No es casualidad que una revista dedicada a la indagatoria del libro que viene, o si se quiere del viaje que va del libro analógico al libro digital, se llame de tal suerte y manera Guía de perplejos. Tal vez en honor del título homónimo del pensador Maimónides, que analizaba otras transformaciones del siglo XII.
Y ¿Qué no se podría enunciar y subrayar de la prensa digital? Viene todo ello a cuento merced a las derivas y sensaciones de los medios digitales todos: redes sociales, blogs personales, chat colectivos y prensa digital. Donde los modelos al uso difieren de los cauces vigentes hasta ayer, y se produce una sobre-excitación de la participación ciudadana, una ebriedad de la interactuación y de la importancia de llamarse Ernesto. Como el papel ha muerto y ya no quedará rastro tangible y palpable de lo escrito, todo parece estar permitido por parte de todos y para todos.
Hasta ayer los medios eran, generalmente, verticales como los antiguos sindicatos franquistas. Hoy ya los medios digitales citados, no es que sean horizontales, sino que admiten cualquier dirección disponible: arriba, abajo, derecha, izquierda, delante y detrás.
Frente a la lectura tradicional de verticalidad y jerarquía, hemos pasado al abismo de la horizontalidad de saberes y a la igualdad de las opiniones. Habiendo dejado por medio, las nieves del Nuevo Periodismo brillante y heterodoxo a la ‘Tom Wolfe o a la Umbral’, hemos alcanzado las más altas cimas de una comunicación paradójica. Cuyo valor pesa más por la velocidad que por la sabiduría.
Antes uno leía la columna sabia e instructiva, como el que se asoma a un pozo de sabiduría y sale refrescado de la experiencia. Ahora no hay tal pozo único de una opinión única, y todo se asemeja a una red subterránea de galerías, donde es fácil perderse. Y confundir los conejos con los hurones. O los consejos con los humores.
«Donde los modelos al uso difieren de los cauces vigentes hasta ayer, y se produce una sobre-excitación de la participación ciudadana, una ebriedad de la interactuación y de la importancia de llamarse Ernesto. Como el papel ha muerto y ya no quedará rastro tangible y palpable de lo escrito, todo parece estar permitido por parte de todos y para todos»
cHAPÓ,señor Rivero.
«Horizontalidad de saberes e igualdad de opiniones» yo diría más bien, respetando la jerarquía y mayor sabiduría del articulista, verticalidad de saberes e igualdad de opiniones. Verticalidad, porque el que publica un artículo,léase, Rivero, Valero, Robles.., se encuentran siempre en un grado superior, intitulan y se esfuerzan en poner en negro lo que antes se encontraba blanco inmaculado, y los lectores vamos a remolque del que firma una columna, nos situamos en un grado muy inferior. Y así debe ser.Y sí, igualdad de opiniones, a veces cargadas de vitriolo, adrenalina y mucha testosterona, como una suerte de rebelión de las masas. Sin embargo, de esa igualdad que se le confiere a ese lector en algunos digitales afloran verdades e informaciones de gran valor.La gente de la calle también tiene sus fuentes, sus conocimientos de primera mano y , frecuentemente, con todo eso se hace un cóctel y salen asertos muy esclarecedores.
Yo también prefiero la contraportada de un diario tradicional con un artículo del desaparecido Umbral y entiendo su malestar tan bien como entendía esos ataques de elitismo del gran Larra.
No todo es malo, empero. Junto a comentaristas que escriben BIBA hay otros con bastante sentido común y del humor.
Pero de lo que estoy seguro es de que ninguno quiere un cuarto de hora de gloria, no valoran la importancia de llamarse Ernesto, solo pretenden aportar opiniones. Ninguno pretende emular a Wilde, ni a Rivero.
Ernesto, como nombre verdadero o como ‘boutade’
Como en la deliciosa comedia de Wilde, el artista de las paradojas ( ninguno de los simpáticos amigos, hermanos según se descubre al final de la obra, se llamaba Ernesto) yo tampoco me llamo Ernesto. Lo que evidencia que no deseo el cuarto de hora de gloria. Tampoco soy cobarde, pese a esconderme bajo un nombre supuesto. Supongo que la timidez es la causa.
Ernesto, como nombre verdadero o como ‘boutade’ de mis perplejidades, no pretendo deslegitimar a lectores legitimados, bien legitimados y muy legitimados por la paciencia de la lectura recíproca.
Solo enunciaba, en ese billete, el paisaje que nos ofrecen hoy los nuevos medios digitales y abiertos a cualquier dirección. Yo llevo años produciendo una colaboración semanal en soporte papel. A la que denominé, justamente en un gesto abierto, como ‘Doble dirección’, para contraponer al rigorismo dominante de ‘Dirección única’ o ‘Pensamiento único’. Como contara Benjamin en su ‘Einbahnstrasse’.
Y hoy ya la doble dirección baqueteada, se nos muestra como una vía insuficiente, y por ello habría que hablar de ‘Multidirección’ y de multipolaridad. De aquí las contraposciones de vertical y horizontal.
Paisaje digital que, obviamente, no es sólo el de una nueva instrumentalidad de escritura-respueta-rebote,o del perpetuo ‘me gusta’ o ‘comparto’; sino el de una nueva conceptualidad que aún no hemos llegadoa entender y captar.
Y sobre todo el de una velocidad tan rápida, que nos lleva a desaparecer sin saberlo. Un poco, como cuenta Paul Virilio.
Bueno, pues habrá que concluir que un buen artículo siempre se presta a múltiples interpretaciones.