasma irreal. O un mal sueño.