Trabajo forzado

Francisco Navarro. Secretario de Educación de la Ejecutiva Provincial PSOE de Ciudad Real.- El día 14 de enero empezaron a trabajar 1.155 maestros en los colegios de Castilla-La Mancha. Es un trabajo que deberán realizar de manera gratuita y por el que únicamente recibirán “puntos” para las oposiciones. La excusa que el consejero del ramo, Marcial Marín, ha usado para obligarles a este trabajo forzado es la de que así adquirirán experiencia en el aula antes de convertirse en funcionarios docentes.

Parece ignorar el consejero que estos maestros ya han hecho prácticas en colegios durante su carrera y que la mayoría de ellos ha trabajado como interinos, por lo que su experiencia en el aula está más que acreditada.

Como en tantas otras cosas, también en ésta el PP nos está retrotrayendo a situaciones pasadas que jamás creímos que nosotros o nuestros hijos volveríamos a vivir. Porque este gobierno de Cospedal no está inventando nada, se está limitando a reintroducir prácticas laborales decimonónicas que los avances sociales y las luchas obreras pensaban haber desterrado definitivamente al baúl de las infamias de la historia.

Lo que han recuperado Cospedal y Marín es una vieja práctica llamada “meritoriaje”, descrita y escarnecida ya por los intelectuales con sensibilidad social del siglo XIX y XX, como el escritor Arturo Barea. Es lo que tienen estos modernos economistas ultraliberales, que aplican una y otra vez las fórmulas de sus tatarabuelos porque, en realidad, el pensamiento económico de la derecha no se ha modificado en 200 años.

El meritoriaje estuvo muy extendido en los bancos. El “meritorio” se prestaba a trabajar gratuitamente, por supuesto, siempre de manera “voluntaria” a cambio de hacer “méritos” con la esperanza de alcanzar un trabajo fijo. Claro está que esa esperanza era defraudada en la inmensa mayoría de las ocasiones. Como denunciaba Barea, solamente 1 de cada 10 meritorios de los que esperaban ser contratados acababa consiguiendo el puesto. Pero mientras tanto los bancos se aseguraban un ejército de mano de obra gratuita, eso sí, “voluntaria”, pues el meritoriaje era la única forma de acceder a un puesto de trabajo estable en aquella época, si es que no se tenía un poderoso padrino o se era hijo de un potentado, en cuyo caso se tenía asegurado un generoso “enchufe”.

La situación descrita es exactamente en la que se encuentran los maestros y profesores que hoy quieran acceder a la función pública bajo la administración de Cospedal y Marín. Un trabajo forzado que se disfraza de voluntariedad, pero que el opositor no tiene más remedio que desempeñar si no quiere quedarse atrás en la carrera de “méritos” que está implicada en las oposiciones. Y, como antaño, la inmensa mayoría de ellos dará su trabajo a cambio de nada, pues con apenas 200 plazas convocadas, los casi 1200 meritorios, que además deberán competir con otro miles de opositores, están condenados al paro.

Por eso resulta penoso tener que escuchar al consejero que la oferta de prácticas no remuneradas ha sido un éxito porque ha existido una gran demanda que demuestra que no se ha forzado a nadie a realizarlas. Siguiendo esa absurda lógica según la cual se acepta voluntariamente todo aquello que no se está en condiciones de rechazar, se podría afirmar que los españoles están deseando realizar trabajos precarios y mal remunerados, ya que la mayoría de ellos trabaja en esas condiciones, y lo hace voluntariamente. Son afirmaciones que únicamente se pueden entender desde la total ausencia de empatía y como una burla cruel hacia los opositores y hacia el conjunto de los ciudadanos.

Pero, sobre todo, esta práctica supone un peligroso precedente que amenaza con extenderse a la totalidad del mundo laboral. Tras hacerlo el Gobierno de Cospedal, ¿cuánto tardarán las empresas privadas en exigir un meritoriaje a quienes aspiren a incorporarse a sus plantillas? ¿El futuro de nuestros hijos, a pesar de ser la generación mejor preparada de la historia de nuestro país, será el de trabajar como aprendices no remunerados para “demostrar” que son dignos de un salario? Este, ciertamente, parece ser el futuro que nos está preparando el PP.

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