@eusebiogarcia.- Los Alpes Japoneses son la morada del macaco de cara roja o saru, un simio nipón capaz de soportar temperaturas de hasta 20 grados bajo cero en invierno. Gracias a su densa piel y a un lanoso manto de pelo, estos monos pueden protegerse del hostil entorno que habitan.
La cadena montañosa alpina fue erigida por volcanes, algunos de ellos aún activos. En una región llamada el Valle del Infierno y gracias al calor proveniente del interior de la tierra, los macacos sobrellevan el crudo invierno remojándose en lagunas termales. En estos balnearios naturales el agua alcanza los 41 grados centígrados. Pero no todos los miembros de la manada tienen acceso a la zona de baño. Tan sólo algunos machos, las hembras de mayor rango y sus crías tienen el privilegio de calentarse en las vaporosas piscinas rocosas. Los individuos de menor categoría se quedan pasando frío, tiesos como estacas, contemplando, con la mirada lánguida del miserable, a los afortunados.
Los 60 grados que separan la temperatura del agua caliente de los gélidos alrededores pueden suponer la diferencia entre la vida y la muerte. Ni siquiera esto conmueve a los que gozan del privilegio termal. Habría calor suficiente para todos pero, así de cruel -así de humana-, es la sociedad del macaco de cara roja.
Hola Eusebio: Tus últimos artículos sobre etología me ayudan a comprenderme a mí y a mis congéneres. Un saludo.