El hospital del cardenal

Estanislao Z.Navas.- Hace ya unos años los que conocemos Ciudad Real cuando aún “la mili” era el servicio militar obligatorio, los chiquillos que jugábamos en la plaza (de España), en su arena, contemplábamos cómo hacían guardia los soldados en la puerta del Cuartel de Artillería, donde había unas garitas en su entrada.

Recuperando lo pasadoLa profesionalización de “la mili” trajo como consecuencia la no necesidad de un regimiento (trasladado a finales de la década de los ochenta) en esta ciudad, y como consecuencia la piqueta hizo su trabajo: desapareció el Regimiento de Artillería y, por ende, enfrente del mismo las antiguas oficinas de la “Caja de Reclutas” (antiguos Centro Provincial de Reclutamiento y Zona de Movilización). Las reformas realizadas en estos solares trajeron como consecuencia la erección del nuevo eficio sede del Rectorado de la Universidad de Castilla-La Mancha –y del entorno perteneciente a la actual Plaza de España, que salvo la fuente central, poco más queda de la de unos años atrás-, instalado en la década de los noventa y que junto al AVE, impulsó la llegada de una mayor migración de estudiantes a la capital en detrimento de poblaciones más lejanas. En los últimos años, en parte del solar perteneciente a la “Caja de Reclutas” se erigió un nuevo edificio más acorde con los tiempos que corren, y también como consecuencia de la cesión de parte de estos terrenos para la futura zona de protección y de esparcimiento que se unirá a la Puerta de Toledo.

Todo lo descrito, no obstante, tiene una historia menos reciente, pues el Regimiento de Artillería tiene sus orígenes en un edificio del siglo XVIII conocido como Hospicio-Cuartel de la Misericordia, mandado construir por el  cardenal- arzobispo de Toledo Lorenzana en 1784.

hospitalcardenal02 De la villa conocida en época musulmana como Dar Albacar o “cercado o herradero de vacas” –según expresa el académico don Inocente Hervás y Buendía- era vecino don Luis Tamayo, persona de una estimable relevancia cultural y de fortuna, pues a raíz de su legado testamentario, el Cardenal Lorenzana encontró la oportunidad que necesitaba para sufragar el proyecto de una casa de caridad que necesitaba Ciudad Real a finales del siglo XVIII. Nacía así la Real Casa de Caridad, que en documentos posteriores adoptaría la denominación de Casa Cuna Hospicio con sus propias Ordenanzas.

El proyecto promovido por el Cardenal Lorenzana y proyectado por el arquitecto don Eugenio López Durán, vio la luz como edificio en 1788, iniciando desde ese momento su actividad como institución benéfica para la formación laboral y atención sanitaria y caritativa a los necesitados. Quedaba inaugurada pues, celebrando el santo sacrificio de la misa en una de sus salas, por hallarse la iglesia sin concluir. Aún mayor impulso cogió esta institución cuando el propio monarca Carlos III, por R. O.de 20 de junio de ese mismo año, dotó a este Hospicio con cinco mil ducados, abonados del fondo de vacantes del Arcedianato de Toledo y de la Sacristía Mayor de Calatrava. En 21 de Agosto de 1796 mandó S.M. que del Fondo beneficial del Arzobispado de Toledo se le abonarían treinta mil reales y el Ayuntamiento de esta ciudad le consignó dos mil ducados en el fondo del Pósito y le dio la propiedad de los Pozos de la Nieve de Santa María. No obstante estas rentas, fue siempre pobre y azarosa la vida de esta institución; porque el Tribunal de las Órdenes Militares se negó en todo tiempo a reconocer esta obligación, la Contaduría de Expolios y Vacantes regateaba la entrega de fondos, viéndose únicamente al Fondo beneficial abonar lo que le estaba fijado para su sostenimiento con regularidad.

De este modo hubo de subsistir hasta que fue creado el nuevo Hospicio Provincial de San Francisco. A la entrada de las tropas francesas en esta ciudad al mando de Sebastiani el lunes santo de 1809 los asilados fueron reducidos a un Cuerpo del edificio, convirtiendo el otro en cuartel, sirviéndole también de fuerte.

Desde ese momento fue alojamiento de muy diversas unidades militares, y antes de finalizar el siglo XIX la calle pasaría a denominarse Espartero, en honor del citado Capitán General del Ejército, entre otros honores.

hospitacardenal01En plena Guerra de la Independencia, un destacamento galo se hizo fuerte en el ya Cuartel de la Misericordia, el 27 de marzo de 1809, fortificando todo el entorno del cuartel –compuesto por huertas y campos- mediante la construcción de torreones, fosos, rastrillos, etc. Sin embargo, el 20 de mayo, en Ciudad Real aparece la patrulla del guerrillero Ventura Giménez con 300 hombres a caballo, que acamparían en la era del Cerrillo o del Cristo. Tal y como nos cuenta José Golderos Vicario, “…al día siguiente, instó (Ventura Giménez) al comandante francés a la rendición. Este ni siquiera contestó al guerrillero. Entonces Ventura mandó construir un parapeto de madera con ruedas para acercarse a derribar los parapetos y defensas del Cuartel de la Misericordia, instalándolo en la plaza de Muñoz; pero un disparo de un centinela francés mató al constructor del artilugio situado en la calle de Delgado (Rosa), esquina a Toledo. Enterado del hecho Ventura Giménez, decidió asaltar la fortaleza y degollar a la guarnición; pero la llegada de un contingente militar desde Almagro le hizo desistir de ello. Este fue el único hecho de cierta importancia que se produjo durante toda la guerra contra los franceses en Ciudad Real, independientemente del desastre de la Atalaya, de El Emperador y de Puente Nolaya, donde fue sacrificada inútilmente la Infantería española. Así, las avanzadillas galas entraban en la ciudad el mismo día 27 por diversas calles, disparando sus carabinas, produciéndose las primeras víctimas: dos hermanos panaderos son asesinados junto a la iglesia de Santiago; caen igualmente acribillados el sastre Montero y el sargento de milicias retirado Manzanares, un tal Domingo Velázquez y un anciano, cerca del mismo hospicio.”

El Cuartel de la Misericordia presenció la sublevación a cargo del Primero Ligero de Artillería, de guarnición en Ciudad Real. El Ejército no aceptaba el pronunciamiento del general Primo de Rivera, y varios altos mandos militares se organizaron para oponerse al dictador. Entre ellos, aparecían en un comité el coronel Segundo García, el capitán general del Ejército Valeriano Weyler y el teniente general ciudarrealeño Francisco Aguilera, que consideraba mancillado el honor militar por el establecimiento de una dictadura. Estos protagonizaron un intento de levantamiento, conocido como «sanjuanada», previsto para el 26 de junio de 1926, que fracasó antes de comenzar por ser detenidos sus promotores.

Nuevamente, José Golderos nos describe un nuevo episodio levantisco:

“A toda esta situación habría que añadir el conflicto artillero, que estalló al aprobar el Consejo de Ministros, el 9 de junio de 1926, un Real Decreto, por el que se prohibía permutar los ascensos por recompensas, que cayó como «un obús de baterías enemigas en el cuerpo de Artillería». Un nuevo levantamiento militar se gestó: se llevaría a cabo el 29 de enero de 1929. De la cantidad de Regimientos de todas las Armas, que se decían hallarse comprometidos, el único en levantarse fue el Primer Regimiento de Artillería Ligera de guarnición en Ciudad Real. En la madrugada invernal del día 29, a las seis y media de la mañana, las fuerzas del Regimiento, con sus jefes y oficiales a la cabeza, tomaron la ciudad y sus contornos. Se adueñaron los sublevados de la capital sin derramamiento de sangre, pero diversos incidentes demostraron después que los soldados estaban dispuestos a todo, como se hizo patente en la toma del cuartel de la Guardia Civil. Hubo también algún violento roce entre el teniente Warteta y los guadias civiles que custodiaban el Banco de España, al negarse los de la Benemérita a entregar sus armas. Un alto mando de la Guardia Civil, de nombre Ochotorena, fue arrestado en las dependencias del Regimineto artillero por negarse a entregar el cuartel. Fueron tomadas las estaciones ferroviarias de Miguelturra y Fernancaballero. Por cierto que, al intentar tomar la casa-cuartel de la Guardia Civil de la primera de estas poblaciones, los números allí destacados, al frente de su sargento, se negaron rotundamente a entregar el cuartel y sus armas. Este asunto fue luego muy sonado, siendo difundido por todo el país, y los guardias condecorados. Los artilleros se dieron cuenta del fracaso del movimiento sobre las cinco de la tarde, cuando unos aeroplanos militares volaron sobre la ciudad, dejando caer unas proclamas incitándoles a la rendición. Las tropas, a la vista de los acontecimientos y las noticias llegadas del resto de España, se replegaron a su cuartel a la espera de las fuerzas procedentes de Madrid, cuyo objetivo era «liberar Ciudad Real». El movimiento militar tuvo una enorme repercusión nacional, y Ciudad Real estuvo presente en toda la prensa durante cierto tiempo. Sabemos que la ciudad se limitó, con curiosidad, a ver qué pasaba, pues todo el mundo se echó a la calle a ver las idas y venidas de los artilleros. El 1º Ligero de Artillería fue disuelto, dejando a la ciudad sin guarnición. Hubo cuatro condenas a pena capital por sedición militar y otras fuertes condenas de reclusión; pero no se cumplieron, ya que al tomar posesión, justo un año después, el Gobierno presidido por el general Dámaso Berenguer, comenzó el periodo conocido como «dictablandá». La capital tendría más tarde una nueva guarnición: el Batallón de Cazadores de Barbastro n.° 4.”hospitalcardenal03

Igual destino le cupo en la Guerra Civil. Posteriormente se han hecho en él obras de importancia, siendo uno de los buenos cuarteles de España.- Las Tahonas, que se construyeron para la elaboración de pan para el Hospicio, convertidas en cuartel por los franceses y reedificadas por el Ayuntamiento, tienen este destino con el nombre de Cuartelillo.

Hasta 1989 fue Cuartel de Artillería, y tras su traslado, comenzó el proceso de construcción del Rectorado. Cedido al Ayuntamiento de Ciudad real en 1995, éste lo entregará a la Universidad de Castilla-La Mancha quien lo rehabilitará para sede del Rectorado, siendo ésta desde 1999.

Las obras de rehabilitación han sido proyectadas y dirigidas por los arquitectos Ricardo López Rego y Diego Peris Sánchez y los arquitectos técnicos José Manuel González Fernández y José Manuel González Fernández y José Antonio Moreno Franco, habiendo sido inauguradas en junio en 1998.

Su fachada principal está construida con ladrillo visto. El zócalo está recrecido de huecos, y con imposta y cornisa de sillares. Por encima de la puerta principal que se halla balconada se observa su remate con frontón triangular en el que aparecen escudos en piedra del Rey Carlos III con su Toisón de Oro.

De su interior destacan principales sus dos extraordinarios claustros, encontrándose en uno de los mismos uno de los vestigios aún existentes del pasado judeoconverso de Ciudad Real: la puerta de la Judería que fue hallada en 1991.

Hoy continúa siendo la sede del Rectorado de la Universidad de Castilla-La Mancha.

Por último, no me queda más que agradecer la documentación e información halladas en autores como don Inocente Hervás y Buendía, don José Golderos Vicario, entre otros.

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