Expertos del Hospital de Tomelloso aseguran que reducir un 10% el sobrepeso mejora los problemas metabólicos asociados

Reducir al menos un 10% del peso inicial en personas adultas con obesidad, mejora los problemas asociados al sobrepeso.

Así lo recomienda la experta en Nutrición y Dietética del Hospital General de Tomelloso, María Cobo, quien asegura que “más de la mitad” de las personas en edad adulta con obesidad que acuden a consulta en el centro padecen patologías vinculadas al sobrepeso que pueden derivar en diabetes o enfermedades cardiovasculares.

Es lo que se conoce como síndrome metabólico, que implica una asociación de patologías que pueden aparecer de forma simultánea o secuencial en una misma persona, causados por la combinación de factores genéticos y ambientales, y asociados al estilo de vida.

Una persona tiene síndrome metabólico cuando posee tres o más factores de riesgo: circunferencia de cintura excesiva, triglicéridos elevados, colesterol, hipertensión o alteraciones en los niveles de glucosa.

Factores que pueden derivar en otras patologías y que cada vez afecta vez a más personas, sobre todo a adultos, tanto hombres como mujeres,  mayores de 45 años, “aunque en los últimos años se ha detectado un aumento de jóvenes a los que se les asocia este síndrome, fomentado sobre todo por estilos de vida poco saludables”, explica la especialista en Nutrición y Dietética del Hospital de Tomelloso, María Cobo.

En términos absolutos, del total de pacientes que acuden a consulta, un 90% presenta problemas de obesidad. No obstante, estos problemas deben ser diagnosticados por un especialista que determinará las necesidades dietéticas que tiene cada paciente.

Es importante tener en cuenta que “todos los pacientes que acuden a la consulta son derivados por un endocrino”, que le ha evaluado previamente y ha estimado la necesidad de  mantener una dieta pautada con un seguimiento continúo. “Por eso es imprescindible que haya un diagnóstico médico, ya que la mayoría presenta problemas asociados a la obesidad que hay que tratar de forma individualizada”, explica la nutricionista María Cobo.

Diagnóstico y tratamiento

Se estima que se puede establecer su diagnóstico cuando se presenten de manera conjunta diabetes, dislipidemia (alteración del perfil lipídico), hipertensión arterial, obesidad, principalmente abdominal y un incremento de las concentraciones de ácido úrico.

En la práctica, cuando un paciente presenta al menos tres de los estos factores, ya se puede diagnosticar la existencia del síndrome, que provoca un mayor riesgo de sufrir un ataque cardíaco, una enfermedad arterial coronaria o enfermedad cerebrovascular y cuyo tratamiento se basa especialmente en la prevención y en mejorar los hábitos de vida.

El único tratamiento consiste en “abordar las distintas enfermedades subyacentes y estar siempre bajo la supervisión de un médico recibiendo los cuidados adecuados, por lo que la prevención juega un papel fundamental”, explica la especialista en Nutrición.

Prevención

Para prevenir la obesidad y que ésta derive en problemas asociados al exceso de peso se suele recomendar un cambio de estilo de vida a las personas que lo padecen.

La pérdida de peso en una persona obesa tiene una importancia fundamental y diversos estudios han demostrado que incluso una reducción del 10% del peso está asociada a una mejoría significativa en la hipertensión, dislipemia y niveles de glucosa, asegura la nutricionista María Cobo.

A todos aquellos pacientes que acuden a la consulta del Hospital de Tomelloso “les aconsejo una baja ingesta de grasas saturadas, grasas trans y colesterol, así como una reducción en la ingesta de azúcares simples”.

A la vez, añade, que se debe aumentar el consumo de frutas y vegetales, evitar los dulces y golosinas y sobre todo, es fundamental que aquellos pacientes que fuman, dejen el tabaco, así  como se debe reducir el consumo de bebidas alcohólicas, concluye la especialista en Nutrición y Dietética.

A una dieta sana hay que añadir, además, la práctica de ejercicio físico aeróbico, de forma regular, sobre todo caminar, siempre que no existan complicaciones mayores que lo desaconsejen.

El ejercicio es fundamental para mejorar todos los componentes de este síndrome, además de contribuir de manera importante a la pérdida de peso.

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